Estreno en Dresde | de CHRISTIAN RÄTSCH
De nuevo Teatro ¡por fin!

Schauspielhaus Dresden
Schauspielhaus, Dresden | © Foto (Zuschnitt): Christian Rätsch

Es uno de junio, y el Staatsschauspiel (Teatro Estatal) de Dresde vuelve a abrir sus puertas tras una larga pausa. La reapertura se celebra en la Kleines Haus con el estreno de una obra muy especial. En la “Conferencia de los ausentes” de Rimini Protokoll no salen a escena actores ni actrices, sino que el público mismo asume los papeles de las personas invitadas a un congreso del que se ausentan.

De Christian Rätsch

Mi jornada empieza a las 15 horas con el ensayo técnico. Daniel Wetzel, uno de los autores y directores escénicos de Rimini Protokoll, me pregunta si me gustaría meterme en el papel de una ausente. Le digo que sí y, al poco tiempo, me veo encima del escenario, llevo cables, auriculares y micrófono. Una voz me va dando indicaciones al oído y me apunta el texto, y entonces lo repito en voz alta. Soy Bahati, una refugiada que habla sobre su dilema con las autoridades europeas. Cuando tengo que darme la vuelta, mi actuación acaba abruptamente, pues parece que algo se ha estropeado.

El ensayo se interrumpe, y aprovecho la pausa para acudir a la explanada delantera del teatro y hacer una primera entrevista a Lüder Wilke, encargado de producción dramatúrgica del Staatsschauspiel.

Se diría que el Staatsschauspiel de Dresde es el lugar perfecto para este estreno y este experimento. Según me cuentan, el denominado “teatro ciudadano” tiene ya una larga tradición en la tarea de implicar a la ciudadanía local y llevar obras a escena colaborando con ella. Poco antes de las 19 horas puedo conversar por fin también con Daniel Wetzel. Hablamos sobre cómo surgió la obra, el principio de la telepresencia performativa y qué expectativas tenemos.

¿Habrá hoy gente que se levante y participe, o el congreso habrá llegado a su fin en cinco minutos?

Todo el mundo ocupa sus asientos, la sala está llena y a las 19:30 horas empieza el congreso de los ausentes. Tras una breve sensación de pánico, tomamos aire por fin... Ha aparecido la primera participante, que sube a escena y rompe el hielo. Y así transcurrirá la velada, siempre aparecerá el/la ponente. Sin embargo, en un momento la exigencia es muy concreta: hace falta una “person of color”, y el congreso se paraliza. Sigue sin aparecer dicha persona, su ponencia desaparece del programa. Lo que es capaz de conseguirse con la telepresencia me lo deja claro la intervención de Karl Heinz Pantke. Sufre síndrome de enclaustramiento y lleva 25 años sin poder moverse más que con muchas restricciones. Aquí y hoy, sin embargo, su avatar, su presencia a través de una mujer joven, le permite volver por fin a dar brincos y saltos mientras anima a todo el público a acompañarlo. Tras el estreno, cazo algunas impresiones del público y me quedo con el equipo delante del teatro. Noto lo bien que me sienta la interacción social tras el largo intermedio por la COVID. Así termina una larga jornada, y a medianoche me voy a la cama lleno de impresiones, feliz y satisfecho. 

 

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