El objetivo fundamental de toda enseñanza es el desarrollo de competencias. Una enseñanza orientada a competencias se planifica en función de los resultados que se desean alcanzar, y las expectativas de rendimiento se definen mediante descripciones claras de los conocimientos y habilidades esperados.
Este enfoque también implica evaluar en qué medida los/las estudiantes han adquirido dichas competencias al finalizar un período de aprendizaje.
Es importante destacar que no todas las competencias que se pretenden desarrollar pueden ser evaluadas; en otras palabras, no todos los objetivos de aprendizaje son necesariamente objetos de evaluación.
En el ámbito de la enseñanza de lenguas extranjeras, por lo general no se evalúan competencias vinculadas a la personalidad, sino más bien subcompetencias o habilidades, como la comprensión auditiva, la expresión oral, entre otras.