Jan-Ole Gerster, 83 min., 2012
Niko Fischer vive al día. Ha abandonado sus estudios de derecho y vagabundea por Berlín, observa a la gente de la ciudad maravillado y se deja llevar. Este día, todo cambia: el padre de Niko deja de pagar las cuentas mensuales, con la novia ya no funciona, un psicólogo le retira el permiso de manejar, un vecino se queja de su sufrimiento y comienza a aullar, una conocida de la escuela se lo quiere ligar y en un bar, un anciano le cuenta una experiencia traumática de su infancia. Al final, el anciano está muerto y tal vez Niko haya mostrado algo de compasión y responsabilidad por primera vez. Por fin es hora de que crezca.
En turbulentos episodios de 24 horas cada uno, “¡Oh boy! 24 horas en Berlín” cuenta la vida de un joven que está a punto de cambiar radicalmente. Con su maravillosa ópera prima, Jan Ole Gerster recuerda a grandes maestros, aunque sin imitarlos: a los primeros trabajos de Woody Allen o a “Después de hora”, de Martin Scorsese, o a las películas sobre el barrio muniqués de Schwabing de fines de la década de los 60. A pesar de lo reconocible de todos estos modelos, Gerster logra hallar un lenguaje propio, que mantiene desde el primero hasta el último fotograma.
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