Fomento cinematográfico alemán
¿Un nuevo “Hollywood” en Alemania?

Los éxitos de taquilla de Hollywood traen mucho dinero a Alemania
Los éxitos de taquilla de Hollywood traen mucho dinero a Alemania. | Foto (detalle): © Perseomedusa - Fotolia.com

Quentin Tarantino, George Clooney y Lars von Trier: todos ellos han hecho películas en Alemania. Por supuesto: también ellos sacan provecho del fomento cinematográfico alemán.

Cuando Quentin Tarantino decidió rodar en Alemania, en los años 2008 y 2009, su famosísima película Bastardos sin gloria, en la que actúan Brad Pitt y Diane Krüger, lo que lo convenció no fueron solo los escenarios originales de la Segunda Guerra Mundial. Fue también el dinero: el director recibió 6,8 millones de euros del “Fondo para el fomento cinematográfico alemán” (DFFF). Esta organización existe desde 2007 y su misión es apoyar económicamente la producción de películas de cine en Alemania. Por supuesto, solo si se cumplen ciertas condiciones. Una de ellas: uno de los coproductores debe ser alemán, por ejemplo el estudio cinematográfico Berlín-Babelsberg. Además, una parte del dinero recibido debe ser gastado en Alemania: “Si usted produce su largometraje, documental o película de animación en Alemania y gasta al menos 25% de su presupuesto en el país, puede recibir un subsidio de hasta un 20% de los costos totales”, informa la página de internet del DFFF.

Eso significa: carpinteros locales construyen el plató de rodaje, durante las filmaciones se usan cámaras alemanas o la postproducción se realiza en el país. Se trata de un negocio rentable para la economía cinematográfica alemana, que ha descubierto en los últimos años ante todo el estudio Babelsberg en la ciudad de Potsdam, ubicada a pocos kilómetros de Berlín. Allí se rodó, por ejemplo, entre 2003 y 2004, The Bourne Supremacy, la segunda parte de la trilogía Bourne con Matt Damon.

La palabra clave: promoción local

Con un presupuesto de 50 a 70 millones de euros anuales, el DFFF está en capacidad de apoyar todo tipo de proyectos cinematográficos. De ello se benefician tanto proyectos nacionales como coproducciones internacionales: de 115 ayudas financieras del DFFF aprobadas para el año 2013, 73 se destinaron a producciones alemanes, 42 a internacionales. Si bien el número de producciones alemanas es mayor, las sumas de apoyo son casi las mismas: las producciones nacionales recibieron 28,5 millones, las internacionales 33,9 millones de euros.

Otra entidad de apoyo es el “Instituto de fomento cinematográfico” (FFA), con un presupuesto de cerca de 76 millones de euros. Pero mientras el “Fondo para el fomento cinematográfico alemán” (DFFF) vive gracias a dineros provenientes de impuestos y sus modos de apoyo funcionan según mecanismos establecidos, el FFA se financia únicamente a través de la llamada “Contribución cinematográfica”: una cantidad fija que los operadores de cine, las distribuidoras cinematográficas y los canales de televisión deben pagar. En el FFA, un gremio compuesto por políticos y personas provenientes de la economía cinematográfica deciden sobre los apoyos. En este caso, hay menos condiciones: por ejemplo no hay una cantidad mínima que se deba gastar en Alemania. La base de los apoyos es sin embargo siempre la Ley de fomento cinematográfico.

Un portavoz del FFA calcula: “Por cada euro que da el DFFF como apoyo, se gastan en promedio seis euros en Alemania”. A lo cual añade: “Este modelo sin duda convence. Otros países de Europa incluso lo han copiado”. Así mismo, el FFA tiene la tarea de encargarse de la tramitación de los apoyos financieros por parte del DFFF.

Adicionalmente, casi cada estado federado en Alemania posee una organización para el fomento del cine. Renania del Norte-Westfalia, Baviera, Hesse, Sajonia, Sajonia-Anhalt y Turingia están vinculados en el “Fondo de fomento mediático de Alemania Central” (MDM), y apoyan activamente éxitos de taquilla internacionales. Por ejemplo, El Gran Hotel Budapest de Wes Anderson recibió 900.000 euros de los fondos del MDM.

El dinero debe permanecer en el estado

Michel Morales es productor de cine y miembro de la junta directiva de la “Asociación de productores de cine alemanes”. Según él, “las zonas de aglomeración son Múnich, Berlín y Colonia. En Colonia se produce ante todo para televisión. Las grandes producciones internacionales de estilo Hollywood se realizan principalmente en Babelsberg”.

Quien quiera recibir apoyo por parte de las comisiones cinematográficas de los estados federados, debe cumplir condiciones similares a las que impone el DFFF y gastar una parte del dinero en la región. “Saltar de un sitio a otro a causa del trabajo es algo típico en este sector. Los miembros del equipo de rodaje se buscan en las ciudades y regiones en la que se rueda”, cuenta Morales. El Gran Hotel Budapest, por ejemplo, se rodó entre otros en la ciudad sajona de Görlitz. Sin embargo, las nuevas generaciones de cineastas prefieren irse a la capital alemana. “Cada vez más personal de cine calificado, así como cineastas jóvenes, para quienes las ciudades del sur de Alemania son costosas, se han ido en los últimos años a Berlín”, comenta Morales. Así, si uno por ejemplo recibe ayudas económicas del estado federado de Hesse, va a tener cada vez más dificultades para gastar en la región el dinero recibido.

Una buena preparación profesional

“El sector cinematográfico alemán tiene una buena reputación en el extranjero: es considerado cumplido y puntual, permanece en el marco del presupuesto y finaliza los proyectos a tiempo”, explica Michel Morales. El hecho de que la técnica cinematográfica y de postproducción alemanas se consideren de primera en todo el mundo es una razón más por la cual Alemania atrae producciones extranjeras. Algunas voces críticas sostienen que a través del apoyo a producciones internacionales, la ayuda a películas alemanas algunas veces se ve en desventaja y el panorama cinematográfico alemán podría estar en peligro. Pero no hay duda de que toda la economía cinematográfica alemana saca provecho del dinero que los éxitos de taquilla de Hollywood traen al país.

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