Urbanismo táctico
Hacia una reconfiguración de las ciudades

¡En esta calla hay un bosque que no le pertenece al centro comercial!. Parque Gomm, Curitiba.
¡En esta calla hay un bosque que no le pertenece al centro comercial!. Parque Gomm, Curitiba. | Foto (detalle): Divulgação / Foto de prensa

En varias ciudades brasileñas hay cada vez más surgen movimientos que critican la planificación urbana oficial. Estas iniciativas combinan la acción comunitaria, la conciencia civil y la cultura en la búsqueda de espacios urbanos más agradables.

“La libertad en la ciudad es mucho más que un derecho de acceso a lo que ya existe. Es el derecho de cambiar la ciudad según el deseo de nuestros corazones”. Esta frase del geógrafo y urbanista inglés David Harvey parece guiar a las varias iniciativas urbanas de grupos de todo el Brasil que, de forma similar a lo que viene sucediendo desde hace tiempo en otras ciudades del mundo, desean dar a sus ciudades características con las que se pueden identificar. El llamado “urbanismo táctico” ha emergido con vigor en São Paulo, pero actualmente se extiende por otras ciudades brasileñas. “Sobre todo en São Paulo, la falta de un entorno urbano de calidad hace que estas acciones sea la única esperanza de convertir espacios inhóspitos en espacios posibles”, dice Renato Cymbalista, profesor de arquitectura en la Universidad de São Paulo y presidente del Instituto Póvlis. Cymbalista menciona como ejemplo el proyecto La batata te necesita, una acción comunitaria que devolvió la vida al Largo do Batata, un espacio público hasta entonces prácticamente abandonado por la administración pública.

En Curitiba, la articulación de grupos sociales muy distintos dio lugar al surgimiento de la Praça de Bolso do Ciclista en pleno centro histórico de la ciudad. La ciudad donó el terreno y lo preparó para la construcción. El resto se hizo a cabo a partir de la colaboración y el esfuerzo de la comunidad . “Creamos un grupo de trabajo para darle un mejor uso a ese trozo de ciudad. A lo largo de medio año de trabajo de trabajo, muchas personas aportaron sus conocimientos y habilidades”, cuenta el biólogo Diogo Coneglian, quien contribuyó a la creación de sistemas urbanos más sostenibles desde el concepto de la bioconstrucción. La plaza ha atraído a nuevos visitantes a esta región central de la ciudad, que hasta entonces estaba altamente marginada, así como la apertura de bares, restaurantes y galerías. “Surgieron muchas conexiones que a su vez dieron pie a la creación de nuevas y poderosas iniciativas. Creo que este es un modelo de desarrollo que va a conducir a una realidad más humana”, sostiene Coneglian.

Poda, color y flores nuevas

En el espíritu de esta acción surgieron en silencio otras, a lo largo de toda la ciudad. Después de recibir la noticia de que deberían abandonar el espacio que ocupaban hasta entonces, los miembros de la Cia. dos Palhaços, un grupo de circo, teatro y música, no pudo participar en la edición del Festival de Curitiba de marzo de este año. Los miembros de la compañía salieron entonces en busca de un nuevo espacio propio y, en poco tiempo encontraron un viejo almacén frente a una plaza con apariencia de abandono cerca del centro de la ciudad. Con medios propios decidieron comenzar con la revitalización de la zona pública. Con un poco de poda, pintura y flores nueva, la plaza pronto se convirtió en el escenario del “Cabaré dos Palhaços na Praça” (“Cabaret de los payasos da la plaza”), que tuvo lugar paralelamente al Festival .

La mejora despertó la curiosidad de los habitantes de los alrededores . Una vecina traía pastel, otro vecino nos prestó una manguera, alguien donó una lata de pintura. A algunos, por supuesto, todo esto les parecía sospechoso, pero al final la aprobación fue general”, dice Nathália Luiz, integrante de la compañía junto con Felipe Ternes y Eliezer Vander Brock. Hoy en día, la plaza ha retomado su destino inicial : los niños juegan, la gente se toma un mate, las familias y los espectadores asisten a las presentaciones de la compañía.

