Consumo ético
Noticias desde el frente

Hace algún tiempo pude conversar con dos personas encantadoras. Eran Federica Tessari, redactora jefe de “Scomodo” y experta en derechos civiles y temas sociales, y Stefano Liberti, periodista y escritor especializado en medio ambiente y abastecimiento alimentario. Intenté aclarar las muchas preguntas que me rondan por la cabeza. En vez de encontrar respuestas, terminé con más preguntas que antes de empezar, pero justo eso es lo bonito de conversaciones así.

De Gabriele Magro

¿Consumo ético?

Estas luchas locales pueden quedar ocultas porque, por regla general, las personas implicadas no tienen las amistades con el historial profesional correspondiente –en medios de comunicación, en la administración pública, en la ciencia– que podrían ayudarles a que se preste atención a su labor. Eso contribuye a la ilusión de que la protección del medio ambiente es terreno de la clase media.”


Tanto Federica como Stefano compran producto regional, y sin embargo ambos coinciden conmigo en que el consumo ético supone un trabajo de Hércules, casi incluso una utopía. A la vez, tampoco es correcto utilizar esa circunstancia como excusa. “La demanda de información sobre el consumo ético está aumentando”, dice Stefano, quien también ha escrito un libro sobre ello (Il grande carrello, Laterza). Pero marca bio más conciencia no dan como resultado aún un consumo ético. Quedan pendientes dos combates que tenemos que luchar: uno relativo al poder adquisitivo (ético significa caro, lo cual tampoco es ningún secreto) y un combate cultural.

De clases sociales, el medio ambiente y los lomos de gigantes © © Goethe-Institut Italia | Ilustración: Jacopo De Santis De clases sociales, el medio ambiente y los lomos de gigantes © Goethe-Institut Italia | Ilustración: Jacopo De Santis
Explícaselo a mi abuela

Muchos de los trabajos denominados verdes están totalmente fuera del alcance de la mano de obra sin estudios y de las personas de clase trabajadora. (...) El discurso público sobre las posibles soluciones de problemas medioambientales ha estado dominado por respuestas específicas y concretas que obedecen a criterios de mercado, desde sustituir bombillas hasta ‘parches tecnológicos’ patentables, pasando por el comercio con los derechos de emisión de gases. El efecto de estas estrategias es mínimo y su relevancia, si la hay, para la gente de clase trabajadora es, si es que la hay, muy reducida.”



Si yo tuviera algo más de dinero en el bolsillo, no me importaría sustituir la carne por productos vegetales. Prueba si quieres las hamburguesas veganas, son estupendas de verdad. Pero el hecho es que un paquete con dos cuesta tres euros. Entiendo que es urgente que sustituyamos la carne por productos sostenibles, pero mi abuela no va a hacerlo. Explícale cómo es que he comprado dos hamburguesas hechas de verdura prensada que cuestan a cuarenta euros el kilo. Ahí tenemos nuestro combate cultural. Consiste en hacer comprender esta urgencia a personas que no siempre llegan con los presupuestos culturales para poder entender la situación. Federica es periodista y tiene mi edad. A ella le he preguntado qué podríamos hacer para tener un diálogo constructivo con los boomers (pero ¿somos de verdad mejores que ellos?).

Ni blanco ni negro

Cuando hablamos de activistas por el medio ambiente, pensamos en gente como Greta Thunberg, que se hizo famosa por Internet. No pensamos en activistas como Isra Hirsi y su lucha por Flint, Míchigan, para lograr un acceso a agua limpia.”


La dificultad de la comunicación ha hecho de la lucha en favor del medio ambiente una cuestión generacional. Lo cual no es bueno, pues la generación Z muestra por naturaleza cinismo y desilusión política (y no debemos tampoco tomárselo a mal). Sería importante crear una plataforma transgeneracional. Sobre todo en Italia, donde la población está envejeciendo velozmente y el poder adquisitivo está en manos de los más mayores, que al mismo tiempo no están familiariazados con el mundo digital. Y debería conseguirse rápido, porque el tiempo apremia. Sé que aquí estoy diciendo algo extremadamente trivial, pero qué le voy a hacer si es la verdad. En Italia, el cambio climático tiene efectos devastadores en la diversidad biológica, la economía y el sector agrario (¡Ojo! Hemos dicho tiene, ¡no va a tener!).
De clases sociales, el medio ambiente y los lomos de gigantes © © Goethe-Institut Italia | Ilustración: Jacopo De Santis De clases sociales, el medio ambiente y los lomos de gigantes © Goethe-Institut Italia | Ilustración: Jacopo De Santis

Noticias desde el frente

La ciudadanía de países más pobres, amenazados con una pérdida de recursos por la destrucción del medio ambiente, suele tener una conciencia medioambiental especialmente fuerte.”


