Conversación con una piedra
En el silencio está la fuerza

Una piedra tiene mucho que contar. © shutterstock

Usted tiene millones de años. Es pura presencia, simplemente está. Piedra. Es muda y a la vez puede contar un sinfín de anécdotas que presenció en épocas hace mucho acaecidas. Casi ninguna otra cosa puede ser la imagen misma del marasmo. Usted descansa llena de fuerzas en un mundo siempre empujado por el ritmo, las prisas y el "siempre adelante". Pero ¿está de verdad quieta? Así, Erdmuthe Hacken inició su conversación con una piedra.

Erdmuthe Hacken

En nuestro mundo inquieto, siempre que pienso en usted, me acuerdo de la roca impávida ante las olas. ¿Le molesta ese cliché?

En absoluto. Es cierto, aunque, en sentido estricto, se trata de mi hermana mayor, la roca. Pero, obviamente, tenemos los mismos genes. Por eso, la imagen que usted describe y que es un dicho famoso muy antiguo corresponde bastante bien con nuestro ADN. Entre el movimiento continuo, nosotras hacemos frente a todas las dificultades, estoicas e imperturbables. No importa si somos grandes o pequeñas ni de qué familia provengamos. Para los extraños, eso puede resultar muy tranquilizador.

¿Para usted no?

A mí en ocasiones ya me parece un poco monótona esta rutina de no hacer nada. Imagínese que todo le rebota. Siempre está. Simplemente está. Sin movimiento. Sin progreso. Sin influencias. Nada.
¿A quién le sorprende que las piedras seamos usadas como metáforas de eternidad y constancia?

Bueno, eso no es del todo cierto.

En eso tiene razón. Claro que también nos movemos. Las rocas erráticas, por ejemplo, tienen largos viajes tras de sí. Las empujaron desde otro lado para acá.

Y también tenemos influencias. La naturaleza influye en nosotras, por ejemplo. Las mareas, el viento y el agua nos dan forma constantemente.

Mis primos, los guijarros, son un bello ejemplo de eso. Le deben su figura encantadora a los ríos, arroyos y océanos. El movimiento continuo los pulió hasta dejarlos redondos. Es interesante que rara vez surgieron en el lugar donde actualmente se encuentran. Por el contrario: también es común que tengan un largo camino tras de sí. Así que, en realidad, son lo opuesto de eternos y constantes.

¿Sabía que no solo hay guijarros en la Tierra? Se supone que también existen en Marte. Y hace poco me enteré de que incluso en la superficie de Titán, una de las lunas de Saturno, se vieron guijarros redondeados. ¿No es emocionante?

Sin duda. Con usted se puede caer directamente en la pasión.

No solo en la pasión. También nos defendemos filosofando. Piense en los paseos por la playa o por el bosque. Tarde o temprano, todo mundo acaba por recogernos. O por observarnos entre las olas, ver cómo nos rodean juguetonas. Entonces no tardan en meditar sobre el todo y su transitoriedad, sobre el tiempo y el espacio y la existencia que hay en medio.

En muchas culturas, gracias a nosotras piensan en lo inmortal, en lo imperecedero, en lo eterno. Pero también representamos la cohesión, la indestructibilidad, la estabilidad, la solidez y la fiabilidad internas.

Para volver a la imagen del agua, usted de cualquier forma también genera movimiento.

Por supuesto. Si me lanza a un lago (supuestamente) quieto, produzco ondas que se extienden en todas direcciones. Ese contraste siempre me fascina.

También podría afirmarse que surge cierta fuerza de usted.

Sin duda. Estoy, soy pura existencia. Y a la vez provoco muchísimas cosas. Quizás eso también tenga que ver con su dicho de "en la tranquilidad está la fuerza".

¿O más bien con el efecto tranquilizador que usted tiene?

Se refiere a una fuerza que no se expresa en movimiento, sino en sanación, como en las piedras sanadoras.

¿Eso también apunta al consuelo?