Para Renato Cymbalista, este tipo de intervenciones menores a menudo pasan desapercibidas y, sin embargo, son muy relevantes. “Estamos acostumbrados a la idea del urbanismo como el trabajo en grandes espacios abiertos. Las intervenciones puntuales muestran que la forma en que un grupo cada vez mayor de la sociedad desea relacionarse con el espacio urbano y construir las conidciones para llevar a cabo sus deseos”, dice, y recuerda que este tipo de iniciativas son comunes en los países anglosajones .

“Sobre todo en los Estados Unidos, es muy importante la creencia en las instituciones y en la organización de la población. La mayoría de las principales universidades reciben fondos privados masivos y el sector privado construye plazas y parques”, explica, y menciona el caso emblemático del High Line Park en Nueva York, un parque lineal de aproximadamente 2,5 kilometros construidas en una antigua vía férrea, y un proyecto inicialmente comunitario que más tarde fue retomado por el sector privado con intereses en aquella zona.

La agenda negativa del urbanismo

Por desgracia, la mayoría de las iniciativas de participación urbana en Brasil surge del deseo de enfrentarse a una “agenda negativa”: se trata a veces de una lucha sin gloria contra el “mal urbanismo” de las administraciones públicas, que a menudo privilegian el capital a costa de la población. Este es el caso, por ejemplo, del movimiento Ocupe Estelita en Recife, que movilizó a miles de personas contra un proyecto inmobiliario de lujo que prevé la construcción de doce torres en la zona del muelle. O el movimiento Salvemos o Park Gomm, que se ha convertido en símbolo de la crítica del urbanismo practicado hoy en día en Curitiba, una ciudad que, irónicamente, alguna vez fue un modelo de buena planificación urbana.

Aquella lucha para salvar a una pequeña zona verde que sobrevivió a la devastación de un parque arrasado en los años ochenta para dar paso a un centro comercial de lujo en un exclusivo barrio de Curitiba, comenzó en Facebook por iniciativa de un solo ciudadano. Hoy la iniciativa moviliza a cientos de personas de diferentes partes de la ciudad, que quieren contribuir de distintas maneras para asegurar que el espacio se transforme en el primer microparque de la ciudad, el Parque Gomm. Recientemente, la ciudad desarrolló junto a los habituales el plan del parque, pero las obras aún se han iniciado. “Desafortunadamente , quien manda en el urbanismo son los centros comerciales, el mercado inmobiliario”, se queja Luca Rischbieter, uno de los organizadores del movimiento.

Mientras tanto, la ocupación ciudadana del lugar debe ser continuar, a fin de evitar que la zona, que alguna vez estaba destinada a ser una entrada al centro comercial, no sea ocupada por usuarios de drogas. “El Parque Gomm, como cualquier otro espacio público, sufre de problemas cuando está vacío (por la noche o durante la semana). Así que tenemos que estar presentes todos los sábados”, dijo Rischbieter .

“Jardín para mucha gente”

Diogo Coneglian, quien ayudó a construir la Praça de Bolso do Ciclista, también participa en la movilización alrededor del Parque Gomm. “Enseño elementos de sostenibilidad , tales como huertos urbanos con un concepto agroforestal, que no exigen demasiada gestión, y un banco de semillas nativas. El lugar se ha convertido en un jardín para mucha gente”, dice. Como él, otros ciudadanos constribuyen con sus propios conceptos de lo que es vivir en el espacio urbano: organizan un intercambio de libros o de juguetes entre los niños, práctican meditación, yoga o tai-chi-chuan, u organizan una campaña para la construcción conjunta de una banco con mosaicos.

Para Cymbalista, estas acciones son una peculiaridad generacional. “Una de las principales diferencias de la generación de los veinteañeros respecto a las generaciones anteriores es que ellos viven la ciudad con la que sueñan. El activismo de ciclistas y el urbanismo táctico no son ya simples discursos críticos sobre una ciudad desigual, injusta e insuficiente: son acciones reales que hacen que la ciudad sea menos desigual, más justa y más segura”.