Alemania y la inmigración
“Cursos de integración para todos”

Annette Treibel
Annette Treibel | Foto (Ausschnitt): © Campus-Verlag

La socióloga Annette Treibel entiende la convivencia con los inmigrantes como una tarea de todos los involucrados. En su libro “¡Intégrense!”, plantea, además, que es necesario que Alemania desarrolle una mayor autoconciencia en relación al hecho de que es un país de inmigrantes.

A propósito de los numerosos refugiados que han llegado al país, se ha creado una gran polémica sobre si Alemania es o no un país de inmigrantes. ¿Qué opina usted de esa discusión?

Mucho piensan que los verdaderos países de inmigrantes son EEUU, Canadá y Australia, y que el caso de Alemania es diferente. En mi calidad de socióloga, me gusta decir que Alemania es un país de inmigrantes de nuevo tipo, que en términos de autoconciencia está todavía a medio camino de asumirse como tal. Acá, cuando mucho, se habla de movimiento migratorio, lo que sugiere que esas personas van a volver a emigrar en algún momento. Pero eso en la gran mayoría de los casos no ocurre y la política alemana desde hace décadas viene creando instrumentos de inmigración, jurídicos, políticos y para el funcionamiento cotidiano. La elite política aprueba leyes que facilitan la inmigración, pero no ha asumido hasta ahora públicamente la autoconciencia de que Alemania es un país de in inmigrantes.

¿Por qué le falta a Alemania autoconciencia en relación a ese tema?

En las sociedades mediáticas interesan sobre todo las noticias espectaculares y las malas. Una noticia buena es una noticia aburrida. Pero unas pocas noticias aburridas sobre experiencias exitosas de integración habrían ayudado a fortalecer esa autoconciencia de que este es un país de inmigrantes. Como se diría en terminología sociológica, ya desde hace tiempo que en Alemania existe una “clase media migrante”. Los descendientes de los así llamados trabajadores invitados han ascendido socialmente, pero sobre estos aspectos positivos se informa menos que sobre los aspectos problemáticos. En el mundo científico, por el contrario, ya desde hace 30 años se considera que nos hemos transformado en un país de inmigrantes.

Un debate que se acelera

¿Si Alemania ya es un país de inmigrantes, cómo podría surgir esa autopercepción de tal?

La llegada masiva de refugiados de Siria o de Irak, le puso acelerador en Alemania al debate sobre la inmigración. Por fin se está discutiendo mucho ese tema. En mi opinión eso constituye una posibilidad de hablar públicamente de manera más amplia sobre los éxitos de la integración y de la inmigración. Desde hace algún tiempo, Alemania es el segundo país más atractivo -después de EEUU- como destino para los inmigrantes. Eso tiene que ver sobre todo con el desarrollo de los últimos años. Por ejemplo, como resultado de la presión que ejercieron algunos sectores, como el de la gastronomía o el del cuidado de ancianos, se aprobaron algunas excepciones legales en materia de permisos de trabajo que facilitan la inmigración de fuerza de trabajo extranjera.

Usted publicó un libro bajo el título “¡Intégrense!”, ¿A quién va dirigido ese llamado?

La tesis central sostiene que nosotros somos un país de inmigrantes y que la integración es un proyecto que involucra a todas las partes. Yo diferencio a los alemanes “antiguos”, es decir aquellos que desde hace michas generaciones son alemanes en Alemania, y los alemanes “nuevos”. Entre estos últimos de cuentan los inmigrantes, eventualmente nacionalizados, y los miembros de esas familias que han nacido y crecido acá, y que a menudo ya no tienen mucho en común con las culturas de origen de sus padres y abuelos. Yo hago un llamado para que de una vez por todas esos “nuevos” alemanes ya no sean considerados extranjeros sino naturales de este país. En la tercera generación, esas personas ya no son automáticamente expertas en las sociedades de origen de sus abuelos. A eso es a lo que me refiero cuando les aconsejo a todos: intégrense en Alemania como un país de inmigrantes.

Educación y apoyo

¿Cómo se llega con un llamado de ese tipo a los alemanes “antiguos” que viven este proceso con preocupación e inseguridad?

Ellos no solo necesitan educación sobre el tema, sino también apoyo. Sería bueno realizar cursos de integración para todos, en lo que se respondiera a preguntas del tipo: ¿Cómo se convive en un país de inmigrantes? ¿Es un problema que los distintos grupos vivan en parte de manera paralela? Desde una perspectiva sociológica yo no creo que eso sea un problema. En las  sociedades modernas hay muchas subculturas y grupos que no se mezclan, o por lo menos no lo hacen de inmediato.

¿De qué otras maneras se puede contribuir a una integración exitosa?

Lo fundamental es el apoyo de las estructuras. Y eso va a depender de cuánto dinero se invierta en el sistema escolar, en cursos de integración, en cursos de idioma, en la profesionalización de los profesores, que cada vez se enfrentas a una mayor multilingualidad? ¿Cómo es el apoyo a la economía para que la fuerza de trabajo que se necesita, verdaderamente tenga oportunidades? Muchas empresas, escuelas y oficinas públicas trabajan desde hace años con inmigrantes y han juntado gran experiencia en el tema de la convivencia. Habría que consultar más a menudo a esas personas para saber cómo se logra.
 

Annette Treibel es profesora de Sociología en el Instituto de Ciencias Sociales Transdisciplinarias de la Escuela superior pedagógica de Karlsruhe. Desde 2011 integra el Consejo para la migración patrocinado por la Comisión alemana de UNESCO. En su libro “Intégrense!” Llamado a la autoconciencia de un país de inmigrantes” (Campus-Verlag, 2015) muestra que desde hace tiempo, muchos inmigrantes son de hecho parte constitutiva de la sociedad.