La lucha contra el cambio climático
“La pregunta es: ¿avanzamos demasiado lento?”

El cambio climático está hiriendo a los grandes almacenadores de carbono, como la selva amazónica. ¿En qué puede ser de ayuda la Inteligencia Artificial?
El cambio climático está hiriendo a los grandes almacenadores de carbono, como la selva amazónica. ¿En qué puede ser de ayuda la Inteligencia Artificial? | Foto (detalle): Westend61/Florian Kopp © picture alliance

Estamos en medio de un cambio climático y, si queremos superar este desafío tenemos que usar la IA, dice Victor Galaz, vicedirector del Stockholm Resilience Centre. Al mismo tiempo, se aplican tecnologías de Inteligencia Artificial que siguen dañando el clima. ¿Cómo podemos encontrar un equilibrio entre estos dos polos?

Usted es vicedirector y profesor asociado del Stockholm Resilience Centre. ¿En qué punto de su carrera profesional comprobó que la IA puede tener influencia en el cambio climático?

A mediados de los años 2000 comencé a ocuparme cada vez con mayor detalle de la cuestión de cómo la Organización Mundial de la Salud (OMS) de Ginebra utilizaba fuentes online no oficiales para localizar advertencias tempranas de brotes epidémicos. Se trataba por ejemplo de informes online sobre un aumento furioso de la venta de analgésicos en Asia. Oficialmente, la OMS esperaba los informes oficiales de cada país para hacer algún anuncio sobre el brote de enfermedades. El nuevo sistema, que durante algún tiempo se aplicó en una zona gris desde el punto de vista formal, aprovechaba el aprendizaje automático para procesar datos provenientes de mensajes online y para investigar indicios de advertencias tempranas. Este desarrollo también despertó mi interés por el modo en que las organizaciones, los sistemas legales y las diferentes visiones pueden transformarse mediante la información, el análisis de datos y la tecnología.

En esa época me dediqué a la ambiciosa y al mismo tiempo imperiosa tarea de solucionar el cambio climático y los problemas que plantea la sustentabilidad. Dado el continuo avance de la IA y los algoritmos de deep learning, dadas las transformaciones en el campo de la robótica y la tecnología de sensores y la acumulación de grandes cantidades de datos, tenemos que abordar tanto el potencial como los riesgos de esas tecnologías.

Acaba de mencionar el potencial de la IA. ¿Cómo puede utilizarse en la lucha contra el cambio climático?

Con la IA podemos ayudar a que las personas se adapten a las transformaciones climáticas. Desde los productores rurales hasta los grandes bancos, todos los involucrados pueden prepararse con ayuda de la IA para el cambio climático y el impacto que está causando. Ya ahora puede percibirse una transformación del clima. Entonces debemos usar la IA para entender esta evolución y prepararnos proactivamente para minimizar el riesgo. Hay numerosos métodos basados en IA con los que pueden reducirse las emisiones y el consumo de recursos y energía. Por otra parte, entre los científicos despierta cada vez más entusiasmo el potencial de la IA para mejorar los datos y pronósticos de transformaciones planetarias. Por ejemplo, la capacidad de captar y comprender de modo diferente acontecimientos climáticos extremos, trátese del ascenso del nivel del mar o de transformaciones de los ecosistemas marinos. La IA es un instrumento excepcional para obtener un mejor panorama de los que está sucediendo en el planeta.

La IA es una herramienta excelente para obtener una mejor visión general de lo que está sucediendo en el planeta.

Victor Galaz

En 2015 usted desarrollo con otros colegas el “Biosphere Code”. ¿Para qué sirve ese código? ¿A quién le puede resultar útil?

En esa época el interés por la IA estaba creciendo en todo el mundo, se la pensaba en términos de Terminator y nos imaginábamos una IA que obtenía consciencia propia y destruía a la humanidad. El Biosphere Code lo desarrollamos para empresas, gobiernos y para el público, en el fondo para todos aquellos buscan en las innovaciones de IA inspiración y orientación para un trato responsable del planeta. En el desarrollo del código participaron hackers financieros, artistas, desarrolladores de juegos, filósofos y científicos.

El Biosphere Code en sí no tuvo mucho impacto, pero de todos modos no era ese nuestro objetivo: la idea no era tanto prescribir un protocolo fijo para las empresas como generar un debate sobre las consecuencias en el presente de la evolución tecnológica y su impacto en el planeta y sus habitantes. Hay una gran brecha entre los desarrolladores de IA y las personas que trabajan el tema de la sustentabilidad y plantean estrategias en este campo. Respecto a las consecuencias éticas y sociales de la IA hubo significativas mejoras en los últimos años, pero en la cuestión de la sustentabilidad y de la responsabilidad planetaria la evolución es notablemente más lenta.

Para nombrar un ejemplo: numerosos productores rurales de todo el mundo sufrieron en los últimos años fuertes pérdidas por el cambio climático. ¿Cómo pueden beneficiarse los productores agrícolas de zonas rurales, por ejemplo en el Sur Global, con la tecnología de la IA?

