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El coronavirus y su vinculación con el cambio climático
Activismo por el clima durante una pandemia

Protesta en Bruselas
Protesta en Bruselas | Foto (Detalle): © François Dvorak

En busca de posibilidades para mantener la vitalidad del movimiento belga por el clima y, a la vez, anclar firmemente el tema en el orden del día político. 
 

De Lola Segers

No hay ninguna sensación más intensa que la que se genera en una marcha por el clima. Recorrer las calles con miles de personas, gritando, bailando, incluso derramando aquí o allá una lágrima de felicidad. A principios del año pasado, Youth for Climate, el movimiento belga por el clima conocido por el éxito de sus movilizaciones masivas y por sus marchas semanales en Bruselas, tuvo que ceder espacio a otro problema distinto y, en opinión de multitud de personas, mucho más urgente: la crisis del coronavirus. El movimiento por el clima tuvo que tocar todas las teclas posibles para que su tema no desapareciera ni de la agenda política ni de los medios de comunicación. Y ello mientras había que ceder espacio a la pandemia de coronavirus y las personas se distanciaban automáticamente de la crisis climática, por más conscientes que fuésemos de que cada día cuenta.

Una sensación de pérdida muy intensa, pero con mucho ímpetu también 

Me reuní con Clara Descamps y Jada Kennedy, dos amigas a las que tuve la alegría de conocer gracias al movimiento por el clima. Ellas y yo echamos de menos la sensación de estar en la calle y la solidaridad que acompañaba esa experiencia. En los días de campaña es cuando la sensación de empoderamiento consigue, una y otra vez y siempre, cargar nuestras baterías. Compartíamos también nuestra gratitud por el fuerte ímpetu que sentimos en este momento, así como un modo de pensar más allá de nuestras cuatro paredes, lo cual quizá sea una de las cosas positivas que nos ha enseñado la crisis del coronavirus. 

El activismo por el clima adoptó formas nuevas, y aprendimos a pensar más allá de nuestras cuatro paredes

Lo que sabemos sobre el tema del cambio climático y su urgencia todas las personas que estamos en el movimiento por el clima hacía casi imposible que se nos fuera de la cabeza. Pero, tras cierto tiempo, encontramos una vía para expresar nuestras preocupaciones de manera adecuada a la situación actual. Lo hicimos fundamentalmente por Internet, pero, según fue transcurriendo la pandemia, también en la calle, en grupos reducidos y guardando la distancia necesaria. 

Así fue como no pasaron a ser ignorados sin más temas importantes como la Política Agraria Común europea (PAC), que tiene asignado un 30 por ciento del presupuesto europeo total. En todo el mundo se llevaron a cabo acciones, y también por Internet se abordó regularmente el tema de la PAC. En Bélgica llegamos a pasar siete semanas seguidas delante de la Comisión Europea para llamar la atención sobre la propuesta actual de la PAC y dejar clara nuestra desaprobación al respecto. Organizamos también muchas otras acciones, entre ellas la campaña #FightFor1Point5, en la que se reunió  en Bruselas un pequeño grupo y señalamos con cientos de velas el quinto aniversario del Acuerdo de París. Subrayamos también la importancia de que el calentamiento del planeta no supere los 1,5 °C y la conexión de ello con los derechos humanos.

El coronavirus y su vinculación con el cambio climático 

Que el movimiento por el clima cediera espacio a la crisis del coronavirus y reconociese esa urgencia era lo correcto desde cualquier punto de vista. Lo que nos consternó, sin embargo, era la escasa atención dispensada a la causa de esta pandemia y, con ello, a su conexión con el cambio climático, la deforestación y la pérdida de la diversidad biológica. Hay estudios que demuestran que en el marco del cambio climático vamos a sufrir cada vez más enfermedades tropicales. También el profesor Kevin Arien, del Instituto de Medicina Tropical de Amberes, ha confirmado que el peligro de que en el futuro se transmitan virus de los animales al ser humano va a intensificarse cuanto más se tale bosques vírgenes.

Miedo a que se pierda la urgencia 

Las acciones durante la pandemia de coronavirus han cosechado un marcado desinterés tanto en los medios de comunicación como entre la ciudadanía corriente. Pero la demanda de acciones llamativas y desobediencia civil creció con más fuerza que nunca hasta la fecha. Nos preocupa la sensación de que se está disipando la urgencia y con ello se presta menos atención. El mundo se ha detenido un tiempo, pero la crisis climática no. Hemos vuelto a perder otro año en la lucha contra el cambio climático. Es necesario reencontrar la sensación de urgencia, en todos los sectores, en todas las formas de política y en todos los cuartos de estar. 

Aun cuando vuelvan a estar permitidas las protestas y las movilizaciones de masas, esta urgencia tiene que hacerse de nuevo percibible para que el conjunto sea una historia de éxito. Más sobre este tema de cómo podría tener éxito la protesta podrán leerlo la semana que viene en el blog de Carmen y Belén

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