Cruce de fronteras: enclaves de lucha

Ocupação São João, São Paulo. Foto: Raphael Daibert.

No sólo entre países hay fronteras, también dentro de los espacios urbanos. La megalópolis de San Pablo está atravesada por fronteras materiales e inmateriales. Personas sin casa y refugiados recién llegados luchan por su derecho a vivir en la ciudad.

A partir de una investigación de campo con solicitantes de asilo, refugiados e inmigrantes que hace poco se han sumado al movimiento de lucha por la vivienda en el centro de San Pablo, se volvió necesario reflexionar sobre el significado de la palabra “enclave” y de sus posibles connotaciones en el espacio político y urbano. En geografía, se entiende como enclave un territorio rodeado totalmente por otro. En biología, “enclave” se refiere a un complejo celular que ha sido extraído de su ambiente normal e introducido en otro órgano o tejido.

Pienso en los refugiados como inmigrantes forzados, que abandonaron su país con la esperanza de una vida nueva y de un reconocimiento de sus derechos y ahora buscan ser tratados igual que la población local. Y pienso también en los ocupadores de casas que con sus acciones en el centro de San Pablo le dan especial visibilidad a la lucha por el reconocimiento de sus derechos … derechos garantizados en la constitución. En ambos casos el desarraigo es el motivo central, desarraigo de diferentes países o de barrios de la ciudad. Y sus esfuerzos son poco reconocidos… algo que me lleva a verlos como “enclaves de lucha”, como combates por la propia existencia.
 

La lógica de la exclusión y segregación

En su libro “Ciudad de muros: delito, segregación y ciudad”, Teresa Caldeira trata el fenómeno de los “enclaves fortificados” como forma de la propiedad privada de uso colectivo, algo que resalta el valor de lo privado y exclusivo al mismo tiempo que desacredita lo público y abierto. Así, Caldeira pone en evidencia la lógica de la exclusión y segregación imperante en la sociedad brasilera contemporánea. Los “enclaves de lucha” tal como los denominé, serían parte del gran desafío que afrontará Brasil en su esfuerzo por fortificar la democracia y el estado de derecho, en el marco de la discusión sobre el derecho a la ciudad, tal como lo definió Henri Lefebvre y lo desarrolló posteriormente David Harvey.

El aumento de las inmigraciones deja casi diariamente huellas en los medios internacionales. En Brasil, un cuarenta por ciento de los refugiados llegan a la ciudad de San Pablo. En un país donde hay unas cinco millones de personas sin vivienda, además de los empeños del estado, resulta extremadamente necesario el compromiso de la sociedad civil, especialmente cuando se trata de conseguir viviendas para solicitantes de asilo, refugiados e inmigrantes. Carmen Silva, coordinadora del Movimientos de los Sin Techo del Centro (MSTC), que es parte del Frente de Lucha por la Vivienda (FLM), dio todo su apoyo a la fundación del grupo GRIST, con la dirección del refugiado congolés Pitchou Luambo en el ahora ocupado hotel Cambridge del centro de San Pablo, y así le dio un estatuto especial a la solidaridad con los refugiados e inmigrantes en el marco de la lucha por la vivienda.
 

Alojamientos provisorios y acciones organizadas

Durante el Primero Foro “Vivir huyendo”, ambas iniciativas redactaron en conjunto un comunicado que denuncia las carencias de la estructura estatal y legislativa, y propusieron que tanto en el plano federal como en los estados y comunas la responsabilidad del alojamiento temporario de los inmigrantes sea asumida por las diferentes organizaciones de lucha por la vivienda.

La investigación de los “enclaves de lucha” me condujo al trabajo de la artista india Shilpa Gupta, en especial a su obra Sin título, 2014-2014, exhibida en la 8° Bienal de Berlín de Arte Contemporáneo. La obra es resultado de su viaje por los enclaves indio-bengalíes, conocidos como chitmahals, donde la artista pudo percibir complejas absurdidades en el trazado de fronteras y en medidas de expropiación. Gupta afirma estar interesada en los “grandes absurdos de la práctica colectiva” –la palabra “absurdo” tiene aquí una connotación positiva– y en las reacciones que generan esas mismas situaciones. Sobre la base de esa investigación y considerando los aportes de la artista, quisiera resaltar lo importante que es, más allá de los aspectos legales o institucionales, reflexionar sobre el impacto directo que tienen las acciones genuinas, conjuntas, organizadas, en la vida de la población de una ciudad.