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La pandemia de COVID-19
Cómo el virus cambia nuestras vidas

“The world is temporarily closed“: la pandemia de COVID-19 ha paralizado temporalmente gran parte de la vida social y económica.
“The world is temporarily closed“: la pandemia de COVID-19 ha paralizado temporalmente gran parte de la vida social y económica. | Foto (detalle): Edwin Hopper/Unsplash.com

Desde marzo de 2020, la infección por SARS-CoV - 2 ha paralizado el mundo. Se dice que interrumpir la vida cotidiana de forma drástica ayudará a frenar el coronavirus. Es posible que ciertos sectores de nuestra sociedad queden afectados para siempre. A continuación, un balance provisional.

De Petra Schönhöfer

Medioambiente: apenas un breve respiro

Delfines donde antes solo navegaban gigantescos cruceros... Esta noticia desde Venecia, supuestamente gratificante, recorrió todo el mundo en medio de la pandemia de COVID-19. Sin embargo, la organización ecologista Green Peace enseguida se encargó de aclarar que el video no mostraba delfines en Venecia, sino en el puerto de Cagliari, la capital de Cerdeña, donde no es tan inusitado verlos. También apuntó que que el agua estuviese supuestamente más clara y limpia en Venecia se debía a la falta de agitación de los sedimentos del fondo marino, no suponía un indicio de la mejora de la calidad. Entonces, ¿la naturaleza no ha sabido aprovechar la crisis del coronavirus para recuperarse? Menos tráfico en las calles, la producción industrial paralizada parcialmente, las oficinas vacías, los aviones en tierra... Era fácil pensar que un virus nos salvaría del cambio climático. Sin embargo, según clarificó la Oficina Federal del Medio Ambiente de Alemania, si la crisis del coronavirus llegaba a tener cierta influencia positiva en la calidad del aire, en la emisión de gases de efecto invernadero y en los riesgos de exposición al ruido, su efecto sería temporal. Para conseguir una mejora a largo plazo, sería necesario contar con una política medioambiental precisa que transformase de forma duradera y sostenible las infraestructuras y los modelos actuales de consumo y movilidad. Dicho sin rodeos: si después de la crisis la economía funciona como antes y el tráfico sigue aumentando, el índice del daño medioambiental subirá irremediablemente.

grave recesión Económica

El estado de alarma debido al coronavirus y la difícil situación económica internacional, sobre todo en el comercio con los Estados Unidos, ha provocado que la economía alemana entre en recesión. Según datos de la Oficina Federal de Estadísticas de Alemania, sobre todo han bajado los gastos de consumo privado, así como las inversiones en maquinaria, aparatos y vehículos. Ya en el primer trimestre de 2020, las pérdidas se calculaban en un 2,2 por ciento del producto interior bruto. Sin embargo, en comparación con otras grandes potencias europeas, Alemania todavía aguanta bien: en Francia, la segunda economía europea después de Alemania, entre enero y abril de 2020 la caída ha sido del 5,8 por ciento; en el caso de Italia, que ocupa el tercer puesto, la caída ha sido del 4,7 por ciento. Además, según los expertos, con este retroceso económico del primer trimestre aún no hemos tocado fondo. El Gobierno federal de Alemania se prepara para hacer frente a su mayor recesión desde la posguerra. El producto interior alemán bruto, según la previsión actual del Consejo de Expertos Económicos que asesora al Gobierno alemán, más conocido como "los cinco sabios”, encojerá en 2020 de un seis a un siete por ciento. A modo de comparación, en la crisis económica y financiera mundial de 2009 el producto interior bruto alemán cayó un 5,7 por ciento. Debido a la crisis del coronavirus, en Alemania también ha aumentado el paro. En junio de 2020 la tasa de desempleo era del 6,2 por ciento, es decir, 1,3 por ciento más alta que en junio de 2019, lo que representa alrededor de más de 640.000 desempleados que el año pasado.

Mundo laboral: soluciones híbridas, una nueva flexibilidad

Mientras que muchas personas tienen que aceptar pérdidas de ingresos o incluso temen perder su empleo, porque durante el estado de alarma se les redujo la jornada laboral, otros sectores de población trabajadora, por ejemplo, el de la alimentación o el sanitario, se ven expuestos a una mayor carga laboral y a un riesgo de infección especialmente alto. Para otra gran parte de población activa, su puesto de trabajo se instaló entre sus cuatro paredes con el teletrabajo. El servicio de microblogueo de Twitter fue una de las primeras empresas que ya a mediados de marzo envío a sus empleados a casa. Las oficinas permanecieron cerradas hasta septiembre de 2020, después los empleados decidieron si y cuándo volvían a la vida de oficina. Queda claro que el concepto de oficina, tal y cómo lo conocíamos, parece algo superado y que se imponen posibilidades más flexibles. Tal y como apunta un estudio de la empresa de recursos humanos Adecco, las condiciones de trabajo híbridas, en las que hay quien acude en la oficina, mientras que otros compañeros trabajan a pie de calle o teletrabajan, indican el camino a seguir. Además, muchos trabajadores han tenido que familiarizarse con nuevas tecnologías como, por ejemplo, las referentes a las videoconferencias, ¿serán necesarios aún así en un futuro los viajes de negocio o las reuniones presenciales? Se trata de una cuestión que influiría sobre la conducta de movilidad actual: disminuirían los atascos entre la periferia y el centro urbano, así como los vuelos internos entre semana. El estudio también demuestra que el coronavirus podría significar el final del típico contrato a tiempo completo de cuarenta horas, cuya aceptación además decae entre la población trabajadora: más de dos tercios (69 por ciento) preferirían un puesto de trabajo que se regulase según el resultado, es decir, que los contratos se basasen en el cumplimiento de objetivos acordados y no en un determinado número de horas.

