“El espía honesto” (Nahschuss), Franziska Stünkel
Los ojos del condenado

Fotograma de “El espía honesto” de Franziska Stünkel, 2021
Fotograma de “El espía honesto” de Franziska Stünkel, 2021 | Foto (detalle): © Adso Films

La directora ficciona los años finales de Werner Teske, el último condenado a muerte en la RDA, buscando iluminar los motivos de su trágico destino.
 

De Miguel Muñoz Garnica

El 26 de junio de 1981, Werner Teske se convirtió en el último condenado a muerte ejecutado en la RDA. Tras varios años como espía al servicio de la Stasi, Teske había planeado desertar al Oeste llevando consigo varios documentos confidenciales con los que esperaba “comprar” su nueva vida en la RFA. Aunque fue descubierto antes de que pudiera entregar ningún secreto al enemigo, fue acusado de alta traición y sentenciado en un juicio de un día. Cuarenta años después, la directora Franziska Stünkel ha recuperado su historia a partir de dos preocupaciones esenciales. La primera, hablar de la existencia de la pena de muerte en la RDA, algo que, según ella misma, es poco conocido en la Alemania contemporánea. La segunda, investigar qué pudo hacer un hombre como Teske para encontrar un destino tan terrible.

Una fotografía

Así, Stünkel afirma que la historia se inspiró a partir de una fotografía de Teske que encontró en sus investigaciones: “En esta foto tenía 38 años, un año antes de su ejecución. Yo tenía la misma edad cuando descubrí la foto. Eso me afectó mucho. Tenía una mirada muy sensible”. El retrato generó en la cineasta la necesidad de conocer qué historia había detrás de esa mirada, y quiso replicar su sensación en el plano de apertura que nos propone la película. En él, vemos de frente al protagonista (en la película llamado Franz y encarnado por Lars Eidinger) encerrado en una celda oscura, aterrado y tembloroso tras las rejas que median entre su figura y la cámara. Esto es, el mecanismo de intriga de predestinación nos muestra su suerte desde el comienzo, para luego recorrer el camino desde la convicción política con la que comienza a trabajar hacia el desengaño y la desesperación que le han llevado a esas sombras.

Fotograma de “El espía honesto” de Franziska Stünkel, 2021
Fotograma de “El espía honesto” de Franziska Stünkel, 2021 | Foto (detalle): © Adso Films

Posicionamiento frontal

Con ello, El espía honesto alterna entre la narración cronológica e insertos de las escenas del juicio. La primera sigue una lógica degenerativa, según Franz va recibiendo encargos cada vez menos éticos, más presiones amenazadoras para que los cumpla y va resintiéndose su equilibrio mental; los segundos nos lo muestran completamente a merced del sistema que lo ha devorado. En este sentido, el posicionamiento a favor de los motivos de Franz para la “traición” y la denuncia de los métodos de la Stasi son igual de frontales e hilan un filme que, sin caer en excesos escabrosos, no escatima en la mostración de la implacable maquinaria política que succiona la vida de su protagonista. Stünkel ha buscado un tono naturalista, rodando incluso en interiores y despachos de la época que permanecían intactos, pero queriendo llevar las imágenes a una reflexión sobre el poder y los totalitarismos que pretende inquirir también a nuestro presente.
 

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