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Kit de supervivencia universitaria
“Antes de las entregas trabajo sin parar”

Kit de supervivencia universitaria Sofia
Kit de supervivencia universitaria Sofia | Fotografía (fragmento): Unsplash © Hitoshi Suzuki / Lukas Mair

Sofia, 23 años de edad, emprendió estudios de Germanística en la LMU de Múnich, con segunda especialidad Arte, Música y Teatro. En nuestro “Kit de supervivencia universitaria”, nos explica qué lugares comunes sobre su carrera resultan ser verdad.

¿Cuál es el lugar común más extendido sobre tu carrera, y qué hay de verdad en ello?
 
Un lugar común es, sin duda, que aquí todo el mundo somos ratones de biblioteca... y además está en lo cierto. Si a alguien no le gusta leer, es seguro que se habrá equivocado eligiendo estudiar Germanística.
Otro más: los germanistas terminan siempre de taxistas. Por suerte, en mi fase de prácticas y en mis trabajos extra me ha salido hasta ahora todo bien. Trabajo no falta, por tanto, aunque quizá se deba también a estar en Múnich, donde hay muchos trabajos para estudiantes de ciencias humanas.
Otra cosa típica: ¡dejamos las cosas siempre para más tarde, tenemos mucha presión en las fechas de entrega! Soy relativamente disciplinada, pero cuando falta poco para entregar trabajo sin parar los últimos días, a veces incluidas también las noches.
 
¿Cómo es tu jornada normal?
 
Prefiero tener los seminarios y las clases por la mañana, a las ocho o a las diez, porque así me levanto de la cama y empiezo bien el día. Según lo que duren las clases y los seminarios, estoy en la universidad hasta el mediodía. Después del mediodía leo y trabajo en repasar o preparar las asignaturas. Pero nunca voy a la universidad cinco días seguidos, sino que me dejo al menos un día libre para trabajar.
Por la tarde, y según el día de la semana que sea, me gusta hacer algo tranquilamente con amistades, o estoy en la residencia en el bar que hay allí, los jueves tenemos la denominada “velada en el bar”. Los fines de semana suelo viajar a casa, para ver a la familia y estar con los amigos. Soy del Tirol del Sur, así que no me queda demasiado lejos.
 
¿De qué habrías podido prescindir?
 
¿Hablando con toda sinceridad? De alguna que otra clase magistral demasiado teórica. Una cosa que me hizo de verdad muy feliz: en el semestre introductorio hay que matricularse en la asignatura Lingüística, pero luego es posible cambiarse. Ese enfoque analítico y estricto no era lo mío. Edad Media y Literatura Alemana Reciente sí son campos en los que estoy más cómoda, porque ahí –además de las aspiraciones analíticas– se puede tener más creatividad.
 
¿Cuál es el día en la universidad que nunca olvidarás?
 
Nunca olvidaré mi primer examen final. Fue un sábado, en un aula gigantesca; nos dominaba a todos el nerviosismo. Aquello era ya diferente de la primaria y la secundaria: escribir un examen final sobre las enseñanzas de seis meses. Tampoco olvidaré, por supuesto, los nervios del momento en que puse en el cajón del profesor mi primer trabajo y comprendí que ya estaba entregado y que ya no podía cambiar nada en lo que había escrito.
 
Si pudieras empezar otra vez a estudiar la carrera: ¿qué harías de otro modo?

En conjunto, me presionaría menos a mi misma. Y quizá me asilvestraría un poco más y no lo haría todo siguiendo estrictamente el plan. Apuntarme sin más a algún seminario sin saber aún demasiado acerca del tema: no insistir siempre en Kafka, Effi Briest y Goethe, sino alguna vez que otra ir a oír sobre la poesía de Celan, Lasker-Schüler y compañía.
 
¿Qué te ha desesperado repetidamente?
 
Estando entre estudiosos del teatro me di cuenta de una cosa: aquí yo no encajo, sin ninguna duda no estoy lo bastante loca. Pero, gracias a Dios, mi segunda especialidad Arte, Música, Teatro tiene facetas muy amplias, porque si no habría llegado a mis límites rápidamente.

Estando entre estudiosos del teatro me di cuenta de una cosa: aquí yo no encajo

Así que tuve la posibilidad de decir: voy a ir más por la historia del arte y la musicología, y el teatro me lo dejo fuera. De este modo, me llevé una sorpresa con disciplinas en las que al principio ni había pensado: por ejemplo, me parecieron interesantísimos los enfoques que utiliza la pedagogía del arte.
 
¿Cuál fue tu salvación más frecuente?
 
El clásico: chocolate. Y también levantarme alguna vez de la mesa para irme a un museo, rodearme de arte para poder llegar a ideas nuevas. Y otra era conversar con alguna compañera o compañero sobre nuestros trabajos e intercambiar impresiones.
 
¿Qué has llegado a comer el último día del mes, cuándo llegaba el momento de hacer economías?

Es lo que suele decirse: a finales de mes, el estudiante solo come pasta. Pero como a mí me encanta la pasta, y perfectamente podría comerla cinco veces a la semana, no era ningún problema. Con la ayuda económica de mi familia y mis trabajos extra, nunca tuve que preocuparme por el dinero.
 
¿Qué pregunta vuelven siempre a hacerte en las vacaciones con la familia?

 
Lo primero es que siempre tengo que explicar qué estoy estudiando. En seguida viene la pregunta sobre cuánto tenemos que leer. Por supuesto, no solo leemos obras literarias, sino también muchísima bibliografía científica y textos teóricos. Para la pregunta de qué voy a hacer con todo eso, hoy tengo ya por suerte la respuesta: me gustaría encaminarme al ámbito cultural o artístico y trabajar allí en labores de prensa o de comunicación pública.
 
En los ratos en que no estás en la universidad, ¿dónde se te puede encontrar?
 
Al hacer la carrera de historia del arte, podía visitar gratis casi todos los museos de Múnich. Es una oportunidad que, por supuesto, aproveché. Por lo demás, me gusta ir a la ópera y al teatro, y si hace buen tiempo estoy en el Englischer Garten o a orillas del Isar.
 
¿Cuál ha sido el precio más alto que has pagado por una calificación buena?
 
Un trabajo escrito que hice llevaba muchas imágenes, que me desbarataron completamente el formato. Así que tuve que hacer turno de noche para que todo volviera a su sitio y poder entregarlo con la conciencia tranquila.
 
La universidad significa también: aprender para la vida. ¿Qué te llevas de tu especialidad que te acompañará en tu camino?

Sin ninguna duda, la tenacidad: durante la carrera no hay nadie que te vaya dando indicaciones. A tu profesora o profesor les resulta completamente indiferente si entregas los trabajos o no.  
 
 

“Kit de supervivencia universitaria“

¿Qué universidades en Alemania están bien para estudiar? ¿Cómo se puede llevar una buena vida siendo estudiante? Y ¿cómo sobrevivir a la primera fiesta de organizaciones estudiantiles y a las preguntas en las vacaciones con la familia?

Estudiantes de distintas ramas nos cuentan sus experiencias en universidades alemanas, su día a día... y cosas que a veces les sumen en la desesperación. 

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