Viviendas asequibles mediante autogestión
Entrevista con el arquitecto Klaus Habermann-Nieße

Porträt Klaus Habermann-Nieße
Porträt Klaus Habermann-Nieße | Foto: Klaus Habermann-Nieße

En la década de 1970 comenzó a avivarse en las grandes ciudades alemanes la resistencia contra la reforma de los centros urbanos antiguos. Se formaron así las primeras iniciativas ciudadanas contra los denominados "saneamientos por demolición", que implican derruir grandes extensiones de barrios que datan casi siempre de la época del Primer Auge Industrial. En vez de la demolición, se exigía la conservación de estructuras mixtas en los centros urbanos y espacios de vivienda asequibles. Al principio de la década de 1980 comenzó en Hannover la implicación personal del arquitecto y urbanista Habermann-Nieße en favor de una política social de vivienda y de una cultura comunitaria de la habitabilidad. 

En 1981 había casi 200 edificios ocupados en Berlín Occidental. Los espacios libres conseguidos en esta lucha se convirtieron en laboratorios de una convivencia alternativa. Originados en los movimientos de protesta, y además de los ocupas radicales, se formaron también otros grupos con la pretensión de encontrar formas legales para experimentos comunitarios de vivienda.

Señor Habermann-Nieße, ¿qué situación se daba en Hannover a principios de la década de 1980, cómo es que se llegó precisamente aquí a un renacimiento del cooperativismo?

Hannover no era de ningún modo un lugar desvinculado de los movimientos políticos y sociales de finales de la década de 1970. A nosotros, arquitectos jóvenes, nos interesaba el saneamiento urbano en vez de la demolición, en la misma medida que las nuevas formas de habitabilidad y una vivienda asequible para todos. En Hannover teníamos el plan de estudios de libre configuración, y allí en la Universidad nos daban alas para ejercer nuestro pensamiento crítico, especialmente Gerhart Laage, catedrático de Teoría de la Planificación Arquitectónica. A principios de la década de 1980, hubo arquitectos jóvenes que criticaron al municipio de Hannover y su política de demolición en las reformas urbanísticas, y entonces el despacho de arquitectos Agsta les dio la oportunidad de modernizar con criterio propio unos primeros edificios en la Ahrbergstraße. En estrecho contacto con el planificador defensor Klaus-Jürgen Holland, se fundó a continuación, en 1983, la primera cooperativa de vivienda, Linden Selbsthilfe ("Autoayuda de Linden"), que empezó entonces a modernizar edificios organizándose de modo autogestionario.

Su objetivo era sanear cautelosamente la ciudad y lograr una vivienda asequible. ¿Qué resultado dio la unión de las cooperativas recién fundadas en Hannover, Linden Selbsthilfe y WOGE Nordstadt?

Hubo muchas reuniones para planificar y calcular de manera que fuera posible modernizar los edificios con unos precios de alquiler soportables. Los arquitectos y las cooperativas que ellos apoyaban obtuvieron del municipio subvenciones públicas para la modernización. El capital propio que faltaba fue aportado mediante la autogestión de los futuros habitantes en forma de horas de trabajo.

Ser fundador de una cooperativa en un proyecto de autoayuda significa enormes responsabilidades. De repente uno se ve entre planes financieros, hipotecas bancarias y estatutos; hace falta desarrollar destreza mercantil, reunir capital y solicitar subvenciones.

WOGE Nordstadt EG, Selbsthilfegruppe Kniestraße 12 in Hannover vor ihrem Bauschild WOGE Nordstadt EG, Selbsthilfegruppe Kniestraße 12 in Hannover vor ihrem Bauschild | Foto: Klaus Habermann-Nieße Responsabilidad, así es; en aquella época siempre decíamos que aspirábamos a la ayuda pública y esta estaba destinada también a otros solicitantes. Para nosotros era importante demostrar que una autogestión no remunerada podía conseguir llevar a cabo un proyecto de vivienda y administrar con ello unas ganancias comunitarias. En la asamblea fundacional, por ejemplo en la de WOGE Nordstadt, se reunieron 60 miembros cooperantes, dispuestos a firmar cada uno una participación de 1.000 marcos (unos 500 euros, nota de la redacción) en la cooperativa. Tuvimos mucho apoyo de la esfera política, y también de muchos habitantes del barrio que, por su parte, no tenían ni la más mínima intención de vivir allí, pero a quienes les gustaba la idea. También fue una ayuda, innegablemente, el apoyo prestado por el planificador defensor, que logró estar presente en los procesos en el plano comunicativo y promoverlos. Tras la asamblea fundacional pasó cierto tiempo hasta que estuvieron disponibles los primeros inmuebles para su modernización. Entonces había que negociar la financiación y formar el proyecto del grupo de vivienda dentro de la cooperativa. Los arquitectos asumíamos por una parte labores de dirección ejecutiva y, por la otra parte, el asesoramiento de los grupos de vivienda, lo cual nos tenía a directores ejecutivos voluntarios y a los arquitectos al cargo trabajando hasta la noche.

