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Novelas y cuentos
Camila Urioste

Camila Urioste
Camila Urioste | Foto: © Daniel Aguirre

Camila Urioste nació en 1980. Con Diario de Alicia ganó el Premio Nacional de Poesía “Yolanda Bedregal” (Plural, 2006). Entre 2009 y 2017 escribió y llevó a la escena 8 obras de teatro. El 2014 publicó su segundo libro de poesía, Caracol (Plural Editores). El 2017 ganó el Premio Nacional de Novela por Soundtrack (Editorial 3600). Publicó su primer libro de cuentos el 2019, titulado Cuerpos de Agua (Editorial 3600). Es co-guionista de la película Muralla (2018), que ganó el Premio Argentores al Mejor Guión en el Festival Internacional de Cine de las Alturas  de Jujuy, Argentina el 2019. 
 

¿Qué reflexión sacas de tu experiencia de escritura en diversos géneros literarios?

Escribir géneros tan diversos como poesía, cine, dramaturgia y narrativa me atrae por dos motivos: la diversidad de vínculo con el público que ofrece cada género y la diversidad de relacionamiento con el acto creador y el control.
Escribir poesía y narrativa, por ejemplo, me coloca, como autora, en un espacio de control casi total; no tengo que dialogar con un director, ni llegar a consensos con terceras personas durante la etapa de creación, lo que otorga un grado importante de libertad. Sin embargo, la poesía y narrativa tienen formas distintas de relacionar al autor con el lector. Sencillamente hay más gente que lee narrativa, una novela llega a más lectores. Los lectores de narrativa son también más diversos, y ha sido muy hermoso que muchos, muchos lectores se han tomado el tiempo de buscarme en redes sociales y escribirme sobre su experiencia con Soundtrack.
Por otro lado, la poesía me ha ofrecido mayores espacios de encuentro, de lectura en voz alta, donde el texto cobra otra vida y la relación con el lector se vuelve presencial y efímera, como en una obra de teatro. Los lectores de poesía son pocos, pero por lo mismo, se reúnen más.  
En el teatro y el cine, lo que más valoro es poder estar presente en la platea, entre el público, viendo la obra a través de los ojos de ellos. Cuando publicas un libro, la experiencia de lectura de cada individuo es íntima y no puedes formar parte, y a mí me encantaría formar parte. Pero en teatro y cine, estás ahí, presenciando esa recepción, que para mí es el momento en que la obra se completa, se convierte en sí misma.
Tanto en cine como en teatro, el texto es solo un elemento más de los muchos que conforman el acto creativo, y como autora toca soltar, negociar, defender algunas ideas y dejar ir otras, confiando en el equipo creativo, y confiando en que lo que salga será una obra de arte mucho más rica y completa de lo que podrías haber soñado sola.  

 ¿Qué les falta a la literatura boliviana: a sus escritores y lectores? 

A los escritores nos falta una oferta de educación superior en escritura creativa. La oferta actual se enfoca mucho en la teoría y el análisis literario, pero te prepara poco para ser escritor, que siento es algo muy distinto a ser un teórico literario.Antes creía que nadie te podía enseñar a escribir. Ahora creo que, si eres autodidacta, como yo, hay un punto al que llegas en el que te vas a estancar si no tienes algún tipo de formación, aunque sea en talleres. Por otro lado, si estudias literatura y todas las tendencias y la historia, en algún momento no puedes ya escribir sin ubicarte en un ismo, o en contra de algún ismo, y eso también te estanca.
A los lectores les faltan bibliotecas. Muchas, muy hermosas bibliotecas públicas, bibliotecas en los colegios, no de las que tienes que buscar en un fichero el libro que buscas, sino de esas en que hay estantes llenos de libros a la mano que uno puede tomar y hojear y llevarse a una mesa. Bibliotecas así, para que esos que necesitan un refugio, esos que no tienen plata para comprarse libros nuevos tengan siempre un lugar para entrar, sentirse bienvenidos, sentarse a leer.Una autora norteamericana dijo una vez que, en su pueblo en Estados Unidos, la biblioteca era el espacio donde todas las clases sociales desaparecían y todos eran iguales. No importaba si eras de las familias pobres o ricas del pueblo, todos eran bienvenidos en la biblioteca, todos tenían el mismo acceso a la lectura y a la información. Eso nos falta.

¿Tienes una meta para tu futuro como escritora?

Mi meta es poder algún día vivir de la escritura. No tener nada más que hacer en la vida, que escribir. Eso, y seguir explorando distintos géneros. Por ejemplo, estoy investigando un poco sobre la escritura de guiones para videojuegos. Siempre he desestimado los videojuegos, pero esa industria se ha desarrollado de tal manera mientras yo no estaba mirando, que lo que ahora es no se parece en nada a lo que yo conocía en mi adolescencia, que se limitaba a los juegos de Mario Bros., o los jueguitos de puntería donde disparas a los patos.
Hoy, la industria del videojuego es casi tan grande o mayor a la del cine, y se ha transformado en una plataforma también para contar historias complejas, pobladas de personajes multidimensionales, con la diferencia de que el público no es un actor pasivo sino activo en la narración. Es fascinante, es complejo, y me encanta la idea de explorar ese territorio.  
 
 
 

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