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Inversiones sustentables
Inversiones de capital verde como motor de crecimiento

La compañía Emmy se financia sobre todo con inversiones directas de particulares
Fondeo de patines del diablo eléctricos: La compañía Emmy se financia sobre todo con inversiones directas de particulares. | Foto (detalle): © picture alliance/SZ Photo/Alessandra Schellnegger

Las finanzas verdes no solo son cada vez más relevantes entre l*s inversionistas de capital: l*s inversionistas particulares de Alemania también quieren lograr un bien mayor con su patrimonio. La oferta de inversiones sustentables crece.

De Wolfgang Mulke

En muchas esquinas de Berlín hay patines del diablo eléctricos de un naranja brillante esperando nuev*s pasajer*s. La clientela los renta por medio de una app para ir a dar la vuelta. La compañía arrendadora, Emmy, veía muy prometedor el crecimiento del joven mercado de la movilidad compartida; iban a abrir en nuevas ciudades y ampliar su flota, o por lo menos esos eran sus ambiciosos planes antes del coronavirus. De momento, están reuniendo el capital para el crecimiento por medio de inversionistas particulares. Cada un* mete entre mil y diez mil euros en la joven empresa. Si todo sale bien, su inversión obtendrá por lo menos el 35% de intereses al terminar el plazo.

En el mercado de capitales, este tipo de ofertas son como arena en el desierto. Se busca dinero para campesin*s orgánic*s, para parques eólicos y centrales solares, plantaciones madereras o proyectos de desarrollo. Todos esos proyectos sustentables tienen algo en común: seducen por su alto rendimiento, pero las ganancias son todo menos seguras, pues por lo general se trata de deuda subordinada o de fondos cerrados. Eso significa que si la idea del negocio no prospera, en el peor de los casos se corre el riesgo de perder todos los ahorros.

Pero estas formas de fondeo por medio de plataformas de internet tan solo son el retoño más exótico de un creciente mercado de inversiones sustentables. Cada vez más ahorrador*s están hasta la coronilla con la conducta del sector financiero convencional y no lo quieren apoyar con sus ahorros; quieren que su dinero se use para financiar negocios limpios. Para eso han surgido muchas ofertas, y la curva de crecimiento se ve cada vez más empinada.

La corrupción y la violación a los derechos humanos son tabú

Pero ¿qué se esconde exactamente tras esta idea de sustentabilidad en las finanzas? En principio, el sector financiero entiende por ello que, por ejemplo, para un fondo de acciones solo se elegirán empresas que cumplan con criterios ASG: ambiental, social, gobernanza. Contrario a lo que sugiere el concepto, no se trata de criterios estrictos, sino de pautas generales. La falta de estándares comunes es un problema en el sector, y la Comisión Europea lleva años trabajando en un catálogo de criterios. En resumen, los criterios ASG consisten en averiguar si una empresa se preocupa por el medio ambiente y el clima, si tiene condiciones laborales socialmente justas y si puede demostrar una buena gestión empresarial. Sobre esa base, los proveedores de inversiones sustentables y las calificadoras especializadas desarrollan requisitos concretos para sus inversiones, que a veces incluyen más de cien puntos concretos.

Pancarta de protesta del movimiento Occupy en Fráncfort, 2011 Cada vez más ahorrador*s particulares están en desacuerdo con las prácticas de negocios de los grandes bancos y se preocupan por las consecuencias sociales y ecológicas de sus inversiones: pancarta de protesta del movimiento Occupy en Fráncfort, 2011. | Foto (detalle): © picture alliance/imageBROKER/Uwe Kraft La revista del consumidor Finanztest consultó los criterios de descalificación más importantes para las sociedades de inversión. Los negocios con energías fósiles, en particular las termoeléctricas de carbón, son los tabús más comunes. La energía nuclear, la producción de armamento, la destrucción del medio ambiente, la violación a los derechos humanos y laborales, la corrupción, el tabaco, la pornografía y los juegos de azar también están en muchas listas. Algun*s inversionistas van aún más lejos y no solo descartan empresas particulares, sino que les exigen un mejor desempeño a las restantes. Así, los bancos o las sociedades de inversión que se atienen al principio de “lo mejor de su tipo”, solo invierten en empresas líderes en su ámbito o que, por ejemplo, tengan resultados ambientales, sociales o de gobernanza particularmente buenos. Por otra parte, con ese “compromiso”, l*s administrador*s de bienes hacen valer su influencia como proveedores de capital en las empresas y las obligan a promover una economía más sustentable, ya sea en sus consejos generales o en comunicación directa con la junta directiva.

De la cuenta de ahorros al fondo de pensión

En 2019 se invirtió un total de 269,300 millones de euros en inversiones sustentables en Alemania. En comparación con el gasto total de l*s aleman*s, sigue siendo una cifra baja: la porción del mercado de los fondos sustentables es de apenas el 5%. Sin embargo, es un mercado en crecimiento. L*s profesionales —es decir, l*s inversionistas institucionales, como fondos de pensiones y aseguradoras, al igual que las instituciones religiosas— son motores de ese desarrollo; de ell*s proviene la mayor parte del capital invertido. Sus argumentos son sobre todo racionales: las empresas sustentables son menos susceptibles a las crisis y van a beneficiarse de las medidas ambientales futuras. De hecho, en las últimas grandes crisis, a los fondos sustentables les ha ido mejor que a los convencionales.
 
El segundo motor de desarrollo son l*s inversionistas particulares, para quienes las consecuencias sociales y ecológicas de sus inversiones cada vez importan más. Según el Foro de Inversiones Sustentables (FNG, por sus siglas en alemán), en 2018 invirtieron 9,400 millones de euros en fondos sustentables; al año siguiente, la cantidad de inversiones casi se duplica, con 18,300 millones de euros. L*s ahorrador*s pueden orientarse con el sello del FNG, que se otorga según requisitos éticos y ecológicos. En 2020, más de cien fondos recibieron la distinción. También en algunas aseguradoras, l*s client*s pueden elegir invertir en fondos sustentables.
 
Los bancos sustentables invierten, por ejemplo, en parques eólicos Los bancos sustentables se preocupan por un uso limpio del patrimonio de sus client*s e invierten, por ejemplo, en parques eólicos o solares. | Foto (detalle): © Adobe Sin embargo, las inversiones sustentables se facilitan sobre todo con los alrededor de doce bancos sustentables de Alemania. Estos ofrecen todos los servicios bancarios imaginables, desde la tramitación de pagos diarios hasta fondos de pensiones, y garantizan un uso limpio del patrimonio de sus client*s. Un ejemplo es el Gemeinschaftsbank für Leihen und Schenken (GLS-Bank), que tiene raíces en el movimiento antroposófico. Sus client*s pueden decidir si sus inversiones se usan como crédito para proyectos sociales, para energías renovables o para otros “buenos” propósitos. Un consultor independiente se encarga de comprobar el cumplimiento de los estrictos criterios del banco. El Instituto también ha creado varios fondos de inversión que solo invierten en sociedades anónimas que cumplan estándares sociales y ecológicos. Su fondo de inversión Universal, junto con Superior 6 Global Challenges, de Security KAG; Global Equities Impact, del banco sustentable neerlandés Triodos, y Global Challenges Index, de Warburg Invest, fue considerado uno de los cuatro fondos más sustentables de 2020 por la Fundación Warentest.

El UmweltBank será de interés para quienes el combate al cambio climático sea particularmente importante. Financia proyectos ambientales, desde parques eólicos hasta explotaciones vinícolas, y concede, por ejemplo, mejores condiciones crediticias para construir casas ahorradoras.

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