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Atenas
Detach, Curadores

Detach © Daniel Peace

¿Qué podría simbolizar para ustedes su situación actual o la de su país?

La situación actual tiene algo de una retroalimentación entre y a través de pantallas. El estado de hipnosis no es un tema personal, a pesar de las teleconferencias, de las estadísticas en tiempo real y del recuento de cadáveres. La experiencia del usuario está mediada para que se mantenga alejado del evento actual y acepte el miedo. Al devenir otro, uno puede observar la distorsión de las relaciones sociales, observar cómo se reducen a relaciones entre un niño desordenado y el aparto estatal con su monopolio de la responsabilidad, observar la falsa resolución de todas las contradicciones sociales en la esfera de la representación.

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Al devenir otro uno puede observar cómo depende del consumo de un loop infinito dentro de uno mismo. La forma de entretenimiento que la Covid-19 nos impone a través de Zoom/Skype/Houseparty y otras plataformas de video se ha convertido en nuestra múltiple selfie. Una nueva hidra de muchas cabezas en tiempo real. Han llegado una nueva percepción y un nuevo consumo popular mediático de la pantalla. ¡Verifique la resolución!

¿Cómo creen que la pandemia transformará el mundo? ¿Qué consecuencias ven en el largo plazo?

Al capitalismo le encanta la innovación. Y lo que ha desarrollado más que cualquier otra cosa en el curso de su historia son las ideas innovadoras, por ejemplo, nuevos métodos de matar. Mata gente en todo el planeta con bombas inteligentes, armas nucleares, minas, aburrimiento cotidiano, encierro físico o digital, alambre de púas, armas químicas, vehículos aéreos no tripulados (drones), hambre, hiperconsumo, saqueo de recursos naturales, esclavitud asalariada, etc. Al capitalismo también le encanta la expansión. La expansión de la vigilancia, de las restricciones a la libertad de circulación, del estado policial, del tecnofacismo, del permanente estado de excepción, de la mera supervivencia como única razón para vivir.

Como sea, la búsqueda de innovación en este sistema socioeconómico no es un fin en sí mismo. Es un medio para unos pocos acumulen riqueza gracias a la explotación de la capacidad productiva de muchos. Y esto puede lograrse experimentando con viejas ideas. Los datos de entrada para una ecuación que incluye fronteras nacionales fuertes, vigilancias, ganancia y aislamiento apuntan al viejo ideal del fascismo.

¿Qué les da esperanza?

“Esperanza” es una palabra que por lo general se usa de modo estereotipado. Más interesante resulta analizar el verbo “esperar”. A menudo se usa sin sentido preciso en la correspondencia escrita. Cuando se escribe un email, uno espera que el otro esté bien. Y al terminar de escribir, uno espera que el destinatario tenga un buen día. En un contexto teológico, uno espera la salvación de las almas.

Tal vez el sentido de la palabra se perdió porque está conectada demasiado estrechamente con el futuro. Y el futuro ha sido cancelado. Ahora aparece como inaccesible e individual, un fait accompli. Atrapado dentro del eterno presente. La esperanza no es portadora de ningún contenido fáctico. Si algún hay esperanza, habrá que descubrirla en la forma plural.

¿Cuál es su estrategia personal para lidiar con la crisis?

La mayor pandemia del mundo moderno sea tal vez el individualismo. Se lo ha cultivado y ahora ha colonizado todos los aspectos de nuestra vida cotidiana para asegurar el mantenimiento y la reproducción de las condiciones de existencia del sistema socioeconómico hegemónico. Con cada día que pasa, nos damos más cuenta de que la superación personal no es el camino para abordar y enfrentar una dictadura global biopolítica. El desarrollo de estrategias personales de supervivencia es parte del todo social homogenizado.

En nombre de la solidaridad y el bienestar global debemos atravesar el velo de los valores universales de esa totalidad social. Debemos preguntarnos si alguna vez todos fuimos iguales, si de pronto la discriminación racial, de género y de clase disminuyeron por el coronavirus.

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