Feminismo y arte multimedia
De la vida real en el ciberespacio

En cuanto género nuevo, el arte multimedia despertó en las artistas mujeres la expectativa de poder romper con los roles de género predeterminados que hay la actividad artística. Sin embargo, ellas no tardaron en comprobar que una nueva orientación del arte no trae consigo de modo automático nuevas estructuras sociales. Así, resulta que también en Internet a las mujeres se las invita y exhibe menos que a los artistas varones.
De Valie Djordjevic
Muchos trabajos más o menos recientes de arte multimedia feminista se remiten directa o indirectamente a tradiciones del arte en video y performático de los años sesenta y setenta. Otros repiten sus procedimientos y estructuras en un intento de cuestionar las asignaciones de género. También hay muchas obras que hacen avanzar la discusión abordando el tema de la corporalidad y descorporización en el mundo digital.
Del ver al sentir
La artista austríaca Valie Export es una de las madres del arte multimedia feminista. En su trabajo Tapp- und Tastkino (Cine para tantear y palpar), de 1968, Export desplaza la atención del ver al sentir. Para Tapp- und Tastkino la artista se ató delante del pecho una caja e invitó a los peatones de Múnich a meter las manos y palpar sus senos. La performance de Valie Export es un comentario irónico del cine, donde el cuerpo femenino sirve como espacio de proyección a las fantasías masculinas.Exactamente con la misma ironía, el cortometraje Rotron de Rotraut Papes retoma en 1982 la crítica de las representaciones masculinas en los discursos digitales. En Tron (1982), película estadounidense sobre realidad virtual, un hombre lucha contra programas dentro de un sistema informático. Esto inspiró a Pape para hacer su corto Rotron, en el que ella misma, con herramientas muy simples (una cama, una garrafa de helio y un teléfono) parodia las narraciones heroicas sobre hackers y expertos en computación.
Con voz chillona, Papes simula un programa informático para hackear el Pentágono: “Ahí está el mundo de las tres dimensiones. El mundo en el que las leyes de la física tienen validez. Ese mundo es un microcosmos electrónico que respira y vive justo al lado de nosotros”.
Contra la descorporización

El año 1997 marcó un importante punto de inflexión en el arte basado en Internet: por primera vez se exhibieron diez trabajos en red en Documenta 10, es decir, dentro del circuito artístico establecido. Las mujeres estuvieron allí muy poco representadas. Las únicas participantes mujeres, Eva Wohlgemuth y Joan Heemskerk no expusieron de modo individual sino con sus respectivos compañeros (artísticos).

Mejor ser un cyborg que una diosa
Entre las pioneras del ciberfeminismo se contaba principalmente el grupo de artistas australianas VNS Matrix. Ya a inicios de los noventa el colectivo utilizaba metáforas digitales y virtuales para introducir un factor disruptivo en las lisas superficies tecnológicas del mundo digital. “We are the future cunt” (Somos la vagina del futuro), afirmaban, y también: “The clitoris is a direct line to the matrix” (El clítoris es una línea directa a la matriz”). La intención era celebrar la corporalidad en un medio que se había construido como acorporal. El grupo VNS se inspiraba en la teórica Donna Haraway, que prefería ser un cyborg a una diosa y que abogaba por una ampliación de lo humano, en la que se disolvieran las diferencias de género binarias.

Uno de los aspectos más significativos en el trabajo de las artistas virtuales ha sido la pregunta sobre la significación política del género. Desde finales de los años ochenta, las artistas han venido dando diferentes respuestas. Mientras tanto, los cambios en las estructuras sociales han sido bastante escasos.