Cine para jóvenes / Apta para todos Puntito y Antón, un homenaje a Erich Kästner

Los padres © Bavaria Film / Lunaris Film

Sábado 06 de Abril, a las 3p.m.

Goethe-Institut Perú

Dirección: Caroline Link, 1999, Eastmancolor, 109 min

Puntito y Antón
A partir de una novela de Erich Kästner


Dirección: Caroline Link
1999, Eastmancolor, 109 min,
Subtítulos en español
Ingreso libre, sin inscripción
Apta para todos


2024 se cumplen 50 años desde que falleciera el escritor, poeta y guionista Erich Kästner. 

Nueva versión actualizada de esta gran novela de Erich Kästner. Anton (10) crece sin padre. Cuando la madre se enferma, él hace su trabajo. Annaluise es hija de padres ricos. Pero sus padres no tienen tiempo para ella. El chico y la chica intentan juntar dinero para una cura de reconvalescencia para la madre de Anton. Al final salen todos juntos de viaje para pasar unas felices vacaciones

Más sobre la película

Anton, un chico de diez años crece sin padre. Cuando se enferma su madre, Anton se hace cargo de su trabajo en una heladería. Esto sin embargo no deja de tener consecuencias para el rendimiento escolar. Cuando el profesor Bremser lo quiere castigar además por una pelea, la amiga de Anton, Luise Pogge, "Pünktchen", que tiene la misma edad que Anton, toma la iniciativa e informa al profesor sobre los problemas del chico. Anton teme que si se da a conocer el trabajo nocturno que realiza a diario, él y su madre perderán el trabajo que necesitan indispensablemente por motivos económicos.

Annaluise es hija de padres ricos. El padre es un cardiólogo exitoso y al igual que la madre, no tiene tiempo para su hija; la Señora Pogge es Presidenta de una organización de benevolencia, en nombre de la cual pasa la mayor parte de su tiempo viajándo por países extranjeros. Habla en tono entusiasta de la asistencia en favor de niños del tercer mundo, con los cuales se deja fotografiar para salir en las primeras páginas de la prensa amarilla y no quiere darse cuenta que su hija se siente más y más deprivada del calor materno. La familia lo compensa con una villa lujosa con una ama de casa y un Au-Pair que se ocupan de la chica.

Anton sueña con poder ofrecerle a su madre una cura de reconvalescencia a orillas del mar. En su desesperación roba en la villa de los Pogges un valioso encendedor, lo cual pone en una situacion delicada a él y a su madre. Luego el chico roba un coche para buscar a su padre pero este intento de fuga termina al poco tiempo. Annaluise intenta ganar dinero cantando en los túneles subterráneos del metro. Finalmente es Carlos, un empleado de la heladería, que con una llave robada, entra en la villa para robarla. Gracias a la advertencia de Anton el ladrón puede ser derrotado y apresado por el ama de casa. Al final todos se reconcilian: Annaluise y sus padres, Anton y su madre y todos juntos salen de viaje para pasar las vacaciones en el Mar del Norte. Es por primera vez que la pequeña niña dice: "soy feliz!"

La película infantil de Caroline Link PÜNKTCHEN UND ANTON (ANNALUISE Y ANTON) es la segunda adaptación de la novela del mismo nombre de Erich Kästner (1899 - 1974), que fuera publicada por primera vez en 1931. La primera película de Thomas y Erich Engel del año 1953 seguía de una manera comparablemente estricta al texto original, mientras que Caroline Link ha transpuesto la novela consecuentemente a la realidad actual y liberado el texto sobre todo de sus exagerados mensajes y sentencias pedagógicas y morales, que a lo largo de las décadas han perdido su actualidad.

"Si se plantea la historia en la actualidad, se hacen necesarios algunos cambios. La figura de la institutriz severa y estricta, responsable de la educación de los niños casi ya no existe más. Es por ello que he sustituído a la institutriz por un Au-Pair francés. Además no me gustó mucho el personaje de la arrogante y poco cariñosa Señora Pogge, tal como se presentaba en la obra de Kästner. He intentado recalcar que en la madre de Annaluise se tiene una mujer de la alta sociedad que intenta desesperadamente darle sentido a su vida, perdiendo a veces de vista las necesidades reales de su propia hija." (Caroline Link)

El guión modifica de manera consecuente la profesión de los adultos y los adapta a la realidad actual, al igual que las escenas y los requisitos. Una vez la madre de Annaluise incluso manda una "carta vidéo" de Ouagadougou: un cassette VHS, que presenta a la Señora Pogge, rodeada de niños negros, explicando de una forma casi soberbia: "estos niños no tienen a nadie que se ocupe de ellos!" Que la propia hija, que echa de menos el cariño materno escuche la frase con sentimientos ambivalentes es algo que la Señora a penas puede imaginarse.

Al principio durante las primeras escenas se ve como los niños están saltando sobre un trampolín: desligados, casi ingrávidos; pero la mera disolución de la secuencia muestra que el deseo de una vida juguetona rápidamente encuentra sus límites: Anton tiene que irse para ganar dinero; Annaluise se siente sola sin su pequeño amigo porque la riqueza de los padres no puede sustituir la falta de cariño - incluso si la madre está convencida de que la hija tiene todo lo que un niño pudiera desear.

Sin su Happy End habría sido una historia bastante amarga; Caroline Link le ha dado a la historia un caracter suave y entretenido, por lo menos visto superficialmente, y a veces domina incluso un carácter cómico: el ama de casa de la familia Pogge que abate al ladrón Carlos con una sartén, esta secuencia se convierte en un mero slapstick. Lo esencial consiste en que la directora interrumpe el correr de los sucesos una y otra vez para dar espacio a pequeños números musicales, en los cuales los intérpretes - casi siempre es Annaluise - bailan y cantan delante de la cámara. La crítica cineasta alemana no ha celebrado unanimemente estos elementos adicionales, pero quizás estas interrupciones constituyen un método sensato para no abusar de la capacidad de concentración de un público infantil, sino al contrario, animar nuevamente con pausas dramatúrgicas entre el gran número de motivos fílmicos.

De Hans Günther Pflaum

 

Regresar