Discurso patrimonial autorizado
A debate: la historia colonial alemana en Namibia

Placa conmemorativa en memoria de los caídos de las tropas coloniales alemanas en Namibia
Concentración silenciosa conmemorativa | Foto (detalle): Fabian von Poser © picture alliance/imageBROKER

La colonización alemana sin duda marcó la memoria y el legado cultural de Namibia. Aún a día de hoy, muchos de sus monumentos y edificaciones más famosos siguen catalogados como monumentos nacionales.

De Gina Paula Figueira

El legado colonialista sigue siendo evidente en todo el mundo. Aún a día de hoy, las sociedades postcoloniales se ven obligadas a luchar contra la desigual distribución de la riqueza y de la tierra, producto de la represión sistemática que sufrieron las comunidades indígenas durante todos esos años. Dicho legado, sobre todo en las sociedades postcoloniales, suele ir acompañado de lo que la experta en legado cultural Laurajane Smith denomina un “discurso patrimonial autorizado” (Authorised Heritage Discourse, AHD) acerca del colonialismo.

Memoria selectiva

La colonización alemana sin duda marcó la memoria y el legado cultural de Namibia. Aún a día de hoy, muchos de los monumentos y edificaciones más famosos de esa época siguen catalogados como monumentos nacionales, nombramiento que les fue concedido durante la época del apartheid, después de que el Reich alemán perdiese sus colonias en la Primera Guerra Mundial (George Steinmetz: “Harrowed Landscapes: White Ruingazers in Namibia and Detroit and the Cultivation of Memory”, en Visual Studies 23/3, 2008).
 
Estos monumentos conforman sin duda un pilar fundamental para el discurso patrimonial autorizado (AHD), se sirve de ellos para sostener la idea de que el colonialismo alemán tuvo un efecto positivo en sus antiguas colonias. Según Smith, el AHD es “un discurso hegemónico sobre el legado cultural, que influye en la forma en la que pensamos, hablamos y escribimos sobre el legado cultural”. Dicho discurso se cimenta en la monumentalidad y en el parecer de supuestos “expertos”, encargados de salvaguardar y referir qué puede considerarse como un legado cultural valioso y digno. En el caso del colonialismo alemán en Namibia, el AHD, que defiende esta época y sus reliquias, se respalda en los logros del ejército colonial alemán, conocido como la “Schutztruppe” (fuerza de protección), y de los primeros colonos.

 

Woermann-Haus: edificación colonial histórica alemana en Swakopmund, Namibia
Woermann-Haus: edificación colonial histórica alemana en Swakopmund, Namibia | Foto: Egmund Strigl © picture alliance/imageBROKER

Al exaltar ciertas supuestas ventajas, producto del colonialismo alemán (la frecuentemente mencionada infraestructura colonial, por ejemplo), [los descendientes de los soldados coloniales y de los pioneros que viven actualmente en Namibia] justifican los actos de los invasores y borran el recuerdo de sus crímenes”, escribe Reinhardt Kössler (“Namibia and Germany: Negotiating the Past”, en Windhoek: University of Namibia Press, 2015).

¿La historia de quién?

Entre 1904 y 1908, las tropas coloniales alemanas, bajo las órdenes del general Lothar von Trotha, emprendieron el genocidio de los pueblos namibios herero y nama, con la consecuente extinción de aproximadamente la mitad de la población nama y de tres cuartas partes de los herero. Cerca del lugar donde se instaló el primer campo de concentración en Windhoek, se erigió un monumento para honrar a los soldados coloniales alemanes caidos en esos años.
Estatua ecuestre en Windhoek, Namibia, fotografía de 2008
Estatua ecuestre en Windhoek, Namibia, fotografía de 2008 | Foto (detalle): © Leo Koolhoven
Dicho monumento se trata de una estatua ecuestre de factura alemana, por cierto, conocida como el Jinete del Suroeste, pervivió durante más de un siglo como el símbolo del dominio y el legado colonial alemán, a pesar de que costó la vida a miles de indígenas namibios. Hasta 2009, cuando por primera vez se piensa en cambiarla de ubicación para que forme parte de la colección del nuevo Museo de la Independencia, no se puso de manifiesto la importancia que tenía este monumento en el discurso del AHD del colonialismo alemán en Namibia. Algunos años después, en 2013, se la volvió a reubicar, aunque esta vez en el patio interior del cercano Viejo Fuerte, el antiguo cuartel general de las fuerzas de protección.
 
