n´UNDO
Estrategias de Resta y No Construcción

n´UNDO: Re-arquitectura del territorio y la ciudad desde la Resta y la Renuncia.
n´UNDO: Re-arquitectura del territorio y la ciudad desde la Resta y la Renuncia. | Foto: © n´UNDO

“Exceso significa fuerza de trabajo desperdiciada, material profanado.” (Adolf Loos)
 
“Esta es la ciudad, y yo soy uno de los ciudadanos.
Lo que interesa a los demás me interesa a mí…” (Walt Whitman) 

La arquitectura surge de la necesidad ineludible por parte del ser humano de encontrar cobijo y convertirlo en comodidad, de construir un entorno, como una infraestructura para las funciones básicas y un marco para aquellas que las suceden, y desde ahí se erige necesaria y vital.
 
La ciudad es el resultado de este hacer. De sus múltiples acepciones, todas incluyen personas. La ciudad, entendida como civitas, es a la vez el complejo de actividades humanas de una sociedad local (cives) y el escenario físico donde esta acción tiene lugar (urbs). Sin gente, son enormes espacios metafísicos, cuadros de De Chirico, soportes para nada. Pero pocos planes urbanísticos están pensados desde las personas, desde su espacio común de relación que es la calle, la plaza, el parque, el árbol; pocos desde las distancias, los recorridos, las oportunidades; desde los vacíos, los centros, la complejidad y la diversidad necesaria.

Las malicias del urbanismo actual

El urbanismo de nuestros días no hace ciudad, sino normalmente, crecimiento sin mesura generador de sistemas urbanos disfuncionales, repletos de especulación, malabares financieros, sinrazón y solecismo. Hoy, recursos, herramientas, tecnología y exigente demanda han propiciado un aumento exponencial en la producción de artefactos edificatorios. Las variables se han combinado favoreciendo la adición en una sociedad donde cualquier crecimiento se asocia al progreso y donde las cantidades imperan frente a las cualidades.

El individualismo y la cultura de usar y tirar han propiciado que generemos fantasías estructuralistas y que los procesos se basen en aumentar, sumar, incrementar, poseer, como resultado de vincular mejorar a crecer, cuanto más mejor. En el planeta sufrimos lo que en psicología se denomina síndrome de acumulación compulsiva, elementos inútiles que intoxican las sociedades. Pero como dice el pintor español Antonio López, “La bazofia ocupa demasiado espacio”.

Es aquí donde toma fuerza la mejora desde la RESTA como respuesta sostenible, como proceso proyectual necesario.
Quitar libera de la erupción inicial de ideas, ordena pensamientos, sintetiza, deja solo lo esencial e indispensable. Quitar libera de elementos prescindibles, ordena espacios, permite que nada sobre. Constituye una vía de mejora, basada en la justa medida, en la eliminación de lo superficial, en el silencio que hace tangibles los espacios, en el orden productivo y sanador.

Construir desde la renuncia y la resta –n´UNDO– por tanto, es una actitud, una reacción cultural, extensible a cualquier área del conocimiento y la vida que, desde la arquitectura y mediante la implicación de diversas disciplinas, pretende generar una base de pensamiento y actuación (No Construcción, Minimización, Reutilización y Desmantelamiento) como forma de hacer arquitectura sostenible del territorio y la ciudad, que se formula desde una filosofía de la renuncia, de lo imprescindible, de la búsqueda de lo esencial y necesario, del hacer no haciendo, como la filosofía del nada es más.

Ser sostenible es hacer, producir, sólo lo necesario y pertinente, lo imprescindible.

Se plantea una alternativa de desarrollo de las ciudades basado en la conservación, la reutilización, la densidad, la diversidad y la complejidad, que garantice la eficiencia del sistema, a través de planes de actividad urbana para la mejora social, cultural y física de los entornos, con acciones transversales de identificación, mapeo, análisis y actuación.

Se proponen unos modos de actuación desde los que trabajar:
  • No Construcción de nuevos elementos, como principal opción de proyecto, si no es para dar respuesta a las verdaderas necesidades de los ciudadanos y no a las de los mercados.
  • Reutilización ante la gran herencia de construcciones vacías o abandonadas. Esta rehabilitación-reocupación permite hacer ciudad de manera más sostenible, desde otros modelos organizativos fuera del público-privado, compra-alquiler convencional.
  • Minimización de huellas energéticas, de impacto visual o de inaccesibilidad. Nuestras ciudades, saturadas de interferencias, precisan de silencio y resta, de limpieza.
  • Desmantelamiento, entendido desde un punto de vista positivo, de regeneración y de recuperación, con la humildad de reconocer los errores y el arrojo de invertir en su reversibilidad.
El fin de estas prácticas de supresión, como meditado y decidido proceso arquitectónico, es un restar quirúrgico que recupera, regenera y alumbra nuevos vacíos urbanos, entendidos estos como lugares donde se concentra la actividad social y ciudadana necesaria, para cumplir mediante la mutua cooperación, todos o alguno de los fines de la vida de sus integrantes.

El arquitecto es así un soñador de vacíos y la arquitectura es ese vacío entre elementos, un desocupar, un enfrentarse a la nada. Silencio es energía, una matriz de infinitas formas y estados en potencia representados por el negro de Malevich, ausencia absoluta, como se aprecia en el punto, representación suprema de la resta, paradigma y condensación, lugar de intensidad máxima… en la NADA, que como afirma el físico David Bohm, es plenitud de energía.