Artes visuales  De la tortura a la falta de libertad

 Foto: Pedro Hamdan

Violencia policial contra negros, experiencias traumáticas de tortura en las dictaduras del siglo pasado, persecución de la población LGBT: las obras de artistas sudamericanos reflexionan sobre muchos miedos pasados y presentes.

El performance de video Apagamento #1 (2017) del artista visual y curador brasileño Tiago Sant'Ana registra, a lo largo de un mes, el crecimiento del propio pelo que termina por cubrir la palabra “Cabula” que tiene grabada en su cabeza con una navaja. Cabula es el nombre de un barrio suburbano de la ciudad de Salvador, donde doce jóvenes negros fueron asesinados por la policía en 2015. “En este trabajo hablo, entre otras cosas, del cruel proceso de exterminio y silencio sistemático de la juventud negra en las grandes metrópolis brasileñas. Las vidas negras valen muy poco en Brasil y vivir en los suburbios es vivir con miedo”, observa Sant’Ana.

“El miedo es una de las marcas de nuestra sociedad, que siempre fue racista y violenta. En mi trabajo, busco reflexionar sobre ese cuerpo negro silenciado en el medio urbano no sólo por el miedo sino también por la inseguridad”, señala Dalton Paula, artista también brasileño, nacido en Brasilia y radicado en Goiânia. “El propio arte negro fue silenciado y se volvió invisible en el curso de la historia del país”, completa.

Tal cuestión se vuelve más compleja aún para creadores LGBTs, advierte Rafael Bqueer, artista visual nacido en Pará y que actualmente vive en Río de Janeiro y São Paulo. “Las opresiones del pensamiento hegemónico caen sobre nuestros cuerpos desde muy temprano, y en muchos casos ya desde la infancia”, señala. “En mi caso, como maricón y persona negra, transformo el miedo en combustible de la lucha, de la resistencia, de mi producción artística”.

La presencia del miedo en las artes visuales en América del Sur, sin embargo, no es, un fenómeno reciente. “Aparece de modo palpable en los años sesenta y setenta del siglo pasado a causa de las dictaduras militares que había en varios países en aquel período”, observa el crítico, curador e historiador del arte Tiago Mesquita. “Son trabajos que hablan sobre la violencia, la tortura, los desaparecidos políticos y la falta de libertad”. A partir de las reflexiones y observaciones de Mesquita seleccionamos a continuación algunas obras de artistas sudamericanos que exponen el miedo en sus diferentes facetas.
 
  •   Doris Salcedo Fragmentos, de Doris Salcedo, 2018. Registro: Juan Fernando Castro. Cortesía: Fragmentos, Espacio de Arte y Memoria. Museo Nacional de Colombia. Ministerio de Cultura.
    Doris Salcedo

    El dolor y el miedo provocados por la violencia son temas recurrentes en el trabajo de la artista colombiana Doris Salcedo. Es el caso de Fragmentos (2018), obra compuesta por tres espacios conectados y cuyo piso se hizo a partir de la fundición de nueve mil armas entregadas por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) después del acuerdo de paz firmado con el gobierno colombiano en 2016. La artista define la obra, que está en el Museo Nacional de Colombia, como “contra-monumento”.
  • Tiago Sant´Ana Apagamento #1, performance audiovisual de Tiago Sant´Ana, 2017. Cortesía del artista.
    Tiago Sant´Ana

    “En mis trabajos no solo tematizo el exterminio físico de la cultura negra, sino que me interesa registrar cómo desaparece de nuestra memoria a lo largo de la historia”, explica el artista y comisario de Bahía Tiago Sant´Ana a raiz de su performance audiovisual Apagamento #1. “Durante un mes, me fotografíe a la misma hora en mi cuarto en tres posiciones, en alusión a las tomas de identificación policial y a los métodos de estudio del racismos científico del siglo XIX.”
  • Rivane Neuenschwander O nome do medo, de Rivane Neuenschwander, 2017. Las treinta y dos capas fueron creadas en colaboración con el diseñador Guto Carvalhoneto. Registro: Elisa Mendes. Cortesía: galería Fortes D´Aloia & Gabriel.
    Rivane Neuenschwander

