Bernd y Hilla Becher
La mirada insobornable
Torres de extracción, gasómetros, altos hornos: los vestigios de la cultura industrial fueron los motivos preferidos por Bernd y Hilla Becher. Al mismo tiempo, marcaron a varias generaciones de exitosos fotógrafos alemanes.
Bernd Becher nació en Siegen en 1931. Durante su infancia vivió de cerca la industria pesada que funcionaba a todo vapor en las cuencas de los ríos Sieg y Ruhr. En la antigua región de minas y cabañas, las chimeneas lanzaban humo y los martillos zumbaban. El aire espeso y el hollín les causaban malestar a los visitantes; para los locales, ese entorno era parte de sus vidas y la señal de que la potencia económica de la región se encontraba intacta. Cuando en 1957 se cierra la mina “Eisenhardter Tiefbau”, Bernd Becher, ya graduado en diseño gráfico, se propone dibujar las instalaciones. Lo que quiere es retener con precisión cada detalle para proteger del olvido lo que durante décadas representó la fuerza motriz de la zona. Pero el desmantelamiento de la mina avanza a una velocidad imposible de seguir con el dibujo y Bernd Becher decide recurrir a una cámara fotográfica.
La sobriedad en lugar del dramatismo
Muchos graduados retomaron el trabajo con las tipologías. Ruff, por ejemplo, a través de los retratos de amigos y la pornografía de internet; Candida Höfer muestra bibliotecas, Struth observa a las personas mientras observan arte. La renuncia de los Becher al color y los grandes formatos ayudó a que los jóvenes encontraran caminos propios con más facilidad: con copias a color de dimensiones hasta entonces desconocidas, los estudiantes hicieron escuela. El impetuoso desarrollo de la elaboración digital de las imágenes abrió también nuevas posibilidades. Ruff tomó este desarrollo como parte de sus reflexiones sobre el medio de la fotografía, mientras que Gursky transformó sus tomas en composiciones abstractas por medio del ordenador. Pocos de los alumnos abandonaron el camino de la sobriedad marcado por los Becher. Elger Esser fue uno de ellos: sus últimas imágenes de paisajes franceses recuerdan al pictoralismo romántico. Esser pertenece a la nueva generación de graduados de la Escuela Becher, junto a otros artistas como Bernhard Fuchs, Simone Nieweg o Jörg Sasse.
Los objetos cotidianos se transforman en joyas
Muy poco después de la caída del Muro, Laurenz Berges tomó fotografías en cuarteles rusos abandonados en Alemania Oriental. Las imágenes mostraron su interés tipológico por los rastros de la vida en espacios y edificios abandonados. Con el laconismo y la objetividad de sus profesores, Berges fotografía los colchones sucios en los rincones, los visillos de las ventanas amarillentos y todos los restos que la ruina corroe con prisa. Sin embargo, las imágenes de Berges no caen en la melancolía: el artista la desbarata a través de recortes perfectos que operan con una estética material.