Startups impulsoras de la innovación
Nuevas tendencias en la forja de ideas

Casi una de cada diez startups alemanas trabaja en la tecnología informativa o comunicacional
Casi una de cada diez startups alemanas trabaja en la tecnología informativa o comunicacional | Foto (detalle): © Adobe

Alemania no tendrá ningún Silicon Valley, pero se ha convertido en un centro de startups reconocido en todo el mundo. Las más innovadoras están vinculadas a aplicaciones para medicina y traen beneficios no sólo a los inversores sino también al sistema de salud.

¿Millonario a los veinte años? Hasta ahora nadie lo ha logrado con un trabajo normal de cuarenta horas por semana. Hace falta el billete de lotería correcto, una gran herencia o justamente una idea genial... que luego se debe poner en práctica con éxito. Eso es lo que hicieron los hermanos berlineses Maxim y Raphael Nitsche: trabajaron cuatro años en la aplicación didáctica Math42, hasta que en otoño de 2017 el consorcio estadounidense Chegg la compró por veinte millones de euros. Por esa época ambos hermanos tenían alrededor de veinte años. La aplicación ya se descargó tres millones de veces.

Math42 funciona como un asistente electrónico que acompaña a los usuarios en el aprendizaje de matemáticas paso a paso por ecuaciones y problemas de cálculo diferencial. Al parecer, con esa aplicación diseñada por alguien de su misma edad, muchos alumnos obtienen mejores resultados que con los métodos que ofrecen otros programas de aprendizaje o incluso los profesores en el aula. Chegg planea sacar pronto al mercado otro producto basado en el concepto de Math42. Para eso recurrirá, entre otros, a la colaboración de los hermanos Nitsche.

Math42 es sólo un ejemplo de una idea innovadora alemana que trajo ventajas a los usuarios y éxito económico a los inventores. En este caso resulta inusual la edad de los hermanos. Si bien el grupo de las startups se caracteriza por su juventud y flexibilidad, con sus diecinueve años, Raphael Nitsche tenía exactamente la mitad de la edad promedio entre los emprendedores. Pero lo decisivo no es la edad. El éxito de un emprendimiento se compone ante todo de dos cosas: el potencial innovador de la ideas y la suma que están dispuestos a poner los inversores. El mercado de ideas está pasando por un boom: en el segundo semestre de 2017, el valor de las inversiones de capital de riesgo –es decir, inversiones en proyectos financieramente riesgosos, como las startups– ascendió en Alemania a veintiún mil millones de euros. Casi uno de cada diez nuevos emprendimientos nace en el prometedor rubro de la tecnología informativa y comunicacional, cuyos actores confirman su excelencia una y otra vez con nuevas innovaciones.

De innovación a tratamiento médico estándar

Compartir escritorio (Teamviewer), comparar precios de hoteles (Trivago) o cambiar divisas (360T): en casi todos los rubros las innovaciones “made in Germany“ se han ganado el reconocimiento internacional. Pero resultan especialmente precursoras en el campo de la eHealth, es decir en las aplicaciones digitales aplicadas al ámbito de la salud. En 2017 los inversores colocaron allí alrededor de ciento cincuenta millones de euros, algo que trajo beneficios no sólo a las empresas sino también al sistema de salud.

En 2012, con treinta y cuatro años, Jörg Land fundó en Hamburgo la empresa Sonormed. Su visión era desarrollar una aplicación para el tratamiento del tinnitus. En Alemania, más de tres millones de personas conviven con una trastorno auditivo crónico. Land y su equipo querían poner a disposición de estos pacientes un método terapéutico que funcionara a través del smartphone. En 2015 salió al mercado Tinnitracks. Esta aplicación utiliza los avances más recientes de la neurociencia para regular la música favorita del usuario en una frecuencia que calma las células nerviosas hiperactivas del centro auditivo del cerebro, que causan la el tinnitus. Ahora ya es una terapia reconocida y la mayoría de los seguros de salud se hacen cargo de los moderados costos.

Sonormed cuenta con la colaboración del fabricante de auriculares Sennheiser y el Instituto Frauenhofer de Tecnología Digital y de Medios. Recientemente, la revista Journal of mHealth ubicó a la empresa en el top 100 de los innovadores mundiales en el campo de la salud digital. Para llegar tan lejos, Jörg Land y los cofundadores Adrian Nötzel y Matthias Lanz tuvieron que convencer a otros de su idea. Antes de que Tinnitracks se convirtiera en realidad, Sonormed fue distinguida como emprendimiento más innovador por el European Institute of Innovation and Technology y por la Conferencia South-by-Southwest, de Estados Unidos. A pesar de que aún el producto no estaba terminado, la idea convenció a los promotores y jurados de estos premios. Este reconocimiento internacional hizo que Sonormed se volviera atractiva para inversiones y subsidios que posibilitaron la exitosa historia de Tinnitracks.

Un código mejor para el mundo

Sin embargo, el mundo de las startups no vive sólo de los emprendedores e inversores. Al fin y al cabo, es cierto que: ¡sin código no hay aplicación! Por cierto, el boom de las startups juega un papel no menor en el campo de desarrollo de software, un mercado mundial que hoy mueve miles de millones. Si se considera que un programador pasa en promedio la mitad de su tiempo haciendo operaciones repetitivas –por ejemplo, reescribiendo un código después de eliminar un bug, es decir, un error en el programa–, resulta lógico preguntarse si no hay modo de ahorrar algo de ese tiempo. Aquí es donde entra en juego QuantifiedCode, una startup de Múnich.

La plataforma de análisis y automatización de códigos se fundó en 2014 y al año siguiente entró en el programa de subsidios a startups Microsoft Accelerator. Con el objetivo de posibilitar a los usuarios un código mejor en menos tiempo, este software de código abierto asiste al programador en su trabajo, señala problemas y ayuda a eliminar bugs. La plataforma se optimiza constantemente a medida que ve recabando más datos. El tiempo ahorrado aumenta mientras el programa aprende de modo permanente evaluando una cantidad gigantesca de datos. Ahora la usan y comparten más de veinte mil programadores en todo el mundo y la tendencia es creciente.

Alemania no tendrá ningún Silicon Valley pero gracias a sus promisorios desarrollos en medicina digital, a sus proyectos de código abierto y a los contratos millonarios con consorcios estadounidenses ha logrado convertirse en una renombrada sede de emprendimientos.