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Espacios artísticos abiertos
Arte sin comercio

Uno de los espacios alternativos más conocidos de Berlín: el centro cultural Tacheles.
Uno de los espacios alternativos más conocidos de Berlín: el centro cultural Tacheles. | Foto (detalle): © picture alliance/imageBROKER

En Berlín uno encuentra museos al lado de teatros, teatros al lado de galerías, galerías al lado de centros culturales y cines. Y en esta abundancia de cultura también surgen cada vez más los espacios alternativos y abiertos que se quieren dedicar al arte más allá de las presiones comerciales.

De Romy König

Berlín es conocida por la variedad y la libertad de su escena artística. Y esto no sólo en las galerías y los museos ya establecidos. También los espacios abiertos, alternativos, atraen a artistas y a amantes del arte. Además de iniciativas como el centro cultural Tacheles, también hay lugares más pequeños y menos conocidos. Su objetivo primordial no es el éxito comercial sino el fomento de artistas locales.

Tiempo de arte y no de ir peregrinando de una galería a otra

El espacio District Berlin, por ejemplo, organiza desde 2010 un programa de muestras, performances y talleres en que los artistas, investigadores y el público entablan una conversación sobre cuestiones sociales y políticas. "La pluralidad es importante", dice Suza Husse, que desde hace siete años asume la dirección cultural de lugar. El objetivo es oír muchas voces diferentes y crear un espacio en el que puedan establecer una relación. "La colaboración y la influencia recíproca permiten tematizar ausencias y contradicciones insolubles, ensayar nuevas formas de comunidad. Eso es lo que nos impulsa a nosotros y nuestros proyectos."

District Berlin encontró su hogar en una histórica fábrica de malta en el barrio de Tempelhof-Schöneberg. La curadora considera positivo que la Gran Roja, como se llama al característico edificio de ladrillos, sea al mismo tiempo un lugar urbano y apartado. Al fin y al cabo, allí se aborda "esta ciudad, sus conflictos, sus fantasmas e imaginarios sociales, y la pregunta de cómo queremos vivir en ella". Pero quien se encamine a District Berlin, en un sector industrial alejado de los conocidos barrios hipster, "verá que el camino es largo". Aquí es raro encontrar gente que entre por casualidad, mire un poco a su alrededor y siga su peregrinación a la siguiente muestra. "La gente se queda en nuestro espacio tres, cinco, siete horas y establece un diálogo con el arte y los interrogantes que este plantea, y comparte sus experiencias con otras personas."

Una combinación de arte y gestión de proyectos

A siete kilómetros de distancia en dirección al centro, las cosas pueden ser distintas: aquí, en el límite entre los barrios de Neukölln y Kreuzberg, que tienen su propia escena, está el centro cultural Spektrum. Casi todos los días hay conciertos, performances, proyecciones o muestras. Lieke Ploeger y Alfredo Ciannameo fundaron este espacio alternativo hace poco menos de cuatro años con el objetivo de reunir a diferentes grupos. "Nos pareció que era lo que que faltaba en Berlín: un lugar donde los artistas se encontraran con investigadores, o con hackers y activistas de Internet. No concebimos este sitio como lugar de eventos sino como un laboratorio creativo al que cualquiera puede aportar algo. "Aquí llegan artistas o también arquitectos y científicos, o gente del barrio que pasa por casualidad, mira por la ventana y siente curiosidad".

Aunque ambos espacios artísticos de Berlín tienen aspiraciones científicas y educativas, ponen el foco en aspectos diferentes. Así, Spektrum toma muy en serio el concepto de laboratorio: "Aquí la gente hace investigaciones, por ejemplo, sobre el papel del olfato en el arte o sobre la digitalización", dice Ploeger. En District, por el contrario, el objetivo es más político. Aquí los interesados debaten, por ejemplo, con la realizadora Karina Griffith sobre "cómo se puede descolonizar el movimiento estudiantil alemán de los años sesenta y, sobre todo, el presente", explica Husse. "O se desentierra material de archivo y se hacen investigaciones artísticas y se establecen conversaciones con los movimientos feministas dentro de la oposición de la RDA".

