Cambio climático
¿Compensar la emisión de CO2 y adiós problema?

Las propuestas de compensación de CO2 aseguran subsanar las emisiones ocasionadas por cada uno de nosotros –por ejemplo, al viajar en avión– cada vez que apoyan de forma retributiva un proyecto climático. ¿Será cierto o se trata de una manera de tranquilizar nuestra mala conciencia?
De Johannes Zeller
Quizá gracias a los jóvenes estudiantes que se suman todos los viernes a la huelga que abandera el lema Fridays for Future, hoy en día casi todo el mundo se plantea qué podría hacer a nivel personal en contra del cambio climático. Las protestas medioambientales no solo exhortan a los gobiernos para que actúen, cuando se trata de proteger el clima, esa cuestión es de todos y de cada individuo. Nuestra forma de vida actual –viajar en avión se ha puesto de moda, por ejemplo– no es más que una carga para el medio ambiente. Qué hacer entonces, ¿renunciar a ellos por completo?
Algunas empresas ofrecen una alternativa, la compensación de CO2, una especie de indemnización para gente responsable que quiere subirse a un avión sin mala conciencia. Se basa en un principio sencillo: se calcula la emisión causada por el viaje aéreo y se destina una suma correspondiente a proyectos climáticos que fomenten la reducción de CO2. Con dichas donaciones luego se plantan árboles o se construyen parques eólicos, por ejemplo. Por así decirlo, la idea que prima es la reparación del daño ambiental ocasionado.
Compensación del CO2 por los viajes
Según las sumas anuales, el proveedor más grande de compensación de CO2 en Alemania es la organización no gubernamental (ONG) atmosfair. Tanto los particulares como las empresas pueden calcular en su página web cuánto CO2 emitirá durante su futuro vuelo o crucero y donar un importe equivalente. Por ejemplo, según atmosfair, como un viaje en avión de Berlín a Nueva York produce más de 1,2 toneladas de CO2 por cada pasajero de clase económica, propone una compensación económica de 30 euros. El cálculo se realiza en su página web, donde también se elige el proyecto ecológico que se quiera financiar.
Así fue como en 2017, entre otros proyectos, casi seis millones de euros fueron destinados a crear centrales hidráulicas de Honduras, hornos eficientes en la India o plantas potabilizadoras en Egipto.
Según los datos de atmosfair, actualmente en Alemania se compensa menos de un uno por ciento de todos los viajes en avión. Pero como la compensación de CO2 está de moda y cada vez son más empresas que se hacen cargo del problema, la compensación de viajes según atmosfair ha ascendido un cincuenta por ciento de 2017 a 2018. Los demás proveedores también informan de la creciente demanda.
Reforestación a cambio de búsquedas en la web
También en el campo digital –específicamente, la búsqueda en Internet– se encuentran proveedores de compensación de CO2. Pues no sólo los dispositivos electrónicos como los teléfonos inteligentes, netbooks y tablets consumen energía de forma que dañan el clima, sino también los servidores, las redes y los routers que los respaldan. Con su proyecto CO2GLE, la artista Joana Moll visibiliza desde 2015 la emisión de CO2 de las búsquedas de Google. Según sus cálculos, por cada formulario de búsqueda se liberan en la atmósfera aproximadamente diez gramos de CO2.
La empresa Ecosia de Berlín ha desarrollado un buscador con aspiraciones ecológicas. Las ganancias se se invierten en plantar árboles allí donde los creadores consideran que se necesitan con mayor urgencia, es decir, sobre todo en las zonas ecuatoriales, el hogar de las selvas tropicales. En seis años se han plantado casi sesenta millones de árboles. Según datos de la empresa, aproximadamente cada cuarenta y cinco búsquedas se añade un nuevo árbol.
Por supuesto, un árbol recién plantado no absorbe de inmediato grandes cantidades de CO2, pero la cantidad aumenta a medida que crece. A lo largo de ochenta años, un árbol absorbe unos 12, 5 kilos de CO2, según Daniel Klein del Wald-Zentrum de la Universidad de Münster. En cualquier caso, según los cálculos de Joana Moll, cuarenta y cinco búsquedas generan menos de medio kilo de CO2, lo que convierte a Ecosia en un proyecto no solo neutralizador de CO2, sino que además resulta positivo.
La compensación crea consciencia
Con una participación en el mercado inferior al 1 por ciento (según el Neue Züricher Zeitung se trata de un 0,22 por ciento), Ecosia aún está lejos de reemplazar a Google como líder. La compensación de CO2 de los vuelos tampoco es un fenómeno masivo. La postura crítica afirma que mejor sería que la humanidad se enfocara en reducir sus emisiones de CO2 en lugar de compensarlas.
Y en esto también están de acuerdo quien ofrece una compensación de CO2: “Compensar es la tercera opción, después de eliminar y reducir”, asevera el director de atmosfair, Dietrich Brockhagen, a la Deutsche Welle. En cualquier caso, los proyectos de compensación y reforestación aumentan la conciencia de nuestra huella ecológica, y los efectos concretos de la compensación de CO2 no son nada desdeñables. Si el número de personas que hace búsquedas en Ecosia fuera igual al de quienes utilizan Google, esos nuevos árboles podrían absorber el quince por ciento de los gases del efecto invernadero que causa el hombre; según los calculos de dicha empresa, claro.