Muchos namibios, particularmente los de lengua alemana, argumentaron que esa estatua no debía ser reubicada bajo ningún concepto, debido a su gran importancia cultural e histórica. El historiador namibio-alemán Andreas Vogt insistió en que “los germanoparlantes nacidos en Namibia” tenían el derecho constitucional y como minoría germanoparlante de “exigir la preservación de su legado cultural” (“To Move or Not to Move: On the Relocation of the Equestrian Monument in Windhoek”, en The Namibian Newspaper, 2008).

Derogar el estatus de la estatua ecuestre como monumento nacional en 2013, no solo permitió al gobierno namibio despejar y recuperar el lugar prominente que ocupaba, la cima de una colina, sino que le permitió iniciar los trámites para impugnar dicho statu quo para siempre.

Aunque la población namibia alemana representa solo una minoría, su importancia tendrá, si el AHD se encarga de proteger sus derechos culturales, para validar y llamar la atención sobre su legado e historia. La Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de África del Sudoeste se fundó en 1948, y la mayoría de sus miembros eran colonos alemanes. De hecho, 77 de los 117 sitios declarados monumentos nacionales entre 1950 y 1990 eran de factura alemana y se construyeron antes de 1918. Esto, según Steinmetz, demuestra la importancia que se concedió a la conservación de las reliquias de la era colonial, y se trata solo de un ejemplo de la forma tan sistemática y profundamente arraigada con que se trata la conservación del patrimonio colonial alemán.
 
Derogar el estatus de la estatua ecuestre como monumento nacional en 2013, no solo permitió al gobierno namibio despejar y recuperar el lugar prominente que ocupaba, la cima de una colina, sino que le permitió iniciar los trámites para impugnar dicho statu quo para siempre. Para hacer oídos sordos a tal paso, o quizá simplemente como señal de rechazo, el propietario de un restaurante de la ciudad costera de Swakopmund, conocida como “Pequeña Alemania” debido a su arraigado legado colonial alemán, mandó instalar en febrero de 2019 una réplica de la estatua ecuestre en el patio interior de su restaurante.
Copia de la estatua ecuestre en el Restaurante “Die Altstadt” (La ciudad vieja), Swakopmund, Namibia, foto de 2019
Copia de la estatua ecuestre en el Restaurante “Die Altstadt” (La ciudad vieja), Swakopmund, Namibia, foto de 2019 | Foto (detalle): © Helen Harris
Si le preguntaban, el propietario decía que tan solo pretendía “mostrar la historia de Namibia de principio a fin, empezando por la antigua África del Sudoeste, para  preservarla y educar a los clientes de su restaurante” (Eveline de Klerk: “Swakopmund Restaurateur Stirs up Emotions with Reiterdenkmal Replica” en New Era, 2019). Sin embargo, si se visita su restaurante, por mucho que busquemos no encontraremos ninguna reliquia de otra época histórica de Namibia. Es decir, reduce la historia de Namibia a la historia de Alemania. Las demás historias e incluso otras versiones de la historia ni siquiera se tienen en consideración, de hecho se pasan por alto.
 
A pesar de que se cuestione el discurso patrimonial autorizado (el AHD) del colonialismo alemán, “és un discurso que valida un set de prácticas y actos… mientras que socava otras ideas alternativas y subalternas de ‘legado cultural’”, explica  Smith. Por eso se repite una y otra vez y es tan fácil de mantener, por su naturaleza hegemónica. Para empezar a cuestionar las relaciones de poder postcoloniales en la sociedad namibia contemporánea, debemos entender hasta qué punto forman parte del AHD los monumentos que exaltan los logros del colonialismo alemán, a la vez que omiten la brutalidad y la violencia en las que se basó.
 
Este artículo surge de las investigaciones que la autora realizó en 2019, haciendo un máster en la Universidad de Leeds gracias al Chevening Award.

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