Es impresionante el número de personas que trabajan con big data en la agricultura, por ejemplo el grupo Consultative Group for International Agricultural Research. Este grupo contribuye al desarrollo de instrumentos que proporcionan a pequeños productores directrices sobre la práctica agrícola, entre otras cosas, información sobre pronósticos de evolución del mercado o del estado del tiempo. Estas aplicaciones se ponen a disposición gratis de los productores, que las pueden usar en sus teléfonos celulares. Seguramente su número crecerá en el futuro, en especial si se combinan con soluciones de seguros. Por ejemplo, si se ha instalado un sensor térmico y las temperaturas alcanza determinado valor límite, los productores pueden recibir un pago inmediato de su seguro. Un potencial parecido hay en la pesca costera o en el planeamiento urbano.

De todos modos, la brecha digital es grande. Los productores rurales pequeños con pocas hectáreas no tienen acceso a la técnica moderna. Probablemente tengan un teléfono celular, pero probablemente no una conexión 4G. Y tal vez no tengan tractores autónomos ni drones. Muchas tecnologías son especialmente apropiadas para una aplicación a gran escala, por ejemplo en grandes consorcios o extensas superficies agrarias. De eso se deriva un riesgo para los pequeños productores, porque, a diferencia de los grandes de cada rubro, no tienen a acceso a tecnologías de alto rendimiento. Resulta crucial superar la brecha digital.

La brecha digital en la agricultura es enorme: las tecnologías más poderosas son accesibles para las grandes empresas, pero no para los pequeños agricultores.

Victor Galaz

¿Cómo podemos superarla? ¿O diría usted que las grandes empresas deberían apoyar a los pequeños productores?

Es una cuestión compleja. No podemos esperar que el sector privado resuelva este problema si no le proporcionamos fuertes estímulos. En cualquier caso, tanto de lado de los diferentes Estados como de lado de las organizaciones multilaterales, por ejemplo, el Banco Mundial, existe un gran interés en apoyar específicamente a los más débiles con inversiones desde el comienzo. Hay que aprovechar esa oportunidad.

¿El furioso avance del cambio climático tiene efectos en el desarrollo de una IA “buena” con la que abordar esos desafíos? ¿O más bien ocurre lo contrario?

En organizaciones y empresas líderes como el Foro Mundial Económico, Microsoft y otros está creciendo el interés por aplicar la IA en el control de desafíos urgentes del cambio climático y por seguir desarrollando la tecnología. Considero positiva esta evolución, pues todos tenemos que usar las opciones disponibles para alcanzar una solución de la crisis climática. Al mismo tiempo, muchas de esas tecnologías colaboran con la aceleración del cambio climático. Por ejemplo, se desarrollaron y todavía se siguen desarrollando algoritmos de deep learning y análisis de big data para explorar nuevas fuentes de energía fósiles con el propósito de vender ese servicio a los consorcios de energías fósiles.

Frente al hecho de que las tecnologías para explorar y extraer combustibles fósiles ya están desarrolladas, ¿no es tarde para introducir directrices que detengan la progresión de esas acciones?
 
El desarrollo tecnológico se abren mayores posibilidades que antes. Por ejemplo, hoy se pueden extraer minerales del fondo de los océanos, algo que era imposible hace cinco o diez años. Por otra parte, aunque es técnicamente posible, la extracción de portadores fósiles de energía no tiene sentido a largo plazo. Poco a poco el carbón va desapareciendo como fuente de energía y lo mismo sucederá con otras fuentes naturales. Es verdad que la tecnología avanzará pero en última instancia, el sector económico y el límite que le ponga a este la política determinarán el uso o no de esas tecnologías. 
 

Incluso si es técnicamente posible, la promoción de los combustibles fósiles no tiene sentido a largo plazo desde un punto de vista económico.

Victor Galaz

Otro ejemplo, que no tiene relación con el medio ambiente, son las tecnologías de reconocimiento facial. Aunque su desarrollo avanza y en algún momento alcanzarán un estado de alta madurez técnica, hay resistencia por parte de algunos estados de los Estados Unidos, que quieren prohibir por ley su uso. Las sociedades pueden tomar esas decisiones, tenemos cierto control sobre las innovaciones tecnológicas o el uso de las tecnologías.

¿Cómo podemos crear estímulos económicos para los grandes consorcios de modo que usen la IA de modo responsable? ¿No deberían dar las empresas el primer paso en esa dirección?

Yo no diría que primero deben actuar las empresas, a continuación los gobiernos y al final los consumidores. Los cambios no se producen así. Todos tienen que actuar: necesitamos un marco legal que esté determinado por los electores y por sus gobiernos y eventualmente regulaciones internacionales. Por ejemplo, en la Unión Europea, con el RGPD tenemos una regulación aprobada por los gobiernos referente al uso de los datos personales. Es decir, los consumidores pueden ejercer presión sobre las empresas decidiendo no comprar ciertos productos cuando las empresas no ejercen un uso ético de los datos. Igual que el boicot contra las empresas que procesan aceite de palma o venden carne brasilera. Lo mismo valer para los inversores: los gigantes tecnológicos pueden hacer valer su influencia para que una empresa se desarrolle en tal o cual dirección. Necesitamos pues, una combinación de todos esos factores.
 

