Bloqueo de escritor
La mona Betty

Detalle de una foto de la máquina de escribir Adler de la película de Kubrick "El resplandor" Foto: © Flickr User Seth Anderson

La escena es también la siguiente: la escritora Betty Fiedler, aun completamente desconocida, está sentada frente a su máquina de escribir Olympia en 1990. Está allí sentada como uno se imagina. La página 0 está preparada, el corrector está listo, las cortinas de la ventana están abiertas porque es de día. Por la noche están cerradas. Ahora dejan entrar el sol. Es primaveral y fresco para un marzo, en comparación con un marzo de 2042.

Lucan Friedland

En esta combinación de sol de los 90 y las sombras de las nubes que pasan, Betty parece concentrada y serena. Betty, en realidad, se siente dispersa y vacía. “Yo soy Betty, pensamientos como espaguetis”, piensa Betty. Está sentada frente a su máquina de escribir de la marca Olympia, la cual sustituirá en cinco años por su primera computadora, de la marca Network. Será una crepitante torre de plástico. Tendrá un botón turquesa que dirá Power. Se parecerá a un juguete Fisher Price, tendrá fallas y caídas constantes, pero a Betty siempre le gustará porque le encanta el protector de pantalla. Durante 93 horas de su vida, Betty mirará fijamente las estrellas que se aproximan, esperando en secreto que algo cambie, que este viaje interestelar tenga un destino después de todo. Pero nada cambia, las estrellas siguen siendo lo que son. Siguen siendo espaguetis, desintegrándose en los bordes.

En 1990 Betty comprueba la humedad del corrector. Es nuevo y está húmedo. Betty podría corregir su libro inmediatamente, pero el libro de Betty todavía tiene cero páginas. Pero Betty planea escribir 800 páginas. “En este momento me concentro en mi novela, que también se está alargando mucho”, dice Betty, por ejemplo cuando le preguntan en una fiesta que qué está haciendo en realidad. A veces se sorprende de lo reales que suenan sus frases. A veces cree que no dice esas frases con la boca, sino con el cerebro.

Betty lleva trabajando en su libro desde 1988, que, como todo libro, comenzó con la lectura de otro libro. En 1988 Betty lee and the band played on, de Randy Shilts. Randy escribe que la primera persona infectada por el VIH, el paciente cero, el sobrecargo francocanadiense Gaëtan Dugas, contrajo el virus del VIH al comer riñones de chimpancé. Esta tesis se revisará un año después en otro libro y se calificará como un total disparate. Gaëtan Dugas no era el “Paciente 0” en los archivos de las autoridades, era el “Paciente O”, O de Outsider, el “paciente externo”. Pero Betty nunca leerá este otro libro, Betty nunca abrirá el artículo de Wikipedia de Gaëtan Dugas ni pensará en la diferencia entre “0” y “O”.

Durante el resto de su vida, Betty creerá que el VIH se propagó porque un sobrecargo comió riñones de chimpancé entre dos vuelos intercontinentales. La relación entre los vuelos, el apuesto sobrecargo y la propagación mundial de un virus sexual le parecerán a Betty relativamente concluyentes durante toda su vida.

En 2020, Betty leerá la frase “sopa de murciélago” por primera vez en su vida y volverá a recordar la frase “riñones de chimpancé”. En 2020, el libro de Betty tendrá 0 de 800 páginas. En 2020, la gente llevará máscaras. Betty tratará de recordar. “¿La gente llevaba máscaras en 1988, 1981, 1347? ¿Quién sabía cuándo, de dónde venía algo, a dónde iba? ¿Tenía yo miedo?”. Betty no recuerda nada. Se pregunta si todo se ha olvidado. Se pregunta cuál era el nombre de este sobrecargo.

En 1988 Betty lee las palabras “Gaëtan Dugas”, “virus”, “riñones de chimpancé” y comienza su propio libro. Comienza con una imagen de veinte chimpancés en un prado, girando sus ojos cerrados hacia el sol y un cohete o una nave espacial o una bomba iluminando el fondo. Nadie molesta a los monos, se quedan como están. Y Betty siente que una gran claridad la invade, quiere escribir precisamente eso, quiere escribirlo bien. Quiere escribir sobre el movimiento, la inmovilidad y los monos.

El libro de Betty crece en su cabeza. En la cabeza de Betty surge algo así como Los Buddenbrook, pero para los monos. Una gran novela familiar, de 800 páginas, que abarca décadas, con todo un catálogo de sobrinos, tías, primos de tal o cual grado, cuyas biografías Betty quiere contar. De las nimiedades con olor a heces de la familia, y de las que se convierten en figuras históricas. Sobre Rita, que enseña a Koko el lenguaje de signos en la selva. Sobre Ham y su camino al espacio. Sobre Bubbles y sus noches de cine en Neverland. Sobre Bobby, el aguafiestas, y su camino hacia el plato de un sobrecargo. De muchos más monos, reflejados a lo largo de las décadas en nuevas relaciones, parientes, desarrollos de la Historia real. El libro de Betty crece en el pensamiento, no en las páginas. 
de Ivan Kander (http://lucky9studios.com) & Ben Watts (http://imdb.com/name/nm3527874)

En 2003, después de una década que Betty pasa, sobre todo, borracha y fastidiosa en las fiestas, el libro de Betty tiene 0 de 800 páginas. En 2015, tras una década de grandes inseguridades mentales, con constantes ataques de pánico y malos presentimientos, de un siglo terrible que acaba de empezar y que siempre ha empezado, el libro de Betty tiene 0 de 800 páginas. En 2024, después de una década de noticias permanentemente actualizadas y tres relaciones fracturadas con tres hombres que comparten el mismo nombre de pila, el libro de Betty tiene 0 de 800 páginas.

En 2036, después de una década de indiferencia y aplicaciones desinstaladas, el libro de Betty tiene 0 de 800 páginas. En 2042, 134 años antes de que el primer chimpancé ponga los pies en un planeta alienígena, el libro de Betty tiene 0 de 800 páginas. En 2042, por primera vez, Betty tendrá la premonición de que no necesita más páginas.  “¿Cómo puede no existir algo que siempre ha estado ahí?”, piensa Betty. En 2042 Betty también notará una punzada en el pecho. En este fresco día de marzo de 2042, en comparación con un día de marzo de 2167, Betty abrirá un diccionario enciclopédico en la letra A de “ataque al corazón”, y cuatro días después, se encontrará con su propia adivina.

Sólo en 2266, después de que la premonición de Betty se haga finalmente realidad, y todo y cualquier cosa que haya sido pensada, hecha, conectada, desechada, borrada, pueda ser leída, el libro de Betty Fiedler encontrará una pequeña comunidad de lectores. Los chimpancés, en particular, la apreciarán como escritora. En 1990 Betty comprueba la humedad de su corrector y piensa. Betty piensa en manos, manos arrugadas de chimpancé, las cuales le hacen señas que podrían significar tanto hola como adiós. Betty aún no sabe lo que significa. Le gustaría escribir una primera frase.  

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Este artículo fue encargado y elaborado en colaboración con Das Wetter – Magazin für Text und Musik.  

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