Diversidad en el libro infantil
Se buscan protagonistas de origen inmigrante

Pequeños amigos de la literatura
Pequeños amigos de la literatura | Foto (recorte): © Christopher Futcher/iStock

La literatura infantil tiene aún mucho por hacer en la representación de la sociedad alemana actual.

Cuando la señora Waas por fin abrió el extraño paquete, los habitantes de Lummerland se asombraron muchísimo: con el correo había llegado un bebé de piel oscura, que ahora los miraba a todos con sus enormes ojos. Seguramente también los lectores se asombraron muchísimo cuando salió Jim Botón y Lucas el maquinista, el clásico infantil de Michael Ende. En efecto, en esta emocionante serie de aventuras los acompañaba un protagonista muy joven que no tenía parangón en la literatura infantil de habla alemana: era encantador, aventurero, chistoso y, como se diría hoy, de origen inmigrante.

Hoy en día es imposible imaginar escuelas infantiles y colegios de Alemania sin la presencia de encantadores y chistosos niños de origen inmigrante. Sin embargo, en los libros ilustrados o infantiles aún no están representados de modo tan natural como en la realidad. Esta circunstancia afecta sobre todo a las familias que no tienen sus raíces únicamente en Alemania. A veces a las editoriales llegan cartas en las que esas familias describen su situación: a menudo los niños no se reconocen en los libros.

Casi no aparecen personas de piel oscura

El centro de cuidados intercultural Maimouna, de Hamburgo, pudo experimentar algo parecido en 2012, cuando quiso hacer una exposición de libros infantiles que tuvieran como protagonistas a mujeres negras. Los educadores comprobaron que en la mayoría de los libros publicados en Alemania no aparecen personas de piel oscura. Sí aparecen en libros editados en los Estados Unidos o Gran Bretaña, algo que no sorprende a Klaus Humann, de la editorial Aladin: “Los libros que tratan el hecho de ser extranjero los compramos en esos y otros países”, afirma. “Allí estas cuestiones se abordan con mayor naturalidad y de modo menos complicado que en Alemania, donde el tratamiento del tema a menudo resulta forzado.”

En los libros infantiles alemanes aparecen personajes de origen extranjero, es verdad, pero casi siempre como parte de un grupo y no como protagonistas individuales. Trátese de Dancing girls, de Heike Abidi o Fußball-Haie (i.e.,Tiburones del fútbol), de Andreas Schlüter e Irene Margil, en los libros alemanes todo círculo de amigos, todo grupo de niñas o equipo deportivo tiene integrantes cuya familias o padres son de otro país. No fue siempre así. Humann, director hasta 2012 de la editorial Carlsen, recuerda: “¡Qué orgullosos estuvimos cuando, después de quince años publicando los libros de Conni, admitimos una niña turca en la escuela infantil donde transcurre la historia!” La colección, en la que a través de la pequeña Conni se les explica el mundo a los niños, sigue siendo un éxito de ventas.

Precisamente un éxito de ventas es lo que, al parecer, se busca en muchas editoriales. “Un libro infantil con un protagonista de origen extranjero es percibido inmediatamente como algo problemático, sobre todo por los padres”, comenta un librero. Y son los padres los que compran.” Una empleada de una gran editorial cuenta que en las portadas se dibuja de modo intencionalmente borroso a los personajes que tienen claras raíces africanas o asiáticas. Y que en el caso de títulos extranjeros, la editorial modifica las ilustraciones de modo que la piel sea más clara para el mercado alemán. También aquí la intención es evitar que los padres perciban que el libro tiene como tema la integración… en lugar de suponerla como algo natural.

Reseñas dogmáticas

El tema es delicado, y esto hace que su abordaje a menudo resulte complejo. Si alguien hace transcurrir las historias en África con protagonistas de piel oscura, se le dirá que un europeo blanco no debería tocar esas materias. Eso le pasó a la autora Kirsten Boie con su libro sobre un niño muy despierto que vive en un país del sur de África, Thabo. Detektiv und Gentleman. Der Nashorn-Fall (i.e., Detective y gentleman. El caso del rinoceronte.). Por otro lado, en la tienda en línea Amazon hay reseñas de gente que se dedica a indicar cuántos niños de origen extranjero aparecen en cada libro y qué papel juegan en la historia… siempre en comparación con los personajes indiscutiblemente alemanes. A semejantes dogmáticos la editora Monika Osberghaus, de la editorial Klett Kinderbuch, los llama “contadores de rubios”. Sin embargo, la editora opina que es solo cuestión de tiempo que el tema llegue a los libros ilustrados e infantiles de modo espontáneo y sin tanto revuelo.

Un buen ejemplo de cómo puede suceder esto, es la colección Die wilden Zwerge (i.e., Los enanos traviesos), de Meyer, Lehmann y Schulze, editada por Klett Kinderbuch. En ese bullicioso grupo de niños de la escuela infantil hay chicos y chicas de origen extranjero, pero no siempre salta a primera vista que su familia viene de otro país. A veces por ejemplo, sólo una mera frase es muestra de que los padres de uno de los niños del grupo provienen de familias alemanas de Kazajistán. No es gran cosa, pero enriquece un poco el libro.