  • El espacio artístico Spektrum, en el barrio de Kreuzberg, reúne a diferentes grupos: artistas, científicos, pero también hackers y activistas Foto (detalle): Spektrum © Michael Ang / Spektrum Berlin
    El espacio artístico Spektrum, en el barrio de Kreuzberg, reúne a diferentes grupos: artistas, científicos, pero también hackers y activistas
  • Casi todos los días hay conciertos, performances, proyecciones o muestras Foto (detalle): Spektrum © Dario Muriel Giorgio
    Casi todos los días hay conciertos, performances, proyecciones o muestras
  • Un evento en el espacio artístico Spektrum Foto (detalle): Spektrum © Dario Muriel Giorgio
    Un evento en el espacio artístico Spektrum
  • Algo alejado de los barrios hipster de Berlín se encuentra el espacio District Berlin. Aquí se congregan personas interesadas en el arte para debatir sobre ese campo y sobre temas sociales y políticos. En la foto, evento del proyecto wildes wiederholen. material von unten: Künstlerische Forschung im Archiv der DDR-Opposition (repetición feroz, material de abajo: investigación artística en el archivo de la oposición de la RDA), District Berlin 2018 Foto (detalle): © Emma Haugh
    Algo alejado de los barrios hipster de Berlín se encuentra el espacio District Berlin. Aquí se congregan personas interesadas en el arte para debatir sobre ese campo y sobre temas sociales y políticos. En la foto, evento del proyecto wildes wiederholen. material von unten: Künstlerische Forschung im Archiv der DDR-Opposition (repetición feroz, material de abajo: investigación artística en el archivo de la oposición de la RDA), District Berlin 2018
  • Los eventos y muestras a menudo tienen contenido político, como en este caso, una lectura y performance de la serie Revolt She Said: Dekoloniale und feministische Perspektiven auf 68 (Revuelta dijo ella: perspectivas descoloniales y feministas del 68) Foto (detalle): © Kim Bode
    Los eventos y muestras a menudo tienen contenido político, como en este caso, una lectura y performance de la serie Revolt She Said: Dekoloniale und feministische Perspektiven auf 68 (Revuelta dijo ella: perspectivas descoloniales y feministas del 68)

Los tragos se encargan de los ingresos

Otro objetivo común a ambos espacios es posibilitar el arte sin sucumbir a la presión del dinero y del comercio. Pero el arte gratuito no cubre los costos. Hasta ahora, la existencia de District estaba asegurada por una especie de colaboración público-privada. La fábrica de malta se hacía cargo del alquiler y de parte de los costos fijos: para los proyectos en sí se solicitaba apoyo público. Pero muchas veces han llegado al "límite de lo posible", cuenta Husse. Sólo un poco menos severa es la situación de Spektrum: aunque pueden financiar el espacio artístico mediante el dinero de las entradas y los ingresos del bar, en el último año también Lieke Ploeger ha pedido apoyo para varios proyectos.

Por eso la comunidad de District quiere cambiar su estructura de financiamiento. Estar constantemente en modo presentación de proyectos, enviar una tras otra las propuestas es algo que termina por erosionar el grupo: "Queda poco espacio para el trabajo sensible y para la exploración de caminos menos recorridos". Suza Husse lucha por otra solución: "Tanto District como otros espacios e iniciativas de la ciudad, que desde hace años crean y exploran de modo diverso y con visión de futuro diversas realidades sociales y culturales, necesitan una forma sustentable de apoyo público". Ella y sus colegas están manteniendo conversaciones con las autoridades de Berlín, que en estos momentos discuten el presupuesto del año que viene. ¿Las opciones? Husse se muestra firme: "Construir alianzas y luchar".

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