Poesía
Katterina López Rosse G.

Katterina López Rose G.
Katterina López Rose G. | Foto: © Martin Stratker

Nació en La Paz en 1972. Es poeta, narradora y tejedora. Licenciada en literatura y, como ella misma dice, “creadora de tejidos, conjuros, recolectora de voces, hierbas santas, remolinos de aire y recorridos poéticos”. Ha publicado los poemarios;  Oler a tiempo encerrado (2007), El viento arrastra cenizas (2008), Un balcón de la casa para esperar (2011), Visitas inesperadas (2012), El olvido de las piedras (2016). Como narradora, tiene varios cuentos publicados en ediciones colectivas.
 

¿Cómo fueron tus inicios en la literatura?
 
No sé el momento exacto en que inicie este recorrido… supongo que en una casa antigua con  techos altos y balcones rojos, una casa llena de historias, sombras, ausencias y presencias, libros empolvados de posibilidades inagotables, una casa llena de mujeres extrañas como apariciones y desapariciones de misterios y secretos que hoy son mis palabras.
 
Tú que también eres narradora y tejedora ¿cómo relacionas en tu obra esos tres modos de creación?

 
Tejer es crear un ser vivo y vulnerable, un ser que contiene saberes antiguos y universos lejanos. Escribir es urdir rituales, seres, imágenes que corren por tus manos como hilos que giran, se hilan y dan forma a lo cotidiano y lo mágico. Me gustan los escritos con alma, la poesía que atrapa pequeños temblores, casi estremecimientos, la narración que sacude espacios aturdidos dentro de lo habitual, son parte de este entramado que fluye y recorre diversas posibilidades de creación. Ya no puedo concebir un espacio sin el otro, mi escritura es de algún modo textil y mi tejido es poético.
 
¿Cómo es tu proceso de escritura, el tiempo que le dedicas, el modo que tienes para elegir los temas o motivos, la relación entre tu narrativa y poesía?
 
Recolecto Asombros cotidianos, cosas que a veces llegan de lo imperceptible y las veo con profundidad, me nutro de libros, películas, música…memorias, olvidos. Escribo en silencio y percibo la soledad como un espacio sagrado de conocimiento. Trato de escribir o de tejer cada día. Mi poesía y mi narrativa se unen dentro de este habitar recuerdos, transitar la ausencia, la muerte,  la vejez, el desgaste,  adentrarse en espacios posibles dentro de un entender diferente de las cosas.
 
 

 


 

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