Videoartista Julian Rosefeldt
Manifiesto y mascarada

Julian Rosefeldt, 2015 | Ocho veces Cate Blanchett: en la videoinstalación Manifesto Blanchett recita los postulados de la vanguardia en los papeles más diversos |
Julian Rosefeldt, 2015 | Ocho veces Cate Blanchett: en la videoinstalación Manifesto Blanchett recita los postulados de la vanguardia en los papeles más diversos | | © Julian Rosefeldt y VG Bild-Kunst, Bonn, 2017

Casi quince años pasaron entre la instalación Asylum y su proyecto más reciente. En este último, Manifesto, además de las imágenes minuciosamente escenificadas, Julian Rosefeldt pone el foco de atención en la elocuencia de los manifiestos artísticos. Ambas obras son, igualmente, de suma actualidad.

Hace algunos años, Julian Rosefeldt reveló en una entrevista que no comenzó a estudiar arquitectura para después construir casas. Sin embargo, concluyó sus estudios en Múnich y Barcelona, aunque nunca construyó nada. Ya para su trabajo de licenciatura hizo una película con Piero Steinle; después de diversas instalaciones, siguió trabajando detrás de la cámara con su antiguo compañero de clases. En los primeros años utilizó exclusivamente found footage, es decir metraje encontrado. Por su parte, Asylum fue el primer proyecto cinematográfico dirigido por Rosefeldt mismo.

Actividades sin sentido

La doméstica turca, el vendedor de rosas paquistaní, cocineros o trabajadoras sexuales de Asia, vendedores callejeros africanos. A los inmigrantes se les sueles atribuir clichés que vinculan el origen con la actividad. Precisamente esos estereotipos son los que Rosefeldt desnuda en su instalación de nueve pantallas Asylum; los lleva hasta lo ridículo y así hace que la mirada se dirija de modo inevitable a las imágenes trilladas que tenemos en nuestras mentes.

Julian Rosefeldt | Asylum, 2001/2002 Julian Rosefeldt | Asylum, 2001/2002 | © Julian Rosefeldt y VG Bild-Kunst, Bonn, 2002 Señoras de turbante pasan la aspiradora en un vivero de cactus, vendedores de flores mojan rosas en una histórica casa de baños, cocineros asiáticos desmenuzan en una casa de monos envases de poliestireno de comida rápida y después hacen práctica de sombra como los boxeadores; los movimientos de cámara lentos refuerzan lo árido de estos trabajos y los hacen aparecer como rituales. Los ciento veinte protagonistas están condenados en el loop de la película a trabajos de Sísifo, actividades pesadas e insensatas que parecen no tener final. Sólo de vez en cuando las personas interrumpen sus ocupaciones absurdas para cantar a coro una única nota y unirse así acústicamente en un todo que ocupa el espacio. El visitante que se encuentra en medio de las nueve proyecciones enormes se vuelve parte de la instalación.

Tableaux vivants

Esos son los grandes temas por los que se interesa Julian Rosefeldt en sus rotundas películas. Si en Asylum y Lonely Planet (2006) se trata de lo otro percibido como exótico, en The ship of fools (2007) o My home is a dark and cloud-hung land (2011) el centro de la reflexión está en el concepto de patria. Los escenarios están montados de modo puntilloso y hasta el mínimo detalle, las imágenes pensadas capa por capa. No en vano se suelen comparar las trabajos de Rosefeldt con pinturas. Son tableaux vivants, cuadros vivientes. Las citas de la historia del arte o del cine son intencionales y deben entenderse como homenajes. Así, en American Night (2009) se rinde tributo al género del western y en Deep Gold (2013/2014) a Luis Buñuel.

Julian Rosefeldt | Asylum, 2001/2002 Julian Rosefeldt | Asylum, 2001/2002 | © Julian Rosefeldt y VG Bild-Kunst, Bonn, 2002 Gracias al penetrante lenguaje visual, a las figuras arquetípicas de contornos nítidos y a una narración que se capta rápido en su loop, cada parte singular de la instalación funciona de modo independiente. Sin embargo, las partes están armonizadas por una perfección que logra vincular las escenas más diferentes.

Sesenta manifiestos, trece rollos y una actriz

La primera de las trece pantallas de su trabajo más reciente, Manifesto, muestra como prólogo únicamente la ralentizada reproducción de una mecha encendida. Se oyen pasajes del Manifiesto del Partido Comunista (1848) de Karl Marx y Friedrich Engels –la madre de los manifiestos– seguido por el Manifiesto Dada de Tristan Tzara y La literatura y el resto de Philipe Soupault. Saltan chispas, la tensión aumenta y… no pasa nada. Cada uno de los manifiestos reivindica su condición de fuego de artificio y lo mismo ocurre en las otras doce proyecciones.

Julian Rosefeldt, 2015 | Doce veces Cate Blanchett: en la videoinstalación Manifesto Blanchett recita los postulados de la vanguardia en los papeles más diversos Julian Rosefeldt, 2015 | Doce veces Cate Blanchett: en la videoinstalación Manifesto Blanchett recita los postulados de la vanguardia en los papeles más diversos | © Julian Rosefeldt y VG Bild-Kunst, Bonn, 2017. No sólo el arte, nada menos que el mundo querían transformar esos jóvenes, en su mayoría varones, en su mayoría jóvenes, que redactaron los manifiestos modernos. En efecto, para cada película, Rosefeldt reunió textos originales históricos de sesenta manifiestos y los combinó con imágenes actuales. El resultado de la abreviación y el ensamblado de los textos son trece monólogos poéticos.

Mientras almuerza, una conservadora madre estadounidense entona el manifiesto de arte pop de Claes Oldenburg; en un escenario que, con sus infinitos cubículos dotados de computadores, se parece a una central de vigilancia, la corredora de bolsa da un efecto futurista; la trabajadora de la planta de incineración de residuos apoya los manifiestos de la arquitectura; la oradora fúnebre recita junto a una tumba de un cementerio en un bosque textos centrales del movimiento Dada; el hombre sin techo difunde mediante un megáfono reflexiones sobre el situacionismo y las lanza al cielo gris de Berlín; todos los papeles protagónicos (en una escena son dos papeles) los interpreta Cate Blanchett, una proeza en modalidades de dicción, arte de transformación y caracterización.
 
Julian Rosefeldt. Manifesto. Película sobre la exhibición en el Hamburger Bahnhof – Museum für Gegenwart – Berlín

Rosefeldt presenta los manifiestos históricos en contextos sociales inesperados, actuales. Difícilmente los papeles podrías ser más diferentes y, sin embargo, todos caen en el presente y en la misma persona. La transferencia de pensamientos e ideas cristalizados a partir de un amplio rango de declaraciones funciona: las palabras y los contenidos son más actuales que nunca. De vez en cuando las diferentes figuras, que a la vez son una, interrumpen sus declamaciones y se unen en polifónica glorificación de todos los manifiestos.
 

Retrato de Julian Rosefeldt Retrato de Julian Rosefeldt | Foto y © Gabriele Brandt Julian Rosefeldt nació en Múnich en 1965 y vive en Berlín desde 1999. Desde 2010 es miembro del Departamento de Arte Cinematográfico y Medios de la Bayerische Akademie der Schönen Künste, Múnich, y desde 2011 es catedrático de medios digitales en Akademie der Bildende Künste.

La instalación cinematográfica de trece partes Manifesto puede verse en la Staatsgalerie Stuttgart hasta el 14 de mayo, en la Villa Stuck del 16 de febrero al 21 de mayo de 2007 y en la École des Beaux Arts de París del 23 de febrero al 23 de abril de 2017.