Ciclo de cine No me olvides

Dir. David Sieveking, Farbe, 88 min., 2011/12

Gretel, la madre del cineasta David Sieveking, sufre de demencia. Para que su padre pueda descansar, el hijo decide ocuparse de la anciana durante algunas semanas, y emprende la filmación de un documental sobre la mujer, que también sufre de Alzheimer, y su historia. ¿Es acaso un tema tabú? ¿Puede hacerse pública la intimidad de una familia a través del material capturado con la cámara? VERGISS MEIN NICHT tiene una clara respuesta para este interrogante: se puede, siempre que el proyecto se enfoque con la mirada de David Sieveking, libre de todo voyeurismo, pero teñida de cariño, ternura y respeto. "De la tragedia de mi madre no ha surgido una película sobre una enfermedad, sino sobre el amor, un trabajo lleno de melancólica alegría" (David Sieveking)

David Sieveking regresa a la casa de sus padres cuando han pasado cuatro años desde que la enfermedad de su madre se ha manifestado. No está seguro acerca de si Gretel, que estudió lingüística y tuvo su propio programa como conductora en el canal NDR, le reconocerá. Ella está cambiada. A veces, se niega a tomar sus medicamentos; durante el desayuno, unta la mantequilla sobre un damasco, en lugar de hacerlo sobre el pan. A menudo se encierra, no quiere levantarse, y se niega a participar en cualquier actividad recomendada por los médicos. Sospechamos que no es fácil tratar con ella y que su cuidado requiere una buena dosis de apego.

Malte, el padre de David, fue profesor en la Universidad de Fráncfort del Meno; después de jubilarse, no planificaba dedicarse a cuidar a su esposa. Su hijo decide ahora regalarle unas vacaciones, ocupándose del cuidado de Gretel. Cuando Malte parte con destino a Suiza, Gretel sube al tren y no quiere bajarse; turbada, parece temer que la separación se transforme en pérdida. Sin embargo, poco después, parece haber olvidado a Malte. David debe explicarle que él no es su esposo. "¿Cómo se llama?" le pregunta Gretel. El diálogo que se desarrolla, a pesar de lo trágico, posee una comicidad absurda. Transcurrida una semana, David, que se ocupa de su madre por primera vez, reconoce que está agotado.

Durante un paseo, Gretel se aleja tan inesperada como decididamente. "¿Adónde vas?" pregunta el hijo. Su respuesta: "¡Ni idea"! Una y otra vez, David intenta arrancarla de su letargo. Quiere llevarla de compras, pero ella escapa: "¡Déjame en paz!" En esos momentos, se hace patente cuánta paciencia y resistencia se requiere para cuidar a la anciana dama. La película es un callado, pero cada vez más claro, alegato contra el encierro de estas personas en asilos, mientras sea posible cuidarlos en casa de alguna manera.

La familia Sievekind tiene una ventaja: no sufre necesidades materiales que podrían empeorar la situación. Si aquí se retratara a una familia que vive de las subvenciones del Estado, por ejemplo, el documental resultaría bastante más desolador. Los Sieveking viven en una gran casa en medio de un parque, pueden permitirse la internación de Gretel en un lujoso asilo, o contratar enfermeras, aunque éstas suelen ser originarias de Europa del Este y trabajan por poco dinero. Una joven polaca, por ejemplo, habla poco alemán y desaparece pronto de la película; otra enfermera, de Lituania y casi bilingüe, logra llegar a la paciente gracias a su amable tono de voz.

Aunque la paciente ya no es capaz de recordar demasiado, suele parecer desorientada y, a menudo, decir "incoherencias", la comunicación sigue siendo un tema central para ella.

Una y otra vez, Gretel Sieveking sorprende con sus capacidades retóricas; su articulación es tan clara y correcta, que sólo el contenido de sus frases revela su enfermedad. La anciana dama hace reír al espectador. Cuando David la lleva a visitar a Malte al Oberland bernés, le enseña el monte Jungfrau. Gretel pregunta: "¿Quién fue? ¡Yo no fui!" De la misma inesperada manera, David, y con él el espectador, son sorprendidos por repentinas frases trágicas: "¿Podemos sentarnos en algún sitio en el que no vayamos a morir?"

Durante el viaje a Suiza, David, que desearía saber más sobre su madre, pero que ya poco le puede preguntar, se entera, a través de antiguos expedientes policiales, que sus padres fueron un día miembros activos de una agrupación de izquierda; que, durante un tiempo, llevaron una relación "abierta" y tuvieron amantes. Malte comprendió demasiado tarde que su esposa sufría a causa de ello. Tras su regreso, para el aniversario de bodas, la familia viaja a Hamburgo, al lugar en el que sus padres se conocieron. Son horas de una ternura inesperada y conmovedora. Seis meses más tarde, Gretel yace en su cama, enferma. Sus nietos intentan alimentarla. Son las últimas imágenes de VERGISS MEIN NICHT. "Siempre sorprendía", dice David Sieveking sobre su madre, "y solía alabarme a menudo, diciéndome que lo que hago es genial. Mi madre me ayudó a sobreponerme a las peores crisis. La película es una despedida pero, gracias a este proyecto, pude acercarme más a ella, y siento que se quedará conmigo". Los títulos finales informan: Gretel Sieveking falleció, a la edad de 76 años, en febrero de 2012.


David Sieveking

Nació en 1977 en Friedberg, Hesse. Estudió dirección en la Academia Alemana de Cine y Televisión de Berlín (DFFB) entre los años 2000 y 2007. Simultáneamente trabajó como editor, asistente de dirección y actor. VERGISS MEIN NICHT recibió el primer premio en la edición 65 del Festival de Cine de Locarno, en la sección "Semana de la crítica", y, en el Festival de Leipzig, el premio al documental del Instituto Goethe.


Filmografía

2000 NACHDREH (Cortometraje)
2003/05 DIE AMERIKANISCHE BOTSCHAFT (Cortometraje)
2005 ASYL (Episodio)
2007 SENEGALLEMAND (Documental)
2010 DAVID WANTS TO FLY (Documental para cine)
2011/12 VERGISS MEIN NICHT (Documental para cine)
 

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