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Berlinale 204
Una cocina a través de los ojos de los trabajadores inmigrantes

Julia (Rooney Mara) y Pedro (Raúl Briones Carmona) en la película “La cocina” dirigida por Alonso Ruizpalacios.
Julia (Rooney Mara) y Pedro (Raúl Briones Carmona) en la película “La cocina” dirigida por Alonso Ruizpalacios. | oto (detalle): © Juan Pablo Ramírez / Filmadora

La cocina puede ser un ambiente ruidoso y de alta presión, donde los sonidos de las órdenes que se imprimen chocan con el sonido metálico de las espátulas al golpear las sartenes, y un jefe de cocina dominante grita órdenes –“¡Pica, corta!” – instando a todos a seguir moviéndose.

En los últimos años, hemos visto muchos restaurantes “detrás de escena” en películas como Hunger (2023), The Bear (2022) y The Menu (2022). En La cocina, parte del concurso de la 74ª edición de la Berlinale, no es la dinámica de superiores y subordinados lo que genera una atmósfera de tensión, sino las relaciones entre trabajadores provenientes de orígenes muy diversos.

Un vistazo a la ciudad de Nueva York detrás de escena

La cocina, un largometraje de México y Estados Unidos, comienza con Estela (Anna Díaz), una joven inmigrante mexicana, que se embarca en un viaje a través del mar en busca de empleo. Armada de determinación, a pesar de no saber hablar inglés, Estela llega a la ciudad de Nueva York. Lleva a cuestas una ramita de cilantro que le ha confiado su familia, solo tiene una dirección escrita en un papel y un nombre en el que confiar: “Pedro”.

Filmada en blanco y negro, la película captura imágenes fugaces y de rápido movimiento. Retratando un Times Square nada glamoroso, la ciudad es vista a través de la lente de un trabajador inmigrante: ruidosa, poco acogedora y desorientadora.

Dinámica del lenguaje y relaciones de poder

A través de Estela conocemos a un elenco de personajes: Pedro, primo de Estela y también inmigrante, Julia (Rooney Mara), camarera y amante de Pedro, y otros trabajadores –chefs, camareros, gerentes y dueños de restaurantes– en un restaurante llamado The Grill.

La cocina explora intencionalmente la dinámica de interacción entre sus personajes, examinando las relaciones entre inmigrantes y estadounidenses. ¿Cómo perciben quienes tienen dificultades con el inglés a aquellos que hablan el idioma con fluidez y sin acento? Por el contrario, ¿cómo ven los nativos a los recién llegados? Y, aún más estratificado, ¿cómo ven los hombres inmigrantes a las mujeres de sus propios países, en comparación con las mujeres blancas, a quienes llaman “gringas”? Aquí es donde se revelan las relaciones de poder.

Detrás de escena, La cocina expone no sólo la dinámica de poder entre los dueños de restaurantes y los empleados sino también las luchas de poder entre los propios trabajadores. Pinta una dura descripción de la realidad, al mismo tiempo que ofrece una nueva perspectiva entre la proliferación de películas sobre restaurantes y cocinas. Como dice un trabajador en la película: “Lo tuvo consigo hasta el final de su vida. Una oscuridad, como una cicatriz”.

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