Escuela de Fráncfort  El diseño de una nueva sociedad

Un monumento en el campus de la Universidad Goethe de Fráncfort conmemora al filósofo Theodor W. Adorno: una mesa, una silla, una lámpara, un metrónomo y un atril para libros en una vitrina.
Un monumento en el campus de la Universidad Goethe de Fráncfort conmemora al filósofo Theodor W. Adorno: una mesa, una silla, una lámpara, un metrónomo y un atril para libros en una vitrina. Foto (detalle): © picture alliance/dpa/Arne Dedert

El Instituto de Investigaciones Sociales (IfS), conocido internacionalmente como la “Escuela de Fráncfort”, fue fundado hace 100 años. Sus representantes más importantes aún dan forma a la comprensión de la sociedad actual. Quizás su legado más importante: el mensaje de que otro mundo es posible.

En la primavera de 1923 se fundó en Fráncfort del Meno, Alemania, un instituto de relevancia internacional que daría forma a las teorías sociales de izquierda hasta el día de hoy: el Instituto de Investigaciones Sociales, o IfS para abreviar. Aquí se reunió un grupo de científicos, cuyos trabajos y teorías se han enseñado desde entonces exhaustivamente en las facultades universitarias de ciencias sociales. Sobre todo Theodor W. Adorno, pero también Max Horkheimer –quien asumió la dirección del instituto hacia 1930–, el teórico cultural Walter Benjamin, el psicólogo social Erich Fromm y el sociólogo Herbert Marcuse dieron forma al IfS. Sobre todo, dejaron un legado: la convicción de que otro mundo es posible y el llamado a cuestionar críticamente, una y otra vez, nuestras estructuras sociales.

Investigación marxista en vez de nacionalsocialismo

Corrían tiempos muy particulares cuando se fundó el IfS hace 100 años como una institución de investigación independiente de la Universidad Goethe de Fráncfort. El ascenso del nacionalsocialismo ya comenzaba a la sombra de la República de Weimar: dos años antes, Adolf Hitler había sido nombrado líder del partido NSDAP, y unos años más tarde estallarían violentas luchas callejeras entre comunistas y nacionalsocialistas. La orientación original del IfS también debe verse en este contexto: financiado por la fundación privada del marxista confeso Felix Weil, el objetivo de la institución era investigar el movimiento obrero y cuestionar la sociedad capitalista. Específicamente, debería tratarse de seguir las teorías marxistas, sobre una base científica, independientemente de la política.

La perspectiva cambió en el transcurso de los años siguientes; en lugar del marxismo ortodoxo, el enfoque pronto se centró en la crítica sociofilosófica interdisciplinaria de la sociedad. Los investigadores se ocuparon del capitalismo, la acción racional o los motivos por las que las personas caen presa de ideologías fascistas. Temas que correspondían a la situación social de esa época, pero no necesariamente al equilibrio político del poder. Por lo tanto, los científicos de los primeros días del IfS no pudieron quedarse en Fráncfort por mucho tiempo. Poco después de que Hitler llegara al poder en 1933, el instituto fue cerrado a causa de sus “actividades antiestatales”. La mayoría de los empleados, muchos de ellos judíos, emigraron a los Estados Unidos y fundaron el IfS por segunda vez, esta vez en las instalaciones de la Universidad de Columbia en Nueva York. En 1949, Adorno y Horkheimer, y con ellos el instituto, regresaron a Fráncfort.

Teoría Crítica: análisis de las relaciones de poder

Mientras tanto, surgió la teoría que se abrió paso en la sociología como “Escuela de Fráncfort”: la teoría crítica. Horkheimer la mencionó por primera vez en un ensayo en 1937, y pronto fue adoptada por los intelectuales de la Escuela de Fráncfort. La atención se centra en un análisis social interdisciplinario que va más allá de los dogmas marxistas de la economía política y también incluye cuestiones sociopsicológicas. Hoy, el enfoque se describiría como una visión holística de las relaciones sociales de poder.

Hoy, el enfoque se describiría como una visión holística de las relaciones sociales de poder.

La teoría crítica experimentó un apogeo durante las revueltas estudiantiles a fines de la década de 1960, pues los estudiantes se esforzaron principalmente por un marxismo no dogmático. Pero los intelectuales del IfS estaban alienados del movimiento. Rechazaron su rebelión contra la sociedad en general y, sobre todo, la defensa de la violencia por algunas partes del movimiento. Los objetivos de ambos grupos eran bastante compatibles: elaborar la barbarie nacionalsocialista y liberar a la gente de la dominación capitalista. Durante este tiempo, el filósofo social Jürgen Habermas se convirtió en el líder intelectual de la segunda generación de la Escuela de Fráncfort. Ahora, con más de 90 años, todavía lleva sus críticas de las condiciones sociales al debate público.

Mercado, bien común y comunidad: temas que siguen vigentes hoy

Los investigadores de la Escuela de Fráncfort analizaron muchos temas, incluidos el arte, la literatura, la música, la política, la ciencia y la cultura. Un aspecto importante de su trabajo fue la crítica de la cultura dominante y la industria del entretenimiento, que consideraban un medio de control social. Otro aspecto importante siempre fue su análisis de cómo funciona el capitalismo. Argumentaron que el capitalismo es una fuente de desigualdad social y opresión que conduce a la alienación y la esclavitud. Criticaron la sociedad de consumo, en la que los intereses del mercado se acercan cada vez más a las necesidades personales, y exigieron una forma alternativa de ver la economía, que esté orientada hacia el bien general y la comunidad. Son temas que siguen siendo relevantes hoy, o especialmente hoy. Eso incluso a pesar de que los protagonistas de entonces renunciaran a sus propias nociones del mundo ideal y se contentaran con criticar las condiciones existentes, lo que a veces les valió la acusación de trabajar destructivamente.

Exigieron una forma alternativa de ver la economía, que esté orientada hacia el bien general y la comunidad.

Según explica el actual director del instituto, Stephan Lessenich, hasta el día de hoy el IfS realiza investigaciones en el espíritu de la teoría crítica, realiza análisis sociales y desarrolla planes sociales,. Se trata de diseñar el futuro y cuestionar: “¿Qué está sucediendo realmente en este momento? ¿En qué dirección van los desarrollos sociales?” Hoy, el instituto se ocupa de la democracia en tiempos de digitalización, roles de género y migración.

La Escuela de Fráncfort dejó como legado una actitud crítica ante las condiciones imperantes y señaló que “otro mundo es posible”, dice Lessenich. Mostró que “las limitaciones sociales que encontramos en todas partes en nuestra vida cotidiana son, en última instancia, limitaciones autoimpuestas: todo esto todavía se aplica hoy y también inspira la investigación actual en el instituto”. Pero también hay una tarea asociada: “La tarea de formular preguntas amplias que muchos ni siquiera quieren escuchar, y mucho menos intentar responder”.

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