comunicación: vuelve el consumo de televisión lineal

No es de extrañar que durante la pandemia aumentase el consumo de medios de comunicación. Los proveedores de noticias como la Deutsche Welle registraron una cifra récord de accesos a sus ofertas online. Las noticias en cualquiera de sus formatos fueron el producto estrella, se consumieron sin receta y por vía intravenosa. Según una encuesta de la empresa de telecomunicación Bereichs Media & Entertainment de la sociedad de consultoría Deloitte, el número diario de lectores de noticias online financiadas con publicidad aumentó un 35 por ciento. Además, aumentó el número de usuarios dispuestos a pagar por contenidos: el uso regular de contenido premium previo pago aumentó un 25 por ciento, mientras que las ediciones digitales de los periódicos, bien en PDF o como aplicación, subió un 31 por ciento. La televisión lineal volvió a la vida: según un 12 por ciento de los encuestados, en sus casas la tele se queda encendida por lo menos dos horas más que antes de la pandemia. Incluso ha hecho furor en grupos de jóvenes, caracterizados por el descenso continuo y palpable del consumo televisivo. Esta revitalización, sin embargo, no significó un perjuicio para el video on demand (VoD): casi la mitad de sus usuarios consumieron sin duda más contenidos que antes de que entrasen en vigor las medidas preventivas del coronavirus. También aumentó la demanda de radio entre un 30 por ciento de los encuestados. Sobre todo los podcasts han obtenido un impulso extra y han conseguido librarse de su estigma de nichos  hiperespecializados para friquis; además de ahondar mucho más en un tema que las clásicas noticias de televisión o de radio, han ganado puntos entre los usuarios por la información de fondo que ofrecen. No hay que olvidar que, debido a la amenaza de la pandemia, muchos usuarios han vuelto a los medios de comunicación tradicionales. Según un informe de la agencia de noticias Reuters, publicado en verano de 2020, dichas empresas gozan a día de hoy de mayor credibilidad que las redes sociales. La paradoja de la pandemia: a pesar del incremento del consumo de sus productos, muchas editoriales tienen serios problemas financieros porque sus ingresos de publicidad se han esfumado debido a la crisis.

el Mercado del arte se desplaza al ámbito online

La Art Fair Mannheim ha sido la primera feria de arte 100% virtual. El livestreaming, las emisiones televisivas o las visitas guiadas digitales son nuevas vías de comunicación que el mundo del arte utiliza desde la pandemia. Durante mucho tiempo, el sector clásico del coleccionismo observaba con escepticismo a los coleccionistas de arte del mundo de la economía y las finanzas que adquirían una obra por smartphone en vez de contar con su galerista de confianza. En este caso la crisis del coronavirus podría marcar tendencia, porque el comercio online ha ganando sin duda relevancia dentro del mercado del arte. Thomas Fischer, galerista berlinés, usa la plataforma BerlinViews.com para presentar a sus artistas: “La página web ofrece a unas veinticinco galerías de Berlín la posibilidad de mostrar a un artista de su cartera y de vender directamente sus obras”. Mientras que hay quien teme que esto podría significar el fin de descubrir a nuevas promesas en galerías alternativas, en espacios underground, en subculturas y escuelas de arte, dificultando el acceso de artistas jóvenes y desconocidos al mercado del arte, Fischer detecta el problema más bien donde realmente se mueve el dinero: famosas casas de subastas como Nagel de Stuttgart pasan apuros económicos, y más de una reconocida feria de arte ha tenido que ser cancelada, como la de Colonia, la de Bruselas o incluso en Suiza. La suspensión de otros eventos del gremio, como las vernisagges, no tiene tanta relevancia: “Para la mayoría de las galerías lo que cuenta es el trato con los interesados. Cultivar las relaciones resulta esnecial. El comisario de un museo no suele acudir a una vernisagge, sino que concierta una cita cuando le hace falta.” Según su experiencia, dice Fischer, el cierre provisional de muchos espacios culturales no ha menguado la capacidad creativa de los artistas.

Teatro: ¿cuánto dinero hace falta?

Este verano se reanudaron las actividades culturales en muchos lugares de Alemania manteniendo la distancia de seguridad y las medidas de higiene. Pero ya se trate de un festival al aire libre o de un concierto en un estadio abierto y manteniendo la distancia, de un espectáculo de pequeño formato celebrado en un espacio público o en una sala con apenas unas butacas para ocupar, las medidas preventivas significan menos ingresos y menor financiación para las producciones. Esta situación no afecta tanto a los teatros públicos como a los teatros privados, los espacios alternativos y los artistas independientes. Antes de la pandemia, en ningún lugar del mundo había tantos (en relación con el número de habitantes) teatros, museos y salas de concierto como en Alemania: 130 orquestas públicas sinfónicas y de cámara, alrededor de 6.800 museos, 40 salas de festivales y cerca de 7.000 festivales son el legado de una política cultural federalista. En Alemania, los gobiernos regionales son quienes se encargan de organizar las actividades culturales, y ahora mismo se ven abrumados por las crecientes cargas de la pandemia. “Cuando pase el coronavirus habrá que preguntarse: ¿Cuánto dinero queda para el teatro independiente? ¿Qué subvenciones podemos seguir ofreciendo?“, dice Julius Heinicke, experto en política cultural, en una conversación con Deutsche Welle. El gobierno federal destinará un presupuesto extra de aproximadamente mil millones de euros para reactivar la cultura entre 2020 y 2021. 

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