Ciclo de cine Barsch - El deseo y el miedo

Dir. Christoph Rüter, 95 min., 2011

Es difícil nombrar un artista de la RDA que sufriera la represión de la censura de una forma tan radical como Thomas Brasch, nacido en Inglaterra en 1945. Mientras que su padre, Horst Brasch, se dedicó a la política y llegó a convertirse en Viceministro de Cultura de la RDA, el hijo fue expulsado de la Universidad de Leipzig en 1965 por "difamación de importantes personalidades de la RDA". La representación de sus obras de teatro y la publicación de sus novelas, obras en prosa y sus poemas fueron prohibidas terminantemente. Cuando se manifestó en 1968 contra la represión de la Primavera de Praga fue juzgado por "actividad subversiva" y condenado a 27 meses en prisión. Tras 77 días pudo salir con "libertad condicional para la producción". En diciembre de 1976, Brasch emigró a Berlín occidental. Tras una época de éxito como autor y director de cine regresó a Berlín del Este, cuando se producían los cambios desencadenados por la Reunificación Alemana. Thomas Brasch murió en 2001.

La secuencia inicial está marcada por el miedo y la paranoia: un director (Brasch) llega a un hotel. Allí va a rodar una escena. Entra en su habitación y tiene la sensación de que allí ya vive alguien. Un "altes Frühstück" (desayuno tradicional) le espera en la habitación; durante unos momentos se ve a otro hombre en la estancia. Esta imagen sirve para caracterizar a un perseguido, alguien que se ha esforzado en vano por hallar su lugar en el mundo, un lugar en el que no se encuentre amenazado por otros. Christoph Rüter, el autor y director de este retrato, conoció a Brasch a finales de los años ochenta y narra en voz en off: "¡Nos hicimos amigos!". Pronto nos enteramos, a raíz de una entrevista que Rüter mantuvo con Brasch en 1999, que esta amistad no debió ser nada fácil. "¿Por qué escribes?", pregunta el entrevistador, pero al principio su interlocutor no le concede la respuesta: "¡Esa pregunta es demasiado íntima! ¡Lo próximo podría ser que me preguntaras si prefiero el sexo oral o anal, el tradicional o el más atrevido!". Rüter se mantiene tranquilo tras una segunda negativa y finalmente recibe su recompensa. Brasch explica: "Para mí, escribir significa superar el miedo públicamente, o al menos intentarlo". Y no quiere "quedarse solo con ese miedo".

Además de las conversaciones grabadas por él, Christoph Rüter puede recurrir a una amplia variedad de materiales de archivo, como por ejemplo una grabación de la entrega de los Premios Bávaros del Cine de enero de 1982, en la que Brasch fue galardonado por su película ENGEL AUS EISEN (ÁNGELES DE HIERRO). En su discurso de agradecimiento se centró más en expresar su oposición política que en dar las gracias, incluso se disculpó por aceptar el premio. Se atrevió a acercarse a las fauces del león (bávaro) y recibió los abucheos de un sector del público indignado cuando dio las gracias a la Academia de Cine y Televisión de la RDA por su educación. ¿Cómo puede uno sentirse como en casa en Alemania Occidental cuando ha de enfrentarse a este tipo de experiencias? Quizá a través del trabajo. Lo más sencillo sería hallar un hogar en el trabajo a través de colaboraciones, como en el teatro o en el cine. Pero Brasch tampoco lo consiguió de esta manera. Una vez explicó que aprender a hablar sobre su trabajo es como aprender a hablar sobre un muerto. Sin embargo, tuvo unos años de éxito. Sus obras y sus adaptaciones fueron interpretadas y escenificadas en importantes escenarios bajo la dirección de grandes directores como Manfred Karge, Matthias Langhoff y Claus Peymann. Christoph Rüter realiza un sólido montaje con fragmentos de grabaciones de estas obras. Una escena de la versión de Brasch de la obra "Ricardo II" de Shakespeare resulta especialmente dolorosa en el presente: un hijo lleva a su padre cargándolo sobre su espalda y apenas puede soportar el peso; lo deposita en el suelo y luego debe volver a cargarlo. El padre explica de forma ambigua: "¡Debemos de avanzar!". En la vida real, Thomas Brasch había sido denunciado por su padre cuando la policía le estaba buscando. Y esto a pesar de que su padre marchó a Inglaterra como inmigrante judío y de que probablemente conocía bien el miedo a ser denunciado. El hijo reflexiona reiteradamente y de forma provocadora y crítica sobre su identidad judía, incluso respecto al Holocausto: "Nosotros los judíos tenemos el deber (y) el derecho a poner fin a este sentimentalismo generalizado, y a preguntarnos: ¿Por qué no nos defendimos?".

