Relaciones entre vecinos en Sudamérica
¿Un antiguo tabú?

Soldados brasileños de la provincia Ceará durante las operaciones de guerrilla, alrededor de 1867.
Soldados brasileños de la provincia Ceará durante las operaciones de guerrilla, alrededor de 1867. | Imagen (detalle): gemeinfrei, da urheberrechtliche Schutzfrist abgelaufen.

Acostumbrados a la herencia colonial y a décadas de servilismo económico, es poco común entre los brasileños considerar que el país, un gigante en el continente, pueda ser visto con desconfianza por sus vecinos más pequeños. ¿Es este asunto una especie de tabú?

En julio de 2014, mientras los brasileños asistían al memorable partido de fútbol contra la selección alemana durante la Copa del Mundo, los vecinos paraguayos celebraban cada gol alemán, incluso en las regiones fronterizas próximas a Brasil. En Foz de Iguazú, uno de los puentes que une a los dos países se llama “Puente de la Amistad”. Sin embargo, esto no significa que las relaciones entre brasileños y paraguayos sean muy amigables.

El escritor brasileño Douglas Diegues, que vive en el municipio fronterizo Ponta Porã en Mato Grosso del Sur, sostiene enfáticamente que los paraguayos ven a Brasil como “el imperio del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, un país rico y poderoso que hasta el día de hoy se sigue aprovechando de la condición de país pobre de Paraguay.”

¿Un tabú en los libros de historia?

“El resentimiento viene desde el período de la “Guerra Guasú”, la “Gran Guerra” en lengua guaraní, es decir la guerra de la triple alianza (Brasil, Argentina y Uruguay contra Paraguay), que aún resuena en el inconsciente de los vecinos paraguayos. Y no sin razón”, dice el poeta. Según Diegues, el tema de la “guerra más sangrienta de América Latina” es mucho más discutido al otro lado de la frontera brasileña. Y agrega que cuando en Brasil se habla sobre el tema, en la mayoría de los casos suele ser con fines de manipularlo.

En los libros educativos y en las clases de historia en las escuelas brasileñas, el asunto también es, según él, prácticamente un tabú, ya que la mayoría de estos libros pecan por omitir el Tratado Secreto firmado por Brasil, Argentina y Uruguay contra Paraguay, por ejemplo. Para Diegues, este tratado tiene claúsulas comprometedoras, tales como acabar con la soberanía paraguaya sobre sus ríos y responsabilizar al país por las deudas de la guerra, deudas que “de facto los paraguayos pagaron hasta 1943, luego de que les fueran perdonadas por el gobierno de Getúlio Vargas.”

Devolución de documentos

“¿Y los documentos robados de Paraguay que aún permanecen en los archivos de la Biblioteca Nacional? Ese material necesita ser devuelto, pero nadie en Brasil habla del tema”, sentencia Diegues. La cuestión ha sido tratada por algunos especialistas, pero no han llegado a ningún acuerdo.

Por otro lado, el historiador Francisco Doratioto, catedrático en la Universidad de Brasilia y autor de numerosos libros sobre las relaciones entre los dos países, dice no tener conocimiento sobre los documentos paraguayos que aún estarían en posesión brasileña. Asimismo, Moacir Assunção, un periodista que también se ha dedicado a estudiar el asunto, desconfía de la existencia del material y sostiene que el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil debería posicionarse oficialmente al respecto, cosa que jamás ha sucedido.

Pero Doratioto no considera que tales conflictos puedan considerarse un tabú: “No veo que existan tabúes sobre la guerra. Lo que sí hay es una explicación sin base documental que sostiene que la guerra fue provocada por Inglaterra. En los setentas y ochentas era casi un tabú presentar otro tipo de explicación al respecto. Sin embargo, desde hace unos diez años, esa explicación ha sido superada”, dice el historiador.

Heridas abiertas

Sin embargo, no soalmente se confiscaron documentos. Diegues recuerda que recién hace algunos meses el gobierno brasileño, después de una serie de reivindicaciones paraguayas, “devolvió al país vecino un cañón que estaba expuesto en el Museo Nacional en Río de Janeiro y que se conocía por el nombre de “El cristiano”, que hace referencia al metal de las campanas de las iglesias de la ciudad de Asunción utilizado para fundir esta arma, que detuvo el avance de las tropas brasileñas hacia la capital de Paraguay.”

Doratioto dice que Paraguay mantiene “un museo a cielo abierto en el parque nacional Vapor-Cué”, un parque localizado a cien kilómetros de Asunción. Se trata de un navío brasileño que fue confiscado cuando las tropas paraguayas invadieron Mato Grosso en diciembre de 1864, lo que parece evidenciar que aún hay muchas heridas abiertas en torno a este conflicto.

¿Un posible “neoimperialismo”?

La posición de Brasil como “imperio del Ministerio de Relaciones Exteriores” también ha sido criticada por algunos brasileños, y ese es uno de los motivos por los que se habla poco sobre el tema, como sostiene Douglas Ceconello, periodista deportivo especializado en América Latina. Esto se refleja también en la cultura futbolística latinoamericana. Para Ceconello, cuando se trata de fútbol, “Brasil se ha mostrado indiferente ante el resto del continente.” Según el periodista, “esta circunstancia se ha acentuado en las últimas décadas, cuando el fútbol brasileño pasó a ser muy lucrativo y la diferencia financiera en relación con sus vecinos aumentó de forma vertiginosa.” Ceconello critica también al propio periodismo deportivo brasileño, que ignora o desprecia el resto del continente.

“Si hablamos del aspecto financiero, mi impresión es que Brasil asume una postura opresora e imperialista en relación con el resto del fútbol latinoamericano. La mayor parte de la prensa brasileña vive de clichés cuando se trata de nuestros vecinos, como si Brasil fuera el único representante cualificado del fútbol en el continente”, puntualiza Ceconello. Junto a otras causas, así se explica tal vez la alegría de los paraguayos con la victoria alemana en la Copa del Mundo en 2014.

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