Recordando a Harun Farocki
Yo veo algo, que tú no ves
En julio de 2014 murió Harun Farocki, un director cuyos sagaces ensayos fílmicos analizaron el nuevo mundo de los medios. Con una mirada radical, buscó devolverles a las imágenes su propia voluntad y puso al descubierto su codificación política y cultural.
El enfoque es el enfoque: a través de sus películas, el cineasta, ensayista, artista y teórico de los medios Harun Farocki puso en práctica esta máxima a lo largo de cuatro décadas, creando así una obra monolítica en el paisaje cinematográfico alemán. Con su estilo a la vez minimalista y realista, fue uno de los documentalistas más prolíficos de su generación. En su trabajo, el encuadre de una imagen o la ubicación de la cámara hablan de una posición política y de una actitud frente al mundo. Para Farocki, el mundo se transformaba cada vez con más fuerza en un mundo dominado por los medios, un mundo que usaba imágenes para representar, para construir y deconstruir el poder, y por eso la mirada misma se volvió su gran tema. Para citar con sus propias palabras al investigador y fenomenólogo de las imágenes que fue Farocki: “No debemos buscar nuevas imágenes, pero debemos elaborar las imágenes existentes de forma que se vuelvan nuevas”.
Estrategias de extrañamiento y nuevos territorios visuales
¿Qué podía ver, entonces, Harun Farocki que nosotros no veíamos?, ¿y cómo se las arreglaba para que viéramos lo que habíamos pasado por alto o no habíamos visto en absoluto? Cuando uno mira su documental Der Auftritt (La aparición en escena), de 1996, se encuentra con conceptos inclasificables. Al principio, el argumento da la impresión de ser completamente incomprensible: ¿A qué se refiere el joven hombre sobre el que la cámara enfoca cuando habla de “factores blandos”, “escenarios negativos” o “campañas de multitematización”? Sin ningún tipo de introducción, comentario o presentación, el espectador está indefenso frente a la jerga especializada. Recién después de un tiempo, cuando se intercalan en la pantalla bocetos para el logo de una marca llamada “Eydentity” y aparece la palabra óptico, es posible percibir un contexto. Der Auftrittmuestra el desarrollo de una campaña publicitaria. Entrevista con Harun Farocki, realizada en el marco de un proyecto del Goethe-Institut Boston, 2013 (Youtube.com)Irritar, deconstruir, focalizar, sumir en el caos y la duda: esas son las estrategias de extrañamiento de Harun Farocki. A fin de cuentas, podría decirse que este realizador cinematográfico continuó con el trabajo teatral de Bertolt Brecht, pero en la pantalla. Su mirada crítica sobre los mecanismos de la sociedad capitalista y su escepticismo frente a las convenciones visuales establecidas lo llevaron siempre a explorar nuevos territorios. Farocki investigó en los seminarios de entrenamiento para managers y en los lugares de mando del nuevo capitalismo, asistió a conferencias sobre ventas y estrategias de negociación de banqueros en Die Schulung, (La formación), de 1987. Y diseccionó la nueva política de imágenes durante la primera Guerra del Golfo en Erkennen und Verfolgen (Reconocer y perseguir), de 2003.
El ojo humano como testigo histórico
La música rimbombante que aparece durante algunos momentos en Erkennen und Verfolgen podría haber sido sacada de una película bélica sensacionalista, y subraya el subtexto propagandístico de las imágenes de las noticias que los canales de televisión de todo el mundo emitieron a inicios de la década de los noventa. Fue en ese momento que se montaron por primera vez cámaras sobre aviones para documentar la caída de bombas en vivo. Con material de archivo, repeticiones y tomas en cámara lenta de los bombardeos, además de entrevistas a trabajadores de modernos consorcios armamentísticos, Farocki reflexiona sobre una forma de guerra electrónica, que no está basada en el empleo de nuevas armas, sino en la creación de una nueva estética de la guerra. ¿Qué tipo de testimonio histórico puede ofrecer el ojo, cuando la bomba y el reportero se vuelven uno?, se pregunta Farocki.De Brecht a Godard
Harun Farocki, hijo de una alemana y un médico indio, nació en 1944 en la ciudad de Neutitschein en el sur de Alemania (actualmente Nový Jičín en la República Checa); creció en India e Indonesia, y en 1958 se mudó junto a su familia a Hamburgo. En 1962 se fue a Berlín Occidental donde completó sus estudios secundarios. Allí comenzó su carrera artística, en una época en que el arte se politizaba y Jean-Luc Godard formulaba una frase con una exigencia hoy considerada legendaria: “No hay que hacer películas políticas, sino hacer cine políticamente”. En 1966, Farocki fue parte de la primera generación de egresados de la Academia Alemana de Cine y Televisión (dffb). El levantamiento social estaba en el aire, las imágenes de la Guerra de Vietnam impactaban al mundo. En Berlín, los estudiantes de cine adoptaron las ideas de la oposición extraparlamentaria; con tanta radicalidad y vehemencia, que Farocki junto a Hartmut Bitomsky, Wolfang Petersen y Holger Meins (quien luego sería miembro de la RAF (La Fracción del Ejército Rojo)), debieron abandonar la academia acusados de llevar adelante actividades políticas indeseables.En uno de sus primeros trabajos, Harun Farocki utilizó su propio cuerpo como material ilustrativo. En Nicht löschbares Feuer (Fuego no extinguible), de 1968, lo vemos sentado frente a un atril enfundado en un traje. Con la actitud de un presentador de noticias, habla sobre el Napalm. “Sólo podemos ofrecerles una idea vaga del efecto que tiene el Napalm”, dice Farocki. Luego toma un cigarrillo y lo apaga en su antebrazo izquierdo. “Un cigarrillo arde a cuatrocientos grados”, dice y mueve la mano para mostrar la quemadura y continuar con la frase “El Napalm arde a tres mil grados”. De la visión a la sensación, así podría describirse el movimiento que realiza esta película temprana de Farocki. Obviamente, uno mira a las víctimas de quemaduras de la guerra de Vietnam con otros ojos. Y la visita a una fábrica de Napalm y los detalles científicos sobre esta sustancia que se presentan en la cinta, hacen pensar en el Zyklon B: el gas pesticida que se utilizó en los campos de concentración alemanes, especialmente en Auschwitz, para asesinar a los reclusos.