    Abeja, ataque terrorista, muñeco asesino, bruja, dragón, quedarse solo en casa, tiroteo, zombi, perder a las personas que quiero, violador. Esos fueron algunos de los miedos que manifestaron los casi doscientos niños de seis a trece años escuchados por la artista visual brasileña Rivane Neuenschwander en Río de Janeiro. Las respuestas generaron la exposición O nome do medo, en 2017, que pasó antes por Londres (2015) y después por Bogotá (2018). En cada ciudad, la idea adquirió color local, pero conservó su núcleo: investigar los miedos infantiles a partir del relato de los propios niños.
  •  Rafael Bqueer Alice, performance de Rafael Bqueer en la Vila Autódromo, Río de Janeiro, 2016. Registro: Anderson Félix. Cortesía del artista.
    Rafael Bqueer

    “Mucha gente me pregunta si no tenía miedo de ir por la calle vestido de Alicia en un país homofóbico como Brasil”, cuenta el artista visual. Rafael Bqueer hace referencia a su performance Alice (2014-2016), cuya inspiración vino del desfile de la escuela de samba Beija Flor, en el Carnaval de 1991, que aludía al personaje del escritor británico Lewis Carroll. “Era un maricón negro descolonizando un personaje rubio de la literatura inglesa”, recuerda Bqueer.
  • Dalton Paula Una de las imágenes de Corpo em Segredo P, serie fotográfica de Dalton Paula, 2011. Registro: François Calil. Cortesía del artista.
    Dalton Paula

    En la serie Corpo em Segredo P, Dalton Paula es fotografiado delante de una pared semidesnudo y con la cara cubierta por cinta aislante. “Tanto la pared como la máscara representan el aislamiento del cuerpo negro, un cuerpo que lleva el rótulo de sospechoso e hipersexualizado, un cuerpo que nuestra sociedad racista ve con mucho miedo”, denuncia Paula.
  • Cildo Meireles Volátil, obra de Cildo Meireles, 1980/1994. Registro: Edouard Fraipont. Cortesía del artista y la galería Luisa Strina.
    “La sensación de peligro inminente puede sentirse en algunas de las obras del artista brasileño Cildo Meireles”, observa el curador Tiago Mesquita. En Volátil (1980-1994) es necesario atravesar descalzo un camino oscuro y movedizo, impregnado de gas de cocina, para llegar a un rayo de luz.
  • Colectivo Acciones de Arte (CADA) Acción de arte No+, del colectivo CADA; Santiago, Chile, 1983. Registro: NN. Cortesía de Lotty Rosenfeld.
    Colectivo Acciones de Arte (CADA)

    Entre el final de la década del setenta y mediados de la del ochenta, el Colectivo Acciones de Arte (CADA) fue una de las voces más aguerridas contra la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990) en Chile. El grupo realizó osadas performances urbanas que buscaban conjugar arte y política y abordaban, entre otros temas, el miedo.
  • Diana Dowek Paisaje retrovisor II, de Diana Dowek, 1975. Colección particular. Cortesía: galería Jacques Martínez.
    Diana Dowek

    En la década del setenta, la Argentina estuvo marcada por la violencia, el miedo y la inestabilidad política. “Una artista que lanzó una mirada a esos años turbulentos fue Diana Dowek”, apunta el curador Tiago Mesquita. Un ejemplo es la serie Retrovisores (1975), donde el conductor de una moto ve por el espejo retrovisor cuerpos abandonados y un auto que lo persigue.
  • Olga Blinder Miedo, grabado en madera de Olga Blinder, 1959. Cortesía: Dirección de Relaciones Culturales del Ministerio de Relaciones Exteriores del Paraguay.
    Olga Blinder

    En 1959, cerca de cinco años después del ascenso al poder del dictador Alfredo Stroessner, la artista visual y educadora paraguaya Olga Blinder produjo el grabado en madera Miedo, que buscaba representar el miedo, la inseguridad y la rebelión contra la usurpación de las libertades civiles por parte del régimen militar que gobernó aquel país entre 1954 y 1989. Blinder volvió al tema en la serie de grabados en madera El torturado (1963), donde habla de las prácticas de tortura llevadas a cabo por los militares contra civiles en el Paraguay.

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