Arte digital
Emancipación de colores confitados

Amalia Ulman, Excellences & Perfections, 2014
Amalia Ulman, Excellences & Perfections, 2014 | Crédito: Amalia Ulman/Arcadia Missa

Con sus smartphones y sus hashtags, muchas artistas jóvenes virtuales luchan en Instagram, Tumblr, Facebook y Twitter por una mayor aceptación del vello, los fluidos corporales, las impurezas naturales y la ropa interior manchada de sangre.

Las feministas de la llamada “Cuarta Ola” no necesitan tener siempre una postura política. Como Mayan a través de su marca Me and You, venden frases al estilo “Feminist”, “Don’touch”, “Not Your Pussy” impresas en calzones de abuela o en blusas. Muchas de ellas son demasiado jóvenes para sentir la necesidad de reflexionar sobre la igualdad en el mundo laboral o sobre un salario justo. Lo que conocen es Internet, con sus redes sociales y su sobreoferta de cultura pop. Internet y Tumblr son el patio escolar en el que son rechazadas por su apariencia.

En el video She’s So Untouchable del trío electro-pop Garden City, Mayan Toledano explora el deseo y las identidades de género no binarias.

La misma experiencia tuvo en 2013 la artista y fotógrafa canadiense Petra Collins, a la que se podría considerar la chica de póster del feminismo 4.0. Con quince años comenzó a fotografiarse a sí misma, su cuerpo y todas las transformaciones de la pubertad que le causaban inseguridad.

Petra Collins | Cubierta de Babe Petra Collins | Cubierta de Babe | Cortesía de editorial Prestel

Sintiéndose acosada por todos lados, la fotografía le dio un sostén. Sin embargo, no podía encontrar un lugar para las fotos, escribe en el prólogo de su libro Babe.

Por eso, junto con la plataforma online The Ardorous, abrió un espacio de publicación para las chicas que no pueden identificarse con la imagen de la mujer que aparece en la publicidad. El lema, en lugar de Body Shaming, es Body Positivity. Y por supuesto, sabía perfectamente lo que estaba haciendo cuando compartió en Instagram una foto suya en bikini verde con la zona púbica sin depilar. La foto fue censurada porque el encrespado vello púbico era demasiado visible. Las Net Artists están recogiendo las fotos que Instagram borra con su política de imágenes puritana, y las publicarán en un libro. A finales de abril de 2017 aparecerá en la editorial Prestel el volumen Pics or It Didn’t Happen. Images Banned from Instagram, compilado por Arvida Byström y Molly Soda.

Romper el tabú

Rachel Hodgson en: Petra Collins (comp.), Babe Rachel Hodgson en: Petra Collins (comp.), Babe | © Rachel Hodgson. Cortesía de la editorial Prestel

La censura llama la atención y hoy en días sus consecuencias son en cierto modo más positivas que negativas. Actualmente las redes sociales ofrecen a las artistas una poderosa oportunidad de socavar el poder de las instituciones culturales dominadas todavía por los varones. Antes era distinto: en 1974, el Philadelphia Civic Center censuró el dibujo fálico Horizontal de Judith Bernstein y la obra pasó casi veinticinco años sin ser expuesta en ninguna galería. Este es sólo uno de los numerosos ejemplos de la marginación de las mujeres en el mercado artístico. En su afiche de 1988 las Guerrilla Girls anuncian con provocativa ironía que una de las ventajas de ser una artista mujer es que se puede “trabajar sin la presión del éxito”. ¿Quién se animaría a contradecirlas?

 

Guerrilla Girls | Las ventajas de ser una artista mujer, 1988 Guerrilla Girls | Las ventajas de ser una artista mujer, 1988 | © Guerrilla Girls. Cortesía del guerrillagirls.com

Identidades ficticias

En 1997, con un hackeo que llamó Female Extension, la artista alemana Cornelia Sollfrank cuestionó la convocatoria de la Hamburger Kunsthalle sobre el tema Extensión. Internet como pintura y objeto. Como temía que se presentaran muy pocas mujeres, creó doscientos ochenta y nueve identidades ficticias de artistas internacionales con sus obras. Y como la infiltración no se descubrió, Sollfrank misma tuvo que destapar la intervención.

Cornelia Sollfrank | Captura del sitio web documental Female Extension (1997): http://artwarez.org/femext/ Cornelia Sollfrank | Captura del sitio web documental Female Extension (1997): | © Cortesía de Cornelia Sollfrank

Lucha contra los estereotipos

En el siglo XX, las Suffragettes –así se llamaba despectivamente a las integrantes del primer movimiento feminista– lucharon por el derecho al voto, la educación y el trabajo pagado. A finales de los años sesenta, época de la segunda ola feminista y de la primera generación de artistas feministas, las mujeres se organizaron en la escena artística comenzando por Gran Bretaña y los Estados Unidos. Lucharon por la equiparación de hombres y mujeres, contra los estereotipos y la objetivación de la mujer a través de la mirada masculina.

Con cada ola y cada generación se modifican las prioridades y los medios; y con los medios, las oportunidades. En 1974, Marina Abramovic puso en evidencia la pasividad femenina con su performance Rhythm 0, de seis horas de duración, en la que los espectadores podían tomar setenta y dos objetos de una mesa y arremeter con ellos contra el cuerpo de la artista. Barbara Kruger no se contentó con el estereotipo de la mujer como shopping queen. Martha Rosler opuso al estereotipo femenino de la “mujer de su casa” y a su representación en los medios de masas la parodia Semiotics of the Kitchen.

Anne Collier | Woman Crying #2 (Mujer llorando #2) Anne Collier | Woman Crying #2 (Mujer llorando #2) | Cortesía de la artista; galería Anton Kern, New York; galería Neu, Berlín; The Modern Institute/ Toby Webster Ltd., Glasgow; galería Marc Foxx, Los Ángeles © Anne Collier With her Untitled Film Stills Cindy Sherman investigated the stereotypical female roles in film, and Anne Collier photographed and enlarged currently fashionable weeping women on album covers, dissecting in this way the cliché of the weaker sex.

Selfie-performance

En 2014, con su performance Excellences & Perfections, Amalia Ulman interpretó a una muchacha decente de la periferia, que después de mudarse a la gran ciudad se transformaba en una chica hot. Sus casi cinco mil seguidores pudieron seguir todo el cambio. Ulman “vivió” todos los estereotipos que encontró en los medios sociales: cirugía estética, caída en las drogas, resurrección de las cenizas como el ave fénix después de una sesión de yoga. Como es usual en Instagram, casi a lo largo de seis meses compartió selfies en el baño, en la cama, haciendo ejercicio, comiendo. Sólo pasados los seis meses Ulman reveló la falsedad de la historia. Todo estaba actuado, pues, como dijo ella, online todos somos mentirosos. Eso era lo que quería mostrar con su performance.

So pretty

Monika Mogi en: Petra Collins, Babe (comp.) Monika Mogi en: Petra Collins, Babe (comp.) | © Monika Mogi. Cortesía de la editorial Prestel La artista británica Tracey Emin llevó a la sala de exposición su cama y todo lo que formaba parte de ella para que todo el mundo lo viera. Las feministas de la Cuarta Ola sólo necesitan un smartphone y aplicaciones para hacerse escuchar. Se fotografían en sus habitaciones de chica amante del rosa, con vello en las axilas, acné en la cara y sangre en la ropa interior… hasta que alguien ve esas fotos, alza los hombros y comenta “OMG. Your are so pretty”.