Canan Erek
VIAJE CONSPIRATIVO

Canan Erek
Canan Erek | Foto: privada

Canan Erek dejó Estambul por Alemania atraída por el Wuppertaler Tanztheater de Pina Bausch. En ese país estudió danza y coreografía y hoy trabaja con jóvenes y realizando proyectos en espacios públicos.

Canan Erek nació en Estambul, Turquía. A mediados de los ochenta, la entonces estudiante de periodismo vio por primera vez un video del Tanztheaters Wuppertal –“Café Müller” y Le Sacre du printemps – y tomó una decisión que cambiaría radicalmente su vida: abandonó sus estudios en Turquía, realizó un viaje conspirativo a Alemania, audicionó en la escuela superior de artes Folkwang en Essen y comenzó a estudiar danza en octubre de 1987.

Canan Erek nunca se acostumbró del todo a la estructura académica ni a la vida estudiantil del instituto, ubicado en una entonces deprimida área del oeste alemán. Tampoco tuvo mayor contacto con el estudiantado, que en ese tiempo ya era bastante internacional. Así, una vez obtenido su diploma en 1992, se trasladó a Berlín, donde acababa de caer el muro y donde estudiaba el que luego sería su marido. Su condición de estudiante le permitió obtener un permiso de residencia, y Erek se transformó en la primera extranjera de un país no socialista matriculada en la carrera de Coreografía de la Escuela superior de artes teatrales Ernst Busch.

En 1996 terminó su formación como coreógrafa y comenzó a trabajar en forma independiente. Berlín era entonces un hervidero de posibilidades, pero también una ciudad dominada por la incertidumbre, por lo que aceptó gustosa la oferta de asumir la dirección del Leipziger Tanztheater. Erek estuvo tres años a la cabeza de la compañía de danza teatro de Leipzig, cuyos orígenes están estrechamente ligados al movimiento de danza comunitaria de la RDA.

Desde entonces, su quehacer laboral ha seguido vinculado al área de la educación cultural. “El hecho de que yo también tenga así llamados antecedentes migratorios, me facilitó acceder a trabajos en ese ámbito “, dice Erek sin rodeos. Ese “bono turco” sin embargo, le imposibilitó el acceso a algunos programas de fomento. Es así que, siguiendo las prácticas de la época, el Goethe-Institut rechazó su postulación a un financiamiento para cubrir costos de viajes debido a que no tenía pasaporte alemán; un criterio que hoy día ya no existe.

Como sea, el ámbito de la educación cultural le ofrece un mayor radio de impacto social: “El trabajo con los jóvenes abre perspectivas muy diferentes.” En 2016 y junto a la productora berlinesa Inge Zysk, dio vida a PURPLE, un festival de danza internacional para público joven, cuya primera versión de 2017 fue un gran éxito. Actualmente, está trabajando en otros proyectos de danza en espacios públicos, tanto en edificios como áreas verdes. “La danza puede ser mucho más”, dice Erek. No por nada se vino ella precisamente por esa razón a Alemania en 1987, buscando otra danza que la que se ensañaba en las escuelas de Ankara y Estambul.

„REAL POSES“ (2013)