Esta forma de arquitectura comprometida recuerda vivamente los valores que la joven generación de arquitectos de la década de 1920 vinculaba a su ética profesional. ¿Ve usted en ellos a sus modelos?

La idea de que la arquitectura es más que proyectar y construir casas marcó mucho nuestro camino. Queríamos revalorizar la profesión con nuevos contenidos. Una participación sincera, nuevas formas de vivienda para planes de vida alternativos, cuestiones ecológicas, la autodeterminación dentro de la comunidad también para los marginales sociales, todo esto ha seguido impulsando hasta hoy nuestra labor en la arquitectura y el urbanismo. En 1988 fundamos la cooperativa WOGE Nordstadt y fuimos a caer justo en medio del conflicto en torno a la ocupación de los terrenos Sprengel . Hablamos mucho con los ocupas y mediamos en el conflicto entre el municipio y los grupos ocupas. Paralelamente, y con el apoyo de la Arbeiterwohlfahrt (Beneficiencia Obrera), desarrollábamos el proyecto Viviendas para jóvenes en el barrio, que eran viviendas de dimensiones mínimas para adolescentes apartados de su familia. O el proyecto de viviendas en la Warstraße con drogadictos, que tuvieron que ampliar sus viviendas aportando también una autoayuda del diez por cien de los costes financieros. No era siempre fácil, pero tenía éxito. La WOGE Nordstadt tiene hoy 250 viviendas, muchas de ellas sujetas a un derecho de utilizaciónpropiedad del municipio de Hannover; allí encontramos a inquilinos que fueron en su tiempo los primeros en ocupar los terrenos Sprengel y hoy siguen viviendo en el barrio con sus hijos.

¿Considera usted que tras 30 años se conserva aún una demanda para la idea de planificar y habitar en comunidad?

Sí, absolutamente. Quizá puedo incluso decir que más que nunca. En la República Federal se ha extendido la red de entidades que asesoran en proyectos de grupos de vivienda. Estos proyectos y las cooperativas de construcción son hoy característicos de un segmento del mercado de la vivienda y del ejercicio de la arquitectura. Es un hecho también que las estrategias de privatización puestas en marcha a mediados de la década de 1980 en el mercado alemán de la vivienda se han vuelto mucho más abarcadoras. El espacio habitacional asequible escasea cada vez más, sobre todo en las ciudades. Hace ya mucho tiempo que la oferta de espacio habitacional no cubre las preferencias y necesidades de muchas personas. Hoy se está buscando formas de habitabilidad intergeneracional, es decir, proyectos de vivienda para jóvenes y ancianos como Gemeinsam statt einsam ("Juntos mejor que solos") y proyectos autogestionarios de formas de habitabilidad y de vida comunitarias en plena ciudad. Veo muchas personas muy dispuestas tanto a comprender que la vivienda es una tarea compartida de configuración, como a comprender la responsabilidad social y política de la vivienda. Las cooperativas, de forma totalmente particular, son organizaciones en las que la gente aprende a practicar la democracia en pequeños asuntos. Con las cooperativas, la vivienda se aparta de la evolución de los mercados de capitales y adquiere así una relevancia que necesitamos hoy de cara a tener una sociedad que funcione.
 

El arquitecto Klaus Habermann-Nieße dirige junto con la ingeniera Brigitte Nieße el despacho Plan Zwei de Hannover. Es director ejecutivo de la cooperativa de vivienda WOGE Nordstadt, fundada en 1989, y es también gerente del Instituto de Política de la Vivienda y Ecología Urbana (IWS). Por encargo de los municipios y empresas locales de la vivienda, el IWS promovió activamente entre 1996 y 1998 la fundación de dos cooperativas en grandes asentamientos en Kiel (distrito de Mettenhof) y Hannover (distrito de Vahrenheide).