Protección de los trabajadores
Lugar del deceso: trabajo

Morti bianche, Cuadros de Carlo Soricelli
Morti bianche, Cuadros de Carlo Soricelli | Imagen (cortada): © Carlo Soricelli

Desde hace 14 años, el artista y obrero metalúrgico jubilado Carlo Soricelli dedica su vida a una tarea: lleva un registro de todas y cada una de las personas que hayan perdido la vida en Italia mientras trabajaban.
 

De Christine Pawlata

“Cuando el 6 de diciembre de 2007 – refiere – siete trabajadores se quemaron vivos en la planta de Thyssenkrupp en Turín, aquello me afectó terriblemente.” Desde ese momento empezó a buscar información acerca de personas fallecidas en Italia durante el trabajo, pero encontró únicamente las estadísticas del seguro legal nacional de accidentes (INAIL) referidas al año precedente.

Un archivo contra el olvido

Así fue como empezó por sí mismo, al principio con ayuda de sus hijos, y después colaborando con personas voluntarias de todo el país, a recopilar todas las noticias sobre fallecimientos en el trabajo. Para que no caigan en el olvido, publica a diario información sobre los accidentes mortales en su blog en el “Osservatorio Nazionale di Bologna Morti sul Lavoro”, que recibe a diario de 500 a 1000 visitantes.

Según Soricelli, en Italia pierden la vida en el trabajo entre tres y cuatro personas al día. Desde que abrió su archivo suman más de 20.000.

Que Soricelli registre más casos mortales que el INAIL se debe a que este solo cuenta los casos comunicados oficialmente como accidentes laborales. “Un jubilado que, aun percibiendo pensión, siga trabajando en su tierra para redondear la pensión no queda recogido en las estadísticas si un día le pasa el tractor por encima. Es una de las razones por las que hace falta un archivo independiente.”

Boom de la construcción y escasez de mano de obra: una combinación mortal

Desde 2021, la cifra de accidentes laborales mortales en Italia se ha elevado un 30 por ciento, según explica Alessandro Genovesi, Secretario General de FILLEA CGIL, el sindicato competente para personal de la construcción.
El incremento afecta primordialmente a la construcción. La razón, continúa Genovesi, está en las recientes medidas estatales con las que se pretende fomentar el resurgimiento económico tras la crisis del Covid-19. Desde 2020, Italia abona el 110 por ciento de los gastos de reforma que mejoren en al menos dos niveles la clasificación energética de un edificio. Hay que añadir las inversiones en obras públicas pagadas con recursos del fondo para la reconstrucción de la UE.
 

“El sector de la construcción está viviendo un crecimiento del 30 por ciento anual, a la vez que en el conjunto del país faltan unas 200.000 personas como mano de obra”, afirma Genovesi. La combinación entre el boom de la construcción, prosigue, y la ausencia de mano de obra trae consigo no solamente jornadas más largas, sino también que cada vez se improvise más con personal carente de la formación específica y las competencias de seguridad necesarias. En torno a la cuarta parte de los accidentes mortales afectan al trabajo en negro: “Es como una maldición; tan pronto el sector crece, suben también los accidentes mortales”.

Es como una maldición, en cuanto el sector crece, también aumentan los accidentes mortales.”

Alessandro Genovesi

Para el representante sindical, que en torno a un tercio del personal de la construcción sea mayor de 60 años es una razón más para la gran cantidad de víctimas mortales en la construcción italiana. “A los 65 se puede dar clase en un aula, pero ya no se debería subir a un andamio de 30 metros de alto.”

Un triste primer puesto en la UE

En conjunto, el promedio de personas muertas en Italia durante el trabajo supera el de la UE. Según datos de la Comisión Europea, en Italia fallecen en el trabajo 2,6 de cada 100.000 personas trabajadoras, muy por encima del promedio de la UE, 2,2 casos mortales por cada 100.000 personas empleadas, y el doble de Alemania, donde esta triste estadística es de 1,1 víctimas mortales por cada 100.000 personas trabajadoras.

El escalofriante primer puesto italiano se debe ante todo a tres causas en opinión de Genovesi: en primer lugar, las constructoras italianas son empresas mucho más pequeñas que las de otros países de la UE. “En 2021, las constructoras italianas tenía una plantilla promedio de 2,6 personas, frente a las 7 del promedio de la UE.” Y, añade, a las empresas pequeñas de la construcción les resulta difícil financieramente invertir en las medidas de seguridad necesarias y en formación. En segundo lugar, Italia no impone ninguna restricción de acceso a la hora de fundar una constructora. “Para abrir una peluquería en Italia hace falta un título, para fundar una constructora basta con inscribirse en la Cámara de Comercio e Industria.” Y, por último, Italia sufre una carencia de personal de inspección laboral. “De un informe del Ministerio de Trabajo de 2019/2020 se desprende que las constructoras pasan por un control en promedio una vez cada seis años. Como la vida de una constructora pequeña se extiende en promedio cuatro años, resulta muy probable que nunca sean inspeccionadas.”

En tanto no se aborden con energía suficiente estos problemas, tal es el temor de Genovesi, Carlo Soricelli seguirá consignando cada día en su trágico archivo los nombres y las historias de entre tres y cuatro personas fallecidas en el trabajo.

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