¿Qué hacer? “A la vez que los datos, tenemos que mostrar también la dimensión humana de la crisis climática, tenemos que contar sobre las personas afectadas. Si no, no se lograrán vías de acceso a la discusión pública”, opina Federica, expresando lo que me parece una conclusión final mejor que la que yo sería capaz de escribir.
 
También me dio tiempo a hablar con Federica y Stefano de muchísimas otras cosas: geopolítica, refugiados climáticos (¿sabías que en 2050, al ritmo actual, serán ya 300 millones y que tú podrías estar entre ellos? ¡Qué estrés!), emisiones en los países en desarrollo.
Pero si lo hubiera resumido todo en este artículo, me habría salido un tratado que nunca habrías leído hasta el final. Pero, si quieres, puedes volver a oír la conversación entera, en (poner podcast)(en italiano).
“Si no podemos ya ser buenos consumidores, al menos seremos buenos corresponsales desde el frente. Y eso no es poco.”

 

Stefano Liberti
Foto: © privado
STEFANO LIBERTI

Liberti es periodista y escritor especializado en los temas sector agrario y cadenas de suministro alimentario. Escribe para medios italianos y extranjeros, entre ellos Internazionale, Repubblica, Le Monde diplomatique, Al Jazeera English, El País semanal. En 2009 recibió el premio Indro Montanelli por su libro A sud di Lampedusa. Cinque anni di viaggi sulle rotte dei migranti (Minimum Fax, 2008). Su libro Land Grabbing. Come il mercato delle terre crea il nuovo colonialismo (Minimum Fax, 2011) se ha publicado en diez países (esp.: Los nuevos amos de la tierra, Taurus, 2015[1]). Sus libros más recientes son I signori del cibo. Viaggio nell’industria alimentare che sta distruggendo il pianeta (Minimum Fax, 2016), en el que rastrea las cadenas mundiales de suministro de cuatro alimentos, y Il grande carrello. Chi decide cosa mangiamo (Laterza, 2019, con Fabio Ciconte), en el que examina a fondo cómo funciona la gran distribución. En septiembre de 2020 se les unió Terra bruciata. Come la crisi ambientale sta cambiando l’Italia e la nostra vita (Rizzoli), un primer estudio de campo sobre los efectos del cambio climático en Italia. Además, Liberti ha dirigido programas para la Rai 3 y tiene ya en su haber varios documentales, entre ellos L’inferno dei bimbi stregoni (2010), Mare chiuso (2012, con Andrea Segre), Container 158 (2013, con Enrico Parenti), Herat Football Club (2017, con Mario Poeta), Soyalism (2018, con Enrico Parenti).
 
Federica Tessari
Foto: © privado
FEDERICA TESSARI

Federica Tessari estudia Cooperación Internacional en la Universidad de Turín. Tras aprobar sus estudios de Ciencias Políticas, decidió ocuparse más de cerca, tanto académica como personalmente, de los territorios más desfavorecidos del mundo. Conocer directamente la India y la situación en la isla griega de Samos le sirvió para comprender críticamente la temática y encontrar su voz periodística propia. Tessari conoció Scomodo mientras trabajaba en Roma en Médicos sin Fronteras (MSF), y, cuando la revista abrió su redacción en Turín, la decisión no se hizo esperar. Actualmente pertenece al equipo de redactoras jefe de Scomodo de ámbito nacional, donde se encarga especialmente de la sección Il Plus (que profundiza en temas con criterio interdisciplinar). Tessari desarrolló y elaboró el primer fotorreportaje de Scomodo: Senza stringhe. Sus puntos de interés personal están centrados en cuestiones de derechos civiles, conflictos y temas político-sociales.
 

 

La segunda temporada de ¡Blog, engage, act! mira a lo que ocurre entre los bastidores del movimiento climático: ¿Qué quiere realmente el movimiento? ¿Qué objetivos comunes conectan a los diferentes grupos? Aprenderemos más sobre cómo se organizan los movimientos durante la pandemia, por qué las conferencias sobre el clima son un buen lugar para las acciones de protesta, y por qué los activistas no quieren que las cumbres de negociación internacionales sean las únicas responsables del desarrollar una agenda climática socialmente justa. Por último, pero por ello no menos importante, también hablaremos del compromiso personal de cada un* de nosotr*s: ¿Qué consigue el consumo ético y cómo podemos convencer a los demás de ello? ¿Y hasta qué punto el activismo realmente marca y cambia la vida de los activistas?

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