Las apps de las bibliotecas
El mundo de los libros en el teléfono móvil

App Oriental Books
App Oriental Books | © Bayerische Staatsbibliothek

Las aplicaciones bibliotecarias para dispositivos móviles no sirven solo para acceder a catálogos. Desde hace ya bastante tiempo se ofrecen también apps que no se limitan ni mucho menos a presentar los fondos existentes.

Es posible llevar una biblioteca entera en el bolsillo. A través del teléfono móvil o la tableta, y desde cualquier lugar del mundo, los usuarios pueden tomar en préstamo libros, sumergirse virtualmente en mapas históricos de Baviera o rebuscar en una hemeroteca sobre la Primera Guerra Mundial. Los ofertantes educativos están descubriendo progresivamente las posibilidades de las aplicaciones móviles o, abreviadamente, apps. Con ofertas muy diferentes por parte de las distintas entidades concretas, los avances técnicos se suceden en este campo vertiginosamente.

Catálogos, tesoros y realidades virtuales

Según explica Julia Bergmann, formadora en competencia en el manejo de la información que asesora sobre estrategias digitales a bibliotecas entre otras entidades, en su opinión hay que distinguir en principio entre tres modalidades de apps: primero, apps de catálogo, que permiten acceder a ficheros on line; segundo, las denominadas “apps de tesoros”, con las cuales las bibliotecas hacen accesibles fondos particulares de su archivo –tales como pueden ser valiosos manuscritos–; finalmente, apps augmented reality o de realidad aumentada, que combinan con datos on line informaciones provenientes del mundo físico. Así, por ejemplo, a través de la imagen de la cámara del móvil puede aparecer en pantalla un estrato informativo adicional.

Técnicamente, prosigue Bergmann, hay que diferenciar además entre apps web y apps nativas. Estas últimas van cargadas en el dispositivo móvil; sin necesitar forzosamente conexión a Internet, aprovechan las funciones del teléfono inteligente o la tableta: brújula, GPS, cámara, micrófono. Casi todas las apps bibliotecarias están disponibles para los sistemas operativos de los líderes del mercado, Apple (iOS) y Google (Android).

Aquí, las menos ambiciosas parecen ser las apps de catálogo: “muchas veces se trata simplemente de páginas móviles optimizadas para su uso en el terminal”, aclara Bergmann. Tanto las bibliotecas científicas como las públicas, prosigue, están utilizando para ello con frecuencia sistemas estándar ofrecidos por prestatarios de servicios bibliotecarios y moderadamente bien adaptados para su función. Las aplicaciones, pues, son bastante similares. Pocas de ellas podrían compararse con una app de catálogo como, por ejemplo, la que ofrece la Biblioteca Pública de Nueva York, un servicio que para Bergmann tiene carácter modélico en diversos aspectos. La aplicación NYPL Mobile incluye, por ejemplo, un escáner de códigos de barras que permite comprobar desde una librería si determinada obra se encuentra también o no en los fondos de la Biblioteca. Además, permite tomar en préstamo contenidos en formato electrónico, envía mensajes al cumplirse el plazo de devolución y permite administrar la cuenta de usuario.

Los libros célebres, una app de éxito

Pagar tarifas a través de una app no está permitido en Alemania, pero otras aplicaciones sí han sido ya adoptadas con éxito por bibliotecas del país. Así, por ejemplo, la Biblioteca Estatal y Universitaria de Dresde en Sajonia ofrece también un escáner de códigos de barras. Y la app EconBiz de la Biblioteca Central Alemana de Ciencias Económicas, con sede en Hamburgo y Kiel, permite, entre numerosas funciones de búsqueda, chatear en directo con un bibliotecario encargado de tareas informativas.

Ya en 2010, cuando se hizo innegable el éxito creciente de las aplicaciones móviles, la Biblioteca Estatal de Baviera (BSB) desarrolló su primera app, denominada Famous Books. La app, que contiene tesoros de los fondos digitalizados, entre ellos ejemplares únicos como el Cantar de los Nibelungos, acumula ya unas 80.000 descargas. “Una buena cifra tratándose de una app cultural”, subraya Klaus Ceynowa, Director Adjunto de la BSB. Sin embargo, otra app semejante –Oriental Books, que contiene, entre otras obras, manuscritos raros del Corán– quedó por detrás de las expectativas. Conclusión, en palabras de Ceynowa: “Al desarrollar, hay que partir de los intereses del usuario”.

Aquí encontramos también la app Kulturschätze (i.e., Tesoros culturales), que ofrece la Fundación Preußischer Kulturbesitz (Patrimonio Cultural Prusiano) de Berlín. Contiene 24 objetos con explicaciones gráficas y sonoras, entre ellos un autógrafo de Der zerbrochene Krug (El cántaro roto) de Heinrich von Kleist o el primer libro alemán de ajedrez, aparecido en 1616.

Seguir digitalmente el camino del rey 

Por su parte, las apps de realidad aumentada ofrecen algo más que una presentación cuidadísima. La pionera alemana en este campo fue también la Biblioteca Estatal de Baviera. Según explica Ceynowa, aquí se empezó a “aprovechar por completo las posibilidades interactivas de las nuevas aplicaciones”. Así ocurre con Ludwig IIAuf den Spuren des Märchenkönigs (i.e., Luis II: el camino de un rey de cuento de hadas), una app de las denominadas location based, que permite consultar información relativa al rey en 140 ubicaciones repartidas por Baviera y otras partes de Europa, datos que se visualizan casi todos en directo en la imagen de la cámara del teléfono inteligente. La app Bayern in historischen Karten (i.e., Baviera en los mapas históricos) hace posible, por medio de georreferenciación, visualizar en alguno de sus más de 250 mapas elaborados entre los siglos XVI a XIX el lugar en que se está en ese momento. Otra app, bavarikon3D, muestra tesoros culturales procedentes de instituciones culturales bávaras en forma de objetos digitalizados en 3D que es posible ampliar, girar e inclinar.

Mucha atención ha recibido también la app Weltbrand 1914 (i.e., El mundo en llamas en 1914) de la Biblioteca Estatal y Universitaria de Hamburgo, con la cual puede seguirse titular a titular el estallido y el transcurso de la Primera Guerra Mundial en noticias publicadas en Hamburgo en la época. Las apps de realidad aumentada, tal como está convencida Julia Bergmann, “van a tener en el futuro un gran potencial para las bibliotecas”. Ciertamente, las apps –casi siempre programadas por empresas externas– no permiten ingresar ningún dinero. Pero se gana mucho prestigio. Con las apps, subraya Klaus Ceynowa, “las bibliotecas se muestran en una nueva dimensión con una oferta educativa moderna“.