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Hacerse activista
¡Por qué deberías sumarte al movimiento por la justicia climática!

Rebelión contra la Extinción
Esta foto fue tomada como parte de una acción de la Rebelión contra la Extinción en Lisboa en septiembre de 2019. | Foto (detalle): © Climáximo

En el curso de las cuatro entregas del proyecto Blog, Engage, Act! hemos tratado distintos temas de importancia relacionados con la crisis del clima y nuestro activismo en favor de la justicia climática. Hemos intentado hacer tangibles nuestras ideas, nuestras aspiraciones y la escena del activismo que nos rodea, y en la tarea hemos ido desde una comprobación realista para ver si vamos de verdad a ganar, hasta un vistazo a nuestro movimiento y nuestra organización por dentro, nuestros planes y los retos que se nos plantean. Para quienes hayan seguido estos artículos en los que hemos puesto al día de nuestras distintas experiencias y perspectivas como activistas, se plantea ahora la pregunta esencial: ¿por qué iba también yo a hacerme activista por la justicia climática?

De Matilde Alvim

¿Por qué iba también yo a hacerme activista por la justicia climática?

La respuesta no tiene demasiada complicación. La razón para hacerte activista es que nuestra casa está ardiendo. La razón para que te comprometas con el movimiento por la justicia climática es que hay un plazo muy concreto que sigue agotándose: en el caso de Portugal, tenemos 9 años para reducir en torno al 75 % de nuestras emisiones. La razón para que te hagas activista está en que, pese a todo el ruido de fondo que producen los planes del gobierno para bajar las emisiones, sigue habiendo sequías, incendios e injusticias. La razón para hacerte activista es que la sociedad está pensando en otra cosa mientras nos hallamos al borde del derrumbe civilizatorio. La razón para hacerte activista y dejarte guiar por el aliento de la ira contra la injusticia es que los grandes grupos empresariales petroleros conocían desde hace décadas el calentamiento global y retuvieron información a sabiendas. Las personas tienen que luchar para reducir en todo el mundo el 50 % de las emisiones y dar sepultura al sistema. Tú eres una persona. Por lo tanto, el movimiento por la justicia climática te necesita para ganar.

A veces, puede que la magnitud del problema al que nos enfrentamos genere apatía, miedo o, incluso, aversión. Pero, como nos enseña la historia, en el transcurso de los tiempos han llegado a producirse grandes transformaciones sociales gracias a que hubo personas que se aprestaron a defenderse. Esa es también la situación ante la crisis climática: la historia nos está mirando, y somos quienes determinaremos si nos decidimos por el derrumbe o por la justicia climática. El hecho es que no hace falta mirar muy atrás para ver algunos –todavía vacilantes– frutos del activismo. En el año 2018, la campaña “Stop the Bore” logró detener la perforación ante la costa de Aljezur, en el Algarve.

Fue un momento decisivo también para mí, pues en aquel llamamiento me sumé al movimiento por la justicia climática. Por unas líneas en un periódico en las que se anunciaba una manifestación me movilicé y sigo movilizándome hasta hoy. En el año 2019 se organizó Camp in Gás, un campamento contra la prospección gasística en el pueblo de Bajouca. De toda Europa llegaron activistas para pasar varios días en Leiria en cursos de formación y en una acción de desobediencia civil. Yo participé en el Camp in Gás, y la fuerza y la sinergia que percibí allí eran pasmosas. La comunidad autóctona apoyó la acción en todos momentos, y nos enseñaron resolución y capacidad de resistir.

Tanto cansancio y agotamiento, las frustraciones, los miedos y una extraordinaria capacidad de improvisación para superar lo imprevisto no consiguieron impedir, sino que, antes bien, fortalecieron un increíble espíritu de camaradería que quedó sellado con multitud de abrazos sinceros,

se lee en el resumen en que Climáximo extrajo al poco tiempo sus conclusiones. Hace unos pocos meses, se dio por finalizada definitivamente la perforación. 

EL MOVIMIENTO CLIMÁTICO NECESITA GENTE COMO TÚ

El movimiento por la justicia climática necesita activistas con mucha variedad de destrezas y saberes. Personas que escriban textos con efecto movilizador; otras que sepan cómo confeccionar o dónde encontrar los mejores materiales; personas que fotografíen y monten vídeos inspiradores; personas que sepan trabajar con ordenadores; y también personas de los campos del arte y la música que sepan que para lograr un cambio de sistema es imprescindible una revolución cultural y artística. Personas de todas las edades, con mucha experiencia o con poca, que sepan ya mucho o casi nada sobre la crisis climática. Personas con diferentes trasfondos sociales y que hayan llegado a movilizarse en esta lucha por vías muy diferentes. Sea por el peligro real de una perforación o por la impacto que pueda desencadenar una película sobre la crisis climática (como por ejemplo Alice de Climáximo y FFF Portugal, que me contó que había decidido comprometerse tras ver Before the Flood de Leonardo DiCaprio). Personas, eso sí, que lleven dentro la resolución y el valor de saber que está solo en nuestras manos cambiar el rumbo en dirección al colapso.

La sociedad –por más miedo e inseguridad que la dominen– tiene la opción de decidirse por tratar la crisis climática como la crisis que es y cambiarlo todo antes de que el clima cambie todo lo que es nuestro. Está en nuestras propias manos el reducir las emisiones, y está en nuestras manos el elaborar un programa que lo cambie todo: la manera que tenemos de producir, de transportar, de cuidar de la gente y de alimentarnos, mediante la creación de cientos de miles de puestos de trabajo públicos en favor del clima que hagan posible una transición justa. Tenemos poder para detener la violencia y construir una sociedad basada en la justicia social y la asistencia, en servicios públicos, y no en el beneficio económico. Sabemos que en el futuro las condiciones ecológicas podrán ser desfavorables, pero podemos elegir si vamos a superarlas construyendo una sociedad nueva o si vamos a irnos a pique sin salir del sistema en que vivimos.

Tras estos meses escribiendo, leyendo y compartiendo, no puede sacarse más que una conclusión: unirse a la lucha por la justicia climática.
 
Durante tres temporadas, Blog, Engage, Act ha analizado el presente: el statu quo de la lucha contra el cambio climático, los bastidores y la evolución del movimiento climático. Por último, l*s bloguer*s miran al futuro y se preguntan cómo es posible el cambio social, cómo se vive ya el cambio hoy, qué ingredientes (creativos) se necesitan y por qué hay que formar parte de él.

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