Series alemanas  Crooks

Frederik Lau como Charly y Christoph Krutzler como Joseph en la serie original de Netflix Alemania «Crooks». © 2024 Netflix, Inc.

Con Crooks, Marvin Kren reúne los nombres más grandes de 4 Blocks en un entretenido híbrido entre película de ladrones y road movie. De Berlín a Viena, pasando por Italia hasta Marsella, la serie avanza a través de innumerables giros inesperados y diálogos intensos.

Vacaciones soñadas, pero con violencia

Inspirada en el verdadero robo de una moneda de oro valuada en más de tres millones de euros del Museo Bode de Berlín, la serie Crooks comienza con un ataque similar para robar una antigua moneda de oro. Los ladrones pertenecen al “clan” Al-Walid de inmigrantes árabes en Kreuzkölln, como se conoce orgullosamente a la intersección entre los distritos de Neukölln y Kreuzberg. Lo que los Al-Walid no saben es que un traidor entre ellos ha informado a un sindicato criminal de Viena sobre el escondite de la moneda.
Por su parte, los vieneses han enlistado a un grupo de albanos para llevar a cabo el trabajo sucio en Berlín, es decir, chantajear al reformado ladrón de cajas fuertes y exconvicto Charly Markovic (Frederick Lau) para que entre al sótano de los Al-Walid. Los mafiosos de Vienna también envían a Joseph Muckstein (Christoph Krutzler), la oveja negra del grupo, a Berlín para recoger la moneda.

Pero espera, hay más. En Crooks siempre hay más. El primer episodio, que dura 66 minutos, es como una película de ladrones corta, en la que el meticuloso plan inevitablemente sale muy mal. El robo termina con la muerte de uno de los Al-Walid, mientras el resto del clan jura venganza, y los albanos eliminados. Charly huye a Viena con Joseph con la esperanza de usar la moneda para salvar la vida de su esposa Samira (Svenja Jung) y de su hijastro Jonas (Joseph Tittel). Por si fuera poco, Charly le dice a Samira que se lleve a Jonas y que se escondan en Marsella con la protección de Rami (Kida Khodr Ramadan), su antiguo compañero de celda en una prisión francesa.

Todos los caminos llevan a Marsella. Viena estalla contra Charly y Joseph, así que emprenden huyen, primero a Italia, luego a Francia. Es un viaje infernal por carretera, salvo que todos los paisajes son increíblemente pintorescos, y se desarrolla una especie de amistad cautelosa entre Charly y Joseph. Los Al-Walid y la mafia de Viena los persiguen, y en Marsella esperan, en el extremo inferior de la escala criminal, los traficantes argelinos aliados con los Al-Walid y, en el extremo superior de la criminalidad, “los corsos”, dirigidos por una gran dama llamada Griselda (Virginie Peignien).

Como una liga premier de tipos malos

Gran parte del atractivo de Crooks es la variedad de tipos criminales que quieren la preciada moneda. Después de 4 Blocks, ningún thriller en lengua alemana está completo sin un grupo de inmigrantes del sudeste de Europa o de Oriente Próximo, de sangre fría y cabeza caliente a la vez, y propensos a fruncir mucho el ceño. Aquí tenemos a los Al-Walid, con la vieja guardia de Hassan (Erdal Yildiz), aferrado a las nociones tribales de honor, y a una generación más joven, casi inevitablemente corrompida, representada por el cocainómano Tarek (Nima Yaghobi, conocido como Nimo en el mundo del rap).

Crooks muestra una imaginación mucho más florida con los mafiosos de Viena, por ejemplo, Red (Karl Welunschek), el dueño de un burdel y supuesto capo, un hombre tosco y vil al que le gusta gritar “¡Yo decido quién [tiene sexo] en Viena!”, solo que él lo dice de forma más cruda. La pesadilla de su existencia es su hijo, Rio (Lukas Waltz), un petimetre gótico cuya incompetencia en actuar rudo demuestra cómo los peligros del nepotismo alcanzan llegan incluso al crimen organizado. Finalmente —y ciertamente menos importante—, hay un trio de sicarios neonazis que, después de hacerlos parecer temibles, resultan ser cómicamente ineficaces, lo cual puede ser una astuta broma por parte de los creadores de la serie.

Tantos acentos, tantos criminales enfrentándose; el elenco es un auténtico espacio Schengen de tipos rudos. Algunas de las caras más familiares se despiden antes de tiempo, y de forma violenta, lo que desorienta a la audiencia, y abre espacio para el vínculo entre Charly y Joseph. El siempre confiable Frederick Lau, de cara escarpada, interpreta a Charly de forma astuta, lo que le permite sorprendernos cuando sale a la luz su pasado criminal. Pero el verdadero hallazgo, y lastre, de Crooks es Christoph Krutzler en el papel de Joseph, fornido y de ojos tristes. Como el hijo bastardo, ridiculizado y no reconocido de un jefe del crimen moribundo, Joseph está atrapado haciendo de chófer de chicas de compañía cuando lo vemos por primera vez. Eventualmente, el alcohol liberará al Hulk que lleva dentro, y la moneda de oro despertará su lado más caprichoso.

Gib Gas, Mann!

El guion da la impresión de que Kren y los cocreadores Benjamin Hassler y Georg Lippert se desafiaron a sí mismos a crear una narrativa llena de suspenso. En un momento, Charly y Joseph están evitando un ataque en el campo austriaco, y apenas treinta minutos en pantalla después están tratando de salir de un club nocturno en Italia. Esta máquina de movimiento perpetuo solo empieza a fallar cuando la historia vira hacia Samira y Jonas, quienes tienen que eludir a los malos en Marsella, una subtrama que empieza a sentirse como relleno. Como casi cualquier serie de streaming hoy en día, Crooks podría sobrevivir con un episodio menos.
 


El verdadero encanto de la serie es su estructura de viajes con tiroteos. En los primeros capítulos, los bulevares pulcros y vacíos de Viena contrastan con los sucios y abarrotados distritos de Wedding y Kreuzkölln en Berlín. Más tarde aparecen las gloriosas tomas de Charly y Joseph conduciendo a toda velocidad por la costa italiana, con europop festivo en el estéreo del coche para aumentar el ambiente viajero.

Lo mejor de todo es cuando la serie llega a Marsella. Parece que, de forma comprensible, los creadores austriacos quedaron fascinados por la luz mediterránea. Espolvoreadas a lo largo de los últimos capítulos, tenemos tomas de una belleza casi sorprendente, como cuando los personajes están en una terraza con vistas a la ciudad durante la hora dorada, o como cuando los traficantes argelinos se pasean en lo alto de su improbablemente pintoresca banlieue a las orillas de una colina entre los rescoldos de la luz del día. Estos momentos son todo lo que se necesita para seguir viendo, tanto como los giros y cambios de la trama.

“Crooks”

  • Ocho capítulos, de aprox. 45-60 minutos cada uno.

  • Protagonistas: Frederick Lau, Christoph Krutzler, Svenja Jung, Jonathan Tittel, Erdal Yildiz, Kida Khoda Ramadan

  • Creadores: Marvin Kren, Benjamin Hessler, Georg Lippert

  • Directores: Marvin Kren, Cüneyt Kaya

  • Productora: W&B Television GmbH, 357 Films

Mira “Crooks”

En todo el mundo por Netflix

También le puede interesar