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Bibliotecas: entre la tradición y el progreso
Preservar e impulsar

El futuro de la biblioteca
El futuro de la biblioteca | © raumlaborberlin por encargo de Kulturprojekte Berlin

Desde siempre las bibliotecas han ofrecido a sus usuarios la posibilidad de participar de la memoria cultural y del saber de su época. Aunque esto no ha cambiado con la digitalización, sí se ha transformado el modo en que se transmiten los conocimientos.

De Leonard Novy

Las bibliotecas siempre han reflejado la sociedad a la que sirven, por eso su aspecto también ha sufrido cambios considerables a lo largo de la historia. Pero sea en la opulencia de las salas de lectura tradicionales o en el funcionalismo de las bibliotecas municipales de la República Federal Alemana, siempre se centraron en el libro en sí como medio y en la técnica cultural de la lectura. Al personal bibliotecario especializado le correspondía escoger determinada información sobre el fondo de la biblioteca y transmitirla a los usuarios y usuarias. Ahora, sin embargo, desde la aparición de internet, las bibliotecas quedan obsoletas en su calidad de “puerta al saber universal”.

una Guía en la marea de datos digitales

En vez de “lugar de préstamo”, ahora se le pide a la biblioteca que sirva más bien de guía. Una guía para navegar por el mundo digital en el que los algoritmos operan como los vigilantes de las compuertas de nuestra experiencia vital. Por eso, la transparencia, la participación y la autodeterminación digital no deben considerarse dinámicas espontáneas, más bien lo contrario. Cada vez son más los indicios de que la desigualdad digital no solo reproduce la desigualdad social sino que la refuerza, argumenta, por ejemplo, Nico Koenig, del proyecto autogestionado P2PU (Peer to Peer University), enfocado a las nuevas formas de la transmisión del saber. “Si usted cuenta con motivación, apoyo, acceso y competencia digital, la digitalización pondrá en la punta de sus dedos toda una biblioteca”, dice Koenig. “Pero si usted no tiene esa capacidad o apoyo, no podrá sacar provecho de la digitalización. Y, en algunos casos, se distanciará más del saber y llegará a ser inaccesible.” Es aquí donde entran en juego las bibliotecas como transmisores de esas competencias necesarias para no perderse frente a la diaria marea de datos.

Para Jane Kunze que se dedica a difundir esa competencia digital en la ciudad danesa de Aarhus, la tarea principal de las bibliotecas siempre han sido los datos y su selección, almacenamiento y transmisión. Hoy, en términos digitales, es importante también otro aspecto. Kunze dice que la cuestión es entender cómo se produce y se difunde la información, cuáles son sus fuentes y su motivación. Esta es una condición esencial si se quieren tener mejores oportunidades de participar en el el campo social y profesional “sea para descubrir nuevas formas de hacer negocios, para mejorar el rendimiento en la escuela o aumentar la consciencia social sobre un problema local, etc.”

Transmisión de saber por otros caminos

Pocas bibliotecas tienen tanto en cuenta las nuevas realidades digitales y las expectativas sociales como el lugar donde trabaja Jane Kunze, el Dokk1 de la ciudad portuaria de Aarhus, Dinamarca. Inaugurado en 2015, no tardó en ser considerado el precursor de una nueva concepción de la labor bibliotecaria. Pero el Dokk1, la biblioteca pública más grande de Escandinavia es mucho más que eso, pues también opera como una combinación de centro cultural, ciudadano y científico. Y su construcción futurista/funcionalista de hormigón, cristal y madera rompe de forma radical, y no sólo en lo estético, con las convenciones clásicas.

Un objetivo central es capacitar a los jóvenes y a las personas mayores para que puedan interactuar con un paisaje mediático en continuo cambio. Por ejemplo, Jane Kunze desarrolla formatos didácticos que les permiten a las personas analizar datos, configurarlos y contar historias con ellos. En el consumo mediático diario de muchas personas, dice Kunze, sus datos acaban en una “caja negra” que luego vuelven a salir como “información” en Facebook,  como news feed, el resultado de una búsqueda en Google o como mera visualización de datos. La tarea de las bibliotecas sería abrir esa caja negra. Una vez finalizado el proceso, las personas deberían entender cómo se genera la información a partir de algoritmos y de una inteligencia artificial.

En consecuencia, en Dokk1 el préstamo de los libros analógicos es solo un servicio entre muchos otros más. En el edificio situado directamente junto a la zona portuaria hay espacio de sobra para organizar encuentros, juegos y eventos de toda clase. El aprendizaje de ciertas habilidades prácticas se efectúan en los llamados Makerspaces, lugares destinados al trabajo creativo, entre tanto,también muy comunes en muchas bibliotecas alemanas. Desde lo artesanal a la más alta tecnología, allí se elaboran y se ponen a prueba proyectos de forma colectiva y, de paso, se refuerza el tipo de conocimiento necesario en el mundo personal y laboral digitalizadoen el que vivimos.

La función social del aprendizaje

Según Nico Koenig de P2PU, si las bibliotecas se focalizan en formas colaborativas de enseñanza y aprendizaje, es porque “estos procesos son, en el mejor de los casos, una actividad social”. Al fin y al cabo, gran parte de nuestro saber lo adquirimos en situaciones sociales o para aplicarlas en ellas. Por eso, ahora más que nunca, hay que entender la biblioteca como un lugar donde “se pueden construir relaciones sociales”.

Dokk1 es considerado un precursor y modelo internacional, pero también ha despertado críticas. Por ejemplo, que allí todo termine convertido en un “evento”, porque  ¿no se pierde entonces la esencia por el camino? Sin embargo, abrirse a lo nuevo y ser consciente de los valores tradicionales no tendría por qué excluirse. “Por supuesto”, admite Jane Kunze, “los ciudadanos tienen necesidades muy diferentes”. No todos tienen que convertirse en “analistas de datos”. “De todos modos, el rumbo de las bibliotecas públicas siempre ha sido el mismo: posibilitar un acceso libre, democrático e igualitario pero no imponerlo”.

Dokk1 no puede considerarse un patrón para la reestructuración de las bibliotecas porque desde un principio se ajusta exactamente a las necesidades específicas de sus usuarios, que participaron en la concepción y pudieron incluir sus ideas, sus expectativas y conocimientos en el proyecto. A su vez, este aspecto hace de Dokk1 un ejemplo modélico de cómo deben concebirse a sí mismas las bibliotecas que ponen en el centro de su quehacer a las personas y no al material.

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