Correcto. Muchos de mis camaradas consuelan. En los panteones se puede observar muy bien. Cuando termina el tiempo, empieza la eternidad. Y eso representan gráficamente las lápidas y mausoleos. Al visitar una tumba es común dejarle una piedrita sobre la lápida a su ocupante. Así se demuestra que no se ha olvidado al muerto. Me parece un gesto maravilloso.

Sin embargo, también tranquilizamos a la gente en casos que no incluyen duelo. Tóqueme conscientemente, por favor. ¿Siente mi superficie fría y lisa?

Su belleza fría inspira a las personas creativas de todos los ámbitos.

Muchas gracias por el cumplido. Seguramente está pensando en canteros o escultores. Pero eso también es evidente: a fin de cuentas, ambos tuvieron que ver con las obras culturales más significativas, con la construcción de las siete maravillas del mundo antiguo. Lo que me alegra particularmente es que hoy en día, todo lo que rodea a las piedras preciosas —el tallado, el grabado y el engarzado— pertenece a los oficios más reconocidos. Y se trata de mucho más que de adornos. Piense en el diseño de muebles o de jardines. Ya no se puede pensar la vida cotidiana sin nosotras. Casas, calles, muros: las piedras tenemos un papel importante en todos ellos.

Y no solo actualmente.

En las regiones montañosas inaccesibles fungimos como puntos de orientación durante siglos. Sobre todo en los pasos montañosos, donde nos apilaban para formar señalizaciones sencillas.

Hablando de historia. Usted ha vivido y visto muchas cosas.

Sí, nosotras las piedras tenemos muchas historias que contar. Y también las reflejamos. Las retenemos con fuerza. A fin de cuentas, tenemos un par de millones de años a nuestras espaldas. Somos, en cierto sentido, los habitantes originarios de nuestra Tierra y, así, sus testigos más antiguos. Tan solo piense en las pinturas rupestres o en las antiguas esquelas de piedra. Otro ejemplo son los muros, los antiguos linderos de granjas y huertos. Lo que se construyó en piedra suele tener una larga tradición y, por lo tanto, ha visto muchas cosas. Al respecto, me viene a la mente una cita de Goethe que me gusta bastante: "Son las piedras maestros mudos que enmudecen al observador, y lo mejor que de ellas se aprende no es comunicable".

Ya que hablamos de historias: ¿nos podría dar una breve semblanza?

Con gusto. Las piedras somos un producto natural. Surgimos a lo largo de millones de años. Mis congéneres más antiguos tienen hasta 3.8 millones de años. La palabra alemana "Stein" (piedra) proviene de la raíz indogermana "Stai". "Stai" significa "cuajar", "condensar", "compactarse".

¿A veces se siente sola?

De ninguna manera. Mire a su alrededor: mi familia está por doquier. Tan solo mis primos los guijarros van en grandes grupos. Y yo, como piedra solitaria, supuestamente estoy sola, pero si se fija bien, siempre tengo compañía. En realidad, el musgo es mi asiduo compañero. Y las raíces de los árboles también se sienten cómodas conmigo.

Volvamos a la metáfora de la eternidad y la constancia. Muchas personas también asocian cosas negativas con usted. Como en el dicho: tener corazón de piedra.

El corazón de piedra proviene originalmente de la Biblia. En el contexto actual, creo que se trata más bien de un símbolo de dureza de corazón, es decir, de insensibilidad. Creo que tan solo por nuestra consistencia somos un símbolo de dureza. Supuestamente, por eso también tenemos un efecto potenciador en ciertas palabras compuestas del alemán, como "steinhart" (duro como piedra), "steinalt" (viejo como piedra) o "steinreich" (rico como piedra).

Tras esta esclarecedora conversación, me queda claro que usted tiene muy poco que ver con el marasmo.  Sin embargo, le quiero plantear una última pregunta: el marasmo es retroceso. ¿Qué le despierta este lugar común?

Nada, salvo una sonrisa cansada. ¡Míreme, qué abundancia tengo, qué viva estoy! ¿Es eso retroceso?