La oportunidad del plurilingüismo
Todo es cuestión de comunicación

Muchos países cuentan con más de una lengua oficial
Muchos países cuentan con más de una lengua oficial | Foto (recorte): © Primalux/Fotolia

Muchos países cuentan con más de una lengua oficial. Eso en ocasiones genera tensiones políticas. Sin embargo, los ciudadanos son los que más salen beneficiados de su plurilingüismo. 
 

Un país, un idioma; eso es lo habitual para muchas personas en Europa. No obstante, a nivel mundial el monolingüismo es absolutamente la excepción: de 195 naciones, 163 son oficialmente bilingües o incluso trilingües. La India llega hasta reconocer en su constitución 21 idiomas oficiales y regionales, mientras que en Nigeria se hablan habitualmente más de 400 lenguas. Asimismo, la recomendación oficial de la Unión Europea (UE) es que cada ciudadano debería dominar otros dos idiomas además del materno.
 
Los científicos parten hoy en día de la base de que el ser humano es políglota por naturaleza. Por eso, las personas que se han criado monolingües no han podido desarrollar todo su potencial, afirma Jürgen Meisel, lingüista de la Universidad de Calgary en Canadá. En cuanto al multilingüismo territorial, la ciencia distingue entre tres clases: por un lado, países plurilingües con principio de territorialidad, es decir, países en los que se hablan idiomas diferentes según la región, como es el caso de Suiza y Bélgica. Luego están los países plurilingües con multilingüismo individual, en el que los habitantes de todo el país dominan varias lenguas, como Luxemburgo y Namibia, y en tercer lugar estarían las naciones monolingües en las que se hablan lenguas minoritarias en determinadas regiones, como es el caso de Alemania o Austria.

La prioridad es la comprensión mutua

Una de las características fundamentales de Suiza es la convivencia de sus cuatro idiomas oficiales: alemán, francés, italiano y romanche. Según un estudio de 2014, casi dos tercios de la población afirman usar habitualmente más de una lengua. La cohesión de una sociedad tan plurilingüe depende también de lo bien que puedan llegar a entenderse entre sí sus miembros a pesar de las diferencias idiomáticas. Un programa de investigación nacional de 2010 llegó a la conclusión de que el intercambio más allá de las fronteras lingüísticas internas de Suiza funcionaba especialmente bien cuando se perseguía un objetivo común o se trataba de solucionar un problema, como por ejemplo la comunicación entre miembros del ejército o en las llamadas de emergencia a la policía.
 
Sin embargo, hoy en día hay un intenso debate político en el país sobre si se debe obligar a los cantones, que ostentan las competencias en materia de educación, a que impartan desde primaria la enseñanza de una segunda lengua oficial. La actual Ley del Idioma de 2010 establece únicamente que “los alumnos deberán contar al finalizar el periodo de escolarización obligatoria con competencias en al menos una segunda lengua oficial y otra lengua extranjera”. La causa principal de este debate es la creciente preponderancia del inglés, que está relegando a un segundo plano en la escuela y en el día a día al resto de idiomas oficiales suizos no predominantes en cada región.
 
A eso hay que sumarle que cada vez hay más suizos cuyo idioma materno no es una de las lenguas oficiales del país. En la web de la Cancillería Federal de Suiza se afirma que debido a la inmigración, “el tetralingüismo tradicional se ha convertido ya hace tiempo en plurilingüismo”. Dentro este contexto resulta controvertido lo importante que es fomentar el aprendizaje de la lengua de procedencia de niños de origen inmigrante, así como hasta qué punto los conocimientos de los idiomas oficiales suizos deben ser requisito para los permisos de residencia a extranjeros y para obtener la ciudadanía suiza.

Hablar más idiomas a diario

En Luxemburgo, donde los tres idiomas oficiales –luxemburgués, alemán y francés– no tienen una distribución regional concreta, la mayoría de los habitantes usan en su día a día varias lenguas. El francés y el alemán son asignaturas obligatorias durante toda la trayectoria escolar, y en secundaria se añade el inglés. Al igual que en Suiza, el multilingüismo luxemburgués plantea retos adicionales a los niños de origen emigrante. Por ese motivo la edad de escolarización obligatoria se bajó de los cinco a los cuatro años. También se introdujo una educación preescolar no obligatoria. Durante esta y en los dos primeros años de escolarización, los profesores hablan todo lo posible en luxemburgués. Se busca fomentar en todos los niños el desarrollo de sus competencias lingüísticas. Además, desde 1983 hay también cursos integrados en el idioma materno. Los hijos de inmigrantes pueden seguir aprendiendo aquí su lengua materna y mantener así el contacto con la cultura de su país de origen.
 
En Bélgica la encarnizada lucha política por la equiparación entre la región flamenca y la francófona sigue viva actualmente. A diferencia de Suiza, las fronteras interiores entre idiomas, provincias y poder económico discurren en paralelo. La lingüista Claudia Riehl de la Universidad Ludwig Maximilian de Múnich explica que a menudo determinados grupos sociales o culturales usan el idioma como medio de defensa de sus intereses políticos y económicos. “Las lenguas nacionales y ‘culturas dominantes’ sirven para constituir la propia identidad nacional”. Riehl afirma que es un mito que los niños que hablan varios idiomas estén desbordados. “Cada nuevo idioma se aprende más fácil. Así que quien ya hable tres idiomas, adquirirá un cuarto sin dificultad”. Además, el plurilingüismo no ofrece solo ventajas profesionales, sino también cognitivas, hasta el punto de que retrasa la aparición de síntomas de demencia senil. Y no solo eso: “Los plurilingües ven el mundo de forma diferente. Aprenden puntos de vista diversos a través de la óptica de otros idiomas, lo que hace que actúen con más flexibilidad”.