Necesitamos medidas gubernamentales y presión de inversores y consumidores para que las empresas de tecnología actúen de forma ética y sostenible.

Victor Galaz

En su “Couch Lesson” usted dijo que necesitamos una IA responsable en relación con el planeta. ¿A qué se refería?

Se llama “responsable” porque se trata de la transparencia, la rendición de cuentas y de garantizar que los algoritmos o los sistemas de IA no tendrán como consecuencia la discriminación. Este aspecto adquiere cada vez mayor peso. Muchas compañías de tecnología tienen departamentos de IA responsable. Pero si queremos que la tecnología de IA contribuya a un futuro sustentable para todos, tenemos que concentrarnos en los temas climáticos y ambientales. Esa es la concepción que subyace a la IA responsable en relación con el planeta y esto incluye, en primer lugar, tener en cuenta no sólo el clima sino todos los temas relacionados con la sustentabilidad, como la biodiversidad, el agua, la resiliencia de los ecosistemas, etc. En segundo lugar, reconocer que esas tecnologías deben desarrollarse con respeto y junto con personas que conocen nuestro planeta. En tercer lugar, las aplicaciones deben tener un efecto distributivo que implique apoyar a las comunidades más vulnerables de modo positivo, en lugar de crear más riegos o cambios en beneficios accesibles a unos pocos, como es el caso de la agricultura digital, que ya mencioné.

¿Qué predicción puede hacer en cuanto al uso positivo o negativo de la IA en relación con el cambio climático?

Habrá formas de uso mixtas de la IA para diferentes cosas, algunas serán buenas y otras serán malas. Y algunas involucrarán campos en los que jamás hubiéramos imaginado la utilización de la IA, y allí tendrán gran impacto. Piense cómo se están usando el aprendizaje automático y los bots sociales para difundir desinformación en las plataformas digitales, eso no lo podíamos prever hace cinco años.

¿Qué deben hacer nuestros gobiernos, no solamente en relación con la IA, para combatir el cambio climático?

En primer lugar necesitamos un fuerte acuerdo internacional, pues nos enfrentamos a un problema global. Después de la creación del acuerdo de París, ahora hay que implementar sus propósitos. En segundo lugar, necesitamos una acción nacional que sea tangible, por ejemplo, ponerse un nuevo objetivo emisiones cero. Algunos de los países más grandes del mundo se han comprometido con esta meta: China prometió alcanzar la neutralidad de emisiones en 2060, la Unión Europea en 2050, esperamos que los Estados Unidos, con el nuevo presidente, se sume. Creo que otros países también se alinearán porque, si actúan tempranamente, tal vez obtengan beneficios económicos. Pueden desarrollar tecnologías y después exportarlas. Por supuesto, hay muchos intereses propios, pero lo bueno es que así las transformaciones se producen rápidamente.

A partir de cierto punto debemos comenzar a cargar con un precio las emisiones, ya que los estímulos económicos para reducir las emisiones de CO2 en algunos países todavía son demasiado débiles. Si esto funciona y cómo, dependerá del contexto político. Suecia comenzó temprano con su impuesto al CO2, que es uno de los más altos de Europa. Hoy ya no es un tema político sino simplemente parte de la realidad.

¿Es optimista?

Sí, los datos me hacen ser optimista. Pero algunos días soy pesimista. De todos modos, como ya dije, el cambio tecnológico y las condiciones económicas están convirtiendo los combustibles fósiles en “activos bloqueados” y ese justamente debe ser el objetivo: las empresas y los inversores, los bancos y los gobiernos deben comprender que perderán dinero si siguen apostando a combustibles fósiles. Cuando esta perspectiva resulte obvia, el cambio sucede rápido, y es ese cambio lo que estamos viviendo ahora. De todos modos, subsiste la pregunta de si avanzamos demasiado lento y si no estamos ignorando otros cambios importantes como la pérdida de biodiversidad y la deforestación. Como alguien que trabaja en las ciencias de la sustentabilidad, yo habría preferido que este cambio hubiera comenzado veinte años atrás. El problema actual de las emisiones habría sido mucho más leve, mientras ahora la transición es abrupta y tal vez disruptiva en un sentido negativo.

El cambio ocurre rápidamente y actualmente estamos pasando por ese cambio. Sin embargo, la pregunta sigue siendo si nos estamos moviendo con demasiada lentitud.

Victor Galaz

Como sea, estamos en el buen camino y el cambio tecnológico nos está ayudando a recorrerlo. Además hay una fuerza generacional: la gente y especialmente las nuevas generaciones reclaman el cambio. De modo que sí, hoy me siento un poco más optimista.