En las pequeñas callejuelas del casco antiguo conviven, junto a muchos edificios barrocos perfectamente conservados, un sin fin de cafeterías, bares y restaurantes. En verano, entre clase y clase, la mayoría de los estudiantes hacen un alto en el patio del edificio Marstall, donde se encuentra el comedor universitario. Las mejores vistas al centro histórico con los campanarios de las iglesias del Espíritu Santo, la Iglesia Jesuita y la de San Pedro, así como vistas al río Neckar y al Castillo se disfrutan desde el Philosophenweg (Paseo de los filósofos). El puente antiguo de Heidelberg, llamado Theodor-Heuss-Brücke, conduce del casco antiguo directamente a la naturaleza. Pues la Neckarwiese (pradera del Neckar) es la zona verde más extensa dentro de la ciudad y, cuando viene el buen tiempo, un popular punto de encuentro para barbacoas, practicar deporte o simplemente tomar el sol plácidamente. Además se puede encontrar más naturaleza y cultura en excursiones a la Ruta del vino alemán, al asentamiento romano de Ladenburg, a la selva de Oden, al monte Königsstuhl o un recorrido por el valle del Neckar.