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Buenos Aires
Maristella Svampa, socióloga, escritora e investigadora

No hay dudas que el modelo de globalización que conocimos se agotó, pero todavía no está dicho hacia donde nos dirigimos. Si nos encaminamos hacia una globalización desigual (con un neoliberalismo de baja intensidad) y más autoritaria (con regímenes de extrema derecha, profundamente xenofóbicos y nacionalistas), o construimos una globalización democrática, solidaria y sustentable, tanto desde el punto de vista social como ambiental.

De Maristella Svampa

Maristella Svampa © Maristella Svampa

¿Qué simboliza para usted su propia situación actual o la situación actual en su país (objeto, momento del día, metáfora, situación típica, imagen, etc.)?

Una imagen que grafica la situación actual es la de la encrucijada civilizatoria, que abarca lo sanitario y lo económico, pero que tiene como trasfondo la globalización económica y la devastación ambiental. Nunca pensamos que el “freno de emergencia” del que hablaba Walter Benjamin, vendría desde el lado sanitario. Pero lo cierto es que la encrucijada civilizatoria puso en agenda grandes debates societales; cómo pensar la globalización de aquí en más, cómo reducir las desigualdades, qué Estado necesitamos para la construcción de lo común.  Aun así, las causas socioambientales de la pandemia aparecen muy poco en la agenda pública; ocultas tras un discurso de guerra, que coloca al virus como un “enemigo invisible”, cuando en realidad éste es un síntoma, y no la causa, que reenvía a la globalización y la devastación ambiental que estamos viviendo.

¿Cuáles son, en su opinión, las consecuencias a largo plazo de la crisis (sociales, de la sociedad civil, sistémicas, etc.)?

Estamos viviendo un proceso cuyo desenlace es todavía incierto, aún si sabemos que dejará huellas profundas en la sociedad. No hay dudas que el modelo de globalización que conocimos se agotó, pero todavía no está dicho hacia donde nos dirigimos. Si nos encaminamos hacia una globalización desigual (con un neoliberalismo de baja intensidad) y más autoritaria (con regímenes de extrema derecha, profundamente xenofóbicos y nacionalistas), o construimos una globalización democrática, solidaria y sustentable, tanto desde el punto de vista social como ambiental.

¿Qué le da esperanza?

Viví la gran crisis de 2001 en Argentina y aprendí que todas las grandes crisis producen demandas muy ambivalentes en la gente: demandas de solidaridad, de transformación y cambio, pero también de orden y de retorno a la normalidad. En el comienzo, hay un fabuloso proceso de liberación cognitiva, nos instalamos ante un portal que desnaturaliza aquello que estaba naturalizado y vuelve posible aquello que ayer era visto como imposible. Así, hoy estamos en un escenario dónde el cambio y la transformación radical tienen todavía un lugar importante. Es posible apostar al cuidado y pensar el Estado como agente de redistribución. Podemos debatir sobre una Renta Básica y el impuesto a las grandes fortunas. Nos animamos a afirmar que, pese a lo horroroso de la pandemia, el retorno a la normalidad es una falsa solución; que volver al crecimiento económico, tal como lo conocíamos, no es una salida. En esa línea, creo que es el momento de un Gran pacto Ecosocial y económico, esto es, un Green New Deal, no solo desde el punto de vista económico y social, sino también ecológico.

Pero necesitamos forjar consensos sociales y multiescalares para definir el rumbo de la crisis, antes de que se cierre el portal del cambio y se instale la demanda de normalidad, con un fuerte efecto de clausura cognitiva. Y no lo dudo, ese cierre potenciaría más los autoritarismos y desigualdades, de la mano de regímenes nacionalistas, negacionistas y de corte xenofóbicos, tanto en el Norte como en el Sur. Esa salida que pregona “el retorno a la normalidad” nos instalaría en el camino del colapso global y ecosistémico.
 

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