Aniversario de la currywurst La currywurst, un ícono de la cocina alemana
Nombre usted un plato alemán que no sea el asado de cerdo con bolas de patata o codillo asado con chucrut o ensalada de patatas: ¿cuál le falta? La currywurst, por supuesto. Este tentempié especiado cumple setenta años.
De Carsten Sebastian Henn

La currywurst no es solo una salchicha con salsa
Pero, ¿qué pasó? ¿Cómo se convierte precisamente la currywurst en un ícono de la cocina alemana? Este plato aderazado con una especia del sudeste asiático, ¿no resulta demasiado exótico para el gusto alemán? Por más que en la novela de Uwe Timm El descubrimiento de la currywurst), publicada en 1993 y traducida al español en 2003, se defendiese con elegancia la tesis de que el plato fue inventado en Hamburgo, Lena Brücker, su personaje literario, no inventó la currywurst en la ciudad hanseática en 1947. Este honor correspondería dos años después a la berlinesa Herta Heuwer, y su historia también merecería ser contada en un libro. Herta Heuwer regentaba un puesto de comida callejera desde el verano de 1949 en la esquina de las calles Kantstrasse y Kaiser-Friedrich-Strasse, en el barrio de Charlottenburg, donde inventó la currywurst el 4 de septiembre de ese mismo año. Mejor dicho, inventó la salsa que servía con la salchicha. La especia, según ella, se la suministró un soldado inglés. En 1959 hizo patentar la salsa con el nombre de “Chillup” un neologismo a partir de “Chili” y “Ketchup”, aunque la berlinesa insistía en haber usado solamente pulpa de tomate y especias.
Entra en escena Max Brückner, un carnicero de Johanngeorgenstadt en la región de los Montes Metálicos. Brückner fabricó en Berlín un embutido sin usar intestinos, el “Spandauer sin piel”, ya que en aquella época las tripas naturales eran un lujo escaso. Pero resultó más complicado de lo que se pensaba que la gente comprara esa salchicha. Nikolai Wojtko desvela el genial tejemaneje del que se valió en el periódico gastrosófico Epikur: “A Brückner le hablaron de la ingeniosa Herta Heuwer. El socio menor de Max Brückner inventó con ella una salsa especiada a partir de ketchup, que ayudaría a vender el producto. El concepto de marketing era muy simple: la salsa cubriría la salchicha de forma que no se viese que no tenía piel. Solo después de que triunfase la currywurst, la salchicha sin piel pudo darse a conocer como la misma que surgió debido a la necesidad de la época. En dicha salchicha entraba todo lo que el carnicero no podía aprovechar de otra manera bien picadito, pues su nombre, Bratwurst, deriva del relleno, Brät, el picadillo, y no de su forma de cocción, Braten, que vendría a ser asar o freír, según el caso.” Herta Heuwer sí que había desarrollado antes otra salsa de curry, pero el éxito se produjo gracias al mejoramiento que supuso esta colaboración.
Símbolo de individualidad culinaria
Hace tiempo que la currywurst se emancipó. En el país de las patentes y las normas, de los reglamentos de parques y jardines y de la ley de pureza de la cerveza, la currywurst no está sometida a ningún tipo de regulación, es más, casi se ha vuelto un símbolo de individualidad culinaria. La preparación, el peso y el grado de cocción no están reglamentados y tampoco está definido si la salchicha debe tener piel o no, si la salsa debe de estar fría o caliente o si basta acompañarla de ketchup y curry en polvo. También la trufa y el pan de oro le quedan bien. La mayoría de las veces se sirve en bandeja de cartón, aunque también se ve sobre porcelana y acompañada de champán. Cocineros famosos como Tim Mälzer o Frank Rosin publican sus propias recetas definitivas de currywurst. A día de hoy, este plato supera las diferencias salariales y educacionales. En los chistes, la salchicha y la universidad parecen trabajar codo con codo: ¿Qué le dice un físico sin trabajo a uno con trabajo? “¡Una de currywurst con patatas fritas, por favor!” Alemanian, una salchilandia unida.
Para terminar, una currywurst: desde hace décadas, la aclamada pareja de comisarios de Colonia de la popular serie dominical “Tatort” termina casi siempre sus casos con una currywurst a orillas del Rin. | Foto: picture-alliance/ Sven Simon