2020 fue el año del gran cambio. La música pop, al igual que la electrónica, debió hacer un movimiento de retroceso y confrontarse con sus fundamentos económicos y con decisiones políticas concretas. En todos los ámbitos, la pandemia del Coronavirus determinó las reglas del juego y no dejó piedra sobre piedra. Una constante, sin embargo, se destacó en este año imprevisible: la transformación permanente.