Este retrato póstumo enfrenta al espectador con una inmensa cantidad de material, con fragmentos de las obras cinematográficas de Brasch (ENGEL AUS EISEN, DOMINO, y DER PASSAGIER, e incluye comentarios del actor principal de Brasch, Tony Curtis); con una conversación entre Günter Grass y Brasch; con tomas privadas de Brasch, irritantemente obsesivas, que grabó él mismo con una cámara de video en su casa; con un corto de Hanns Zischler; con citas sacadas de los poemas de Brasch y extractos de sus textos en prosa, además de numerosos documentos cinematográficos personales, que Christoph Rüter rodó con Thomas Brasch. De este modo, se revelan distintas etapas de una vida complicada, algunas de las cuales debieron traumatizar a Thomas Brasch, sobre todo los 77 días que pasó en una cárcel de la RDA. En principio, el autor fue condenado a 27 meses de prisión por "actividad subversiva", porque en 1969 se manifestó con folletos contra la represión de la Primavera de Praga llevada a cabo por los estados del Pacto de Varsovia. Más tarde, Brasch reflejó en un diario su experiencia en la celda: "El silencio es el origen de la locura".

Una de las obras más conocidas de Brasch, el volumen en prosa "Vor den Vätern sterben die Söhne" ("Los hijos mueren antes que los padres"), posee un título totalmente intencionado y su trasfondo es autobiográfico. Horst Brasch murió en 1989, poco antes de la caída del Muro. El hijo, que se debió sentir traicionado por el padre, fue de todas formas al entierro oficial, que fue llevado a cabo con gran honra militar y con la presencia de figuras políticas prominentes (¡Margot Honecker, entre otros!). En la entrevista explica que intentó comprender a su padre. Ya al final de este retrato cinematográfico Brasch también habla de su adicción, del alcohol y las drogas (las consecuencias no pasan desapercibidas). DAS WÜNSCHEN UND DAS FÜRCHTEN narra también la historia de un trágico proceso de autodestrucción.

Christoph Rüter

Nacido el 1.1.1957 en Gelsenkirchen. Estudió Ciencias del Teatro, Filosofía y Psicología en Münster. De 1985 a 1989 ejerció de asesor artístico en la Freie Volksbühne de Berlín. Aquí trabajó, entre otros, junto a Thomas Brasch, Heiner Müller y Hans Neuenfels.

Filmografía

1990 DIE ZEIT IST AUS DEN FUGEN. HEINER MÜLLER, DIE HAMLETMASCHINE UND DER MAUERFALL
2000 KLAUS KINSKI - ICH BIN KEIN SCHAUSPIELER
2004 SO EINFACH UND STOLZ - DIE SCHAUSPIELERIN ANGELA WINKLER
2008 JETZT BIN ICH ALLEIN - DER SCHAUSPIELER ULRICH MÜHE
2009 ICH WILL NICHT WISSEN, WER ICH BIN - HEINER MÜLLER
2011 BRASCH - DAS WÜNSCHEN UND DAS FÜRCHTEN
 

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