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Intersexualidad
La multiplicidad de los sexos

En Alemania, ahora puede elegirse como sexo una tercera opción: diverso.
Foto (detalle): © Adobe / Stockwerk-Fotodesign

Desde 1981, gracias a la llamada ley de transexualidad, en Alemania está permitido cambiar el sexo que se ha declarado en el registro civil. Desde 2013, además, existe la posibilidad de no contestar ninguna opción sobre sexo en el certificado de nacimiento. Pero en otoño de 2017, el Tribunal Constitucional tomó una decisión: ofrecer opciones binarias discrimina a la personas que no pueden clasificarse dentro de esos dos sexos y vulnera el derecho general a la identidad. Las juezas y jueces consideraron que poder dejar en blanco esas casillas no era una opción equivalente. Se necesitaba una opción complementaria, positiva. A finales de 2018, el Bundestag decidió introducir en el registro de nacimientos la opción “diverso”. Esta opción se orienta, así reza el texto de la ley, a “personas que debido a una variación de de su desarrollo genital no pueden ser incluidos inequívocamente dentro de los sexos femenino o masculino”. Esto involucra no sólo a los recién nacidos, también los adultos intersexuales ahora pueden cambiar su opción de sexo y su nombre de pila. Para eso hay que presentar un certificado médico, pero en casos especiales basta con una declaración jurada.

De Viola Kiel

Sea en el vestuario del gimnasio, en los baños de establecimientos públicos o en el sauna: muchas situaciones cotidianas exigen decidir entre espacios diferentes para mujeres y hombres. La mayoría de las personas no se hace problemas. Pero esta elección, aparentemente simple, a mucho los pone en una situación incómoda.
 
Hay personas cuyo sexo no se puede clasificar inequívocamente como masculino o femenino. La intersexualidad puede manifestarse en numerosas variaciones: por ejemplo, una persona tiene tanto testículos como ovarios y produce hormonas masculinas y femeninas. Del mismo modo, los cromosomas, que en la combinación XX determinan el género femenino y en la XY el masculino, pueden estar dispuestos de modo diferente en el conjunto de datos genéticos. Y también puede ocurrir que los receptores no reaccionen a las hormonas sexuales o que, a pesar del condicionamiento genético, los órganos sexuales no se desarrollen completamente.
 
No hay datos precisos sobre cuántas personas intersexuales hay en Alemania. Estimaciones de grupos de ayuda, que sirven de orientación al gobierno, suponen que hay alrededor de 160.000 personas. Una ley que entró en vigor en enero de 2019 ofrece una nueva opción al momento de dar datos sobre el sexo en el registro civil. Además de masculino y femenino y de la posibilidad de no contestar, ahora hay un casillero con la palabra divers (diverso). ¿Por qué esto es necesario?
 
Sin espacios en blanco en el certificado de nacimiento
 
Desde 1981, gracias a la llamada ley de transexualidad, en Alemania está permitido cambiar el sexo que se ha declarado en el registro civil. Desde 2013, además, existe la posibilidad de no contestar ninguna opción sobre sexo en el certificado de nacimiento. Pero en otoño de 2017, el Tribunal Constitucional tomó una decisión: ofrecer opciones binarias discrimina a la personas que no pueden clasificarse dentro de esos dos sexos y vulnera el derecho general a la identidad. Las juezas y jueces consideraron que poder dejar en blanco esas casillas no era una opción equivalente. Se necesitaba una opción complementaria, positiva. A finales de 2018, el Bundestag decidió introducir en el registro de nacimientos la opción “diverso”. Esta opción se orienta, así reza el texto de la ley, a “personas que debido a una variación de de su desarrollo genital no pueden ser incluidos inequívocamente dentro de los sexos femenino o masculino”. Esto involucra no sólo a los recién nacidos, también los adultos intersexuales ahora pueden cambiar su opción de sexo y su nombre de pila. Para eso hay que presentar un certificado médico, pero en casos especiales basta con una declaración jurada.
 
Ahora bien, la nueva ley también se dirige a los padres. Cuando viene al mundo un bebé con signos de intersexualidad, los padres deben tomar decisiones que tienen amplias consecuencias para el niño. En los años setenta, se instaló en la medicina la doctrina de que convenía hacer la llamada operación de asignación de sexo en la infancia: el modelado cosmético de órganos inequívocamente reconocibles protegería a los niños intersexuales de la vergüenza y la humillación. Se consideran intervenciones de asignación de sexo, por ejemplo, la construcción plástica de una vagina, la amputación del clítoris o la extracción de las gónadas, es decir, los órganos que producen las hormonas sexuales. En la primera década del siglo XXI, se produjo un cambio de pensamiento que vino acompañado por la consciencia de que la sexualidad no depende solamente de lo genital. En 2007, la Deutsche Gesellschaft für Kinder- und Jugendmedizin (Asociación Alemana de Medicina Infantil y Juvenil) tomó distancia de la práctica de las operaciones de asignación de sexo y desde 2012 también el Deutscher Ethikrat (Consejo Alemán de Ética) exhorta a la prudencia. Y la Comisión contra la Tortura de la ONU exige una prohibición total de las operaciones genitales en niños. Pues, por lo general, los niños intersexuales son niños sanos.
 
¿Una operación puede hacer más feliz a un niño?
 
Las asociaciones y grupos de ayuda de personas intersexuales que en la infancia sufrieron una cirugía plástica genital consideran las intervenciones sumamente traumáticas. En algunos casos, después de la operación los afectados quedaron estériles, y apenas pudieron vivir sus sexualidad. Las asociaciones exigen que se deje en mano de los afectados la decisión de un sexo determinado o de hacerse una operación. Sin embargo, muchas médicas y médicos siguen recomendando esas operaciones y el número de intervenciones se mantiene constante: en 2016 se practicaron cirugías plásticas de genitales a más de 2000 niños.
 
Malta es el único país de Europa en el que está prohibido hacerle a un niño una operación de asignación de sexo. Pero la nueva legislación alemana es comparativamente adelantada; en todo el mundo hay pocos países –Australia, Nueva Zelanda, Argentina, India, Paquistán, Bangladesh y Nepal– en los que se puede optar por un tercer sexo en el registro de nacimiento. De todos modos, esta ley es sólo el comienzo: el hecho de admitir legalmente un sexo complementario planteará otros interrogantes legales, que abarcarán desde las reglas de los equipos deportivos hasta la cuota femenina.
 
De todos modos, lo decisivo es la significación que tiene el reconocimiento del sexo diverso: la ley es el intento burocrático de crear consciencia sobre la diversidad con que se manifiesta lo sexual, de dejar en claro que lo diferente también